En la época actual del imperialismo, fase
superior del capitalismo, las empresas y la burguesía dejan de tener un
carácter progresista típico de sus inicios y pasan a asumir un rol
reaccionario y parasitario propio de un sistema de mercado en
descomposición. El período en que muchos pequeños productores convivían
en un mercado de competencia perfecta se ha dejado atrás, en la
actualidad son las grandes compañías y monopolios los que dominan. No
existiendo posibilidad de volver a esos tiempos en que el capitalismo
significaba progreso y desarrollo.
De esta situación hay muchos ejemplos
empresariales. Con motivo de la reciente salida a bolsa de Naturhouse,
el pasado 24 de abril, decidí hacer un breve análisis de esta compañía,
para ilustrar hasta que niveles se puede llegar con el fin de maximizar
el beneficio.
Naturhouse es una multinacional de
tiendas de nutrición y dietética presente en muchos países: España,
Francia, Portugal, México, Venezuela, Panamá, Rusia, Ucrania, Colombia,
Tunisía… Esta firma ha logrado fuertes crecimientos anuales de ventas y
beneficios en las dos últimas décadas, gracias a la mayor preocupación
existente en relación al control del peso y a la liberalización en 1991,
que permitió eliminar la obligación de registrar cada producto
dietético individual que se vendiera. La empresa supo acertadamente
ampliar su mercado de las personas enfermas a las sanas para incrementar
su negocio.
Su carrera de éxitos sin embargo también
esconde bastantes sombras. En los últimos años ha sufrido fuertes
críticas y denuncias. Así la AEDN (Asociación Española de Dietistas y
Nutricionistas) ,en 2008, la denunció por no disponer en todos sus
centros de personal cualificado: “en muchísimos centros no hay
nutricionistas y dietetistas titulados según el artículo 102.G de la Ley
de Ordenación de las profesiones sanitarias”. FACUA, organización de
consumidores española, señaló que la empresa incumplía la normativa de
publicidad sanitaria al aportar testimonios en sus anuncios, hecho que
está prohibido. Como muestra en un panfleto ponía: “en unas semanas te
sentirás una persona renovada, como Silvia, que pasó de una talla 48 a
la 38, o María que se deshizo de esos 6 kilitos que tanto le molestaban,
o Swan, que perdió 38 kilos”.
Los usuarios de sus servicios y productos
critican que prime el negocio sobre la salud, que no se hagan
adaptaciones en las dietas y no se ofrezcan explicaciones como variar.
Los productos dietéticos en su mayoría son inocuos y no han demostrado
que sirvan para bajar de peso. Además los precios son superiores a la
competencia por el hecho de que forman parte del “Método Naturhouse”.
La estrategia de precios de la empresa le
permite obtener altos márgenes. En concreto su margen Ebitda es de un
35,2%, el más elevado en su sector. La tasa de plusvalía, parte que se
queda el burgués del valor añadido por el trabajador, se mantiene
elevada y con tendencia creciente si en 2013 representaba un 48,36%, en
2014 supusó el 65,10%. Esto si lo traducimos en horas de jornada laboral
nos da como resultado que en 2013 el trabajador solo requería 4,13
horas para ganarse el sueldo y en 2014 únicamente 2,79 horas. Es decir
en 2014 cada día que trabajaba un trabajador de Naturhouse dedicaba las
primeras 2,79 horas para cubrir su salario y las restantes, 5,21 horas,
para la compañía. En resumen esto nos da a entender que las grandes
compañías se saltan las leyes burguesas y saquean tanto a sus clientes
como a sus trabajadores.
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