lunes, 31 de agosto de 2015
Acabar con la estupidez colectiva
Interiorizar y exteriorizar. Según el diccionario interiorizar tiene dos acepciones principales. Reservar los propios sentimientos o incorporar a la propia manera de ser, de pensar y de sentir, ideas o acciones ajenas. Exteriorizar por el contrario es revelar, sacar algo del interior al exterior. Sean sentimientos o ideas.
¿Cuántas veces en la izquierda se ha achacado el fracaso ante cualquier situación por la falta de interiorización de esta u otra teoría, de esta u otra táctica, de esta u otra idea?. En realidad, siempre que aparece el problema de la “interiorización”, lo que ocurre es precisamente lo contrario, que no ha existido suficiente exteriorización previa por lo que el proceso de interiorización no da resultados convincentes. Por lo que al final solo queda resignarse y echar balones fuera. La culpa es “de la gente”.
El problema de la interiorización – exteriorización es intrínseco a toda forma organizativa. Ya sea la disciplina más férrea del centralismo-democrático o el asamblearismo mas laxo.
Decía Lenin, firme defensor del centralismo-democrático, que una estructura centralista-democrática no funciona como debe de funcionar si un ministro de economía no es capaz ni tiene la voluntad a la semana siguiente de ser cocinero y a la inversa. Es decir, sin una preparación y rotación constante de responsabilidades y tareas. Que de lo contrario solo se genera burocracia y camarillas. Y vaya que si tenía razón ya que la propia historia del movimiento en el que el mismo participó a parte de con el tiempo ser fiel reflejo de ello no le hizo mucho caso en ese sentido.
El caso es que el centralismo-democrático funciona a todo gas y con máxima eficiencia cuando se produce esa situación de la que hablaba Lenin, aunque desgraciadamente en no demasiados ejemplos internacionales ha ocurrido. En la mayoría de las ocasiones donde el centralismo-democrático ha funcionado bien lo ha sido simplemente porque se ha producido rotación forzada, cumpliéndose lo que expresaba Lenin por la fuerza de la necesidad. Es decir, que los puestos en la cúspide de la jerarquía estructural han sido aprisionados o asesinados por el enemigo cíclicamente, y la militancia estaba y había sido preparada.
Con el asamblearismo radical ocurre tres cuartas partes de lo mismo. Si toda la asamblea no tiene una preparación adecuada y cada cual no es capaz de realizar muy diversas tareas y además rotarse en ello, la burocracia y las camarillas aparecen de la misma manera.
¿Y qué tiene que ver esto con interiorizar y exteriorizar?. Pues todo, porque una estructura, no importa de que modelo organizativo esté hecha, anquilosada por la burocracia, las camarillas y los daños colaterales que esto supone, va perdiendo la inteligencia colectiva y va ganando en ensimismamiento. Y este ensimismamiento produce que el interiorizar se superponga y vaya antes del exteriorizar. Cuando es al contrario. Primero se exterioriza en el proceso de inteligencia colectiva y se llega a una síntesis, para luego a través de nuevos proceso de inteligencia colectiva mediante la exteriorización llegar a nuevas síntesis. Cuando la interiorización viene primero, la estructura se convierte en una iglesia. Con su biblia, papa, curas, monaguillos y confesionario, sin olvidar el cielo y el infierno.
Cuando el proceso de inteligencia colectiva flaquea, aparece el “pensamiento de grupo”, o lo que es lo mismo, la estupidez colectiva. Una explotación negativa de la tendencia al gregarismo y un uso pervertido o inexistente del método de crítica y auto-crítica que además ha sido históricamente una de las bases de todo retroceso o derrota de la izquierda, de procesos de liberación nacional y social o revolucionarios.
Que se abra paso la inteligencia colectiva no solo es un remedio eficaz contra el pensamiento de grupo sino que es la manera más efectiva de avances en procesos de liberación. La inteligencia colectiva se alimenta tanto del acuerdo como del desacuerdo, del pensamiento crítico, de esquemas diferenciados que promuevan creatividad, de relaciones simétricas en el colectivo, de la estimulación a procesar críticamente en lugar de solo recibir información, del consenso, de la oposición y de la cooperación entre todos estos factores. Es decir, de la exteriorización previa a la interiorización.
Autor: Borroka garaia da!
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