Es obvio que la lucha contra la ideología dominante es una tarea titánica.
Para los medios sistémicos, la izquierda anticapitalista o no existe
o, cuando se la menciona, es siempre para resaltar lo negativo o para
tergiversar maliciosamente su línea y praxis política (con una
excepción: cuando tales medios te dan bola para usarte de tonto útil en
alguna oscura y algebraica maniobra política). Y pretender que los
medios sistémicos hagan otra cosa, me parece de tontos, disculpad mi lenguaje. A veces escucho 'los medios tienen que informar objetivamente', 'los medios no deben manipular', etc. Me parece que muchos viven en los mundos de yupi: unos medios que son propiedad privada y detrás de los cuales está el capital financiero, ¿en qué cabeza entra que vayan a tirar en contra de los intereses del capital? Sencillamente, hacen su papel.
Si tenemos en cuenta que el universo mediático actúa como el principal agente de socialización política,
y que por tanto, el conocimiento, la percepción y los valores políticos
de la clase trabajadora en buena medida son dimensiones configuradas
por los medios, entonces estaremos de acuerdo en que la guerra
ideológica tiene lugar entre fuerzas muy desiguales. La izquierda
afronta problemas fundamentales tales como, por ejemplo, la ausencia de
conciencia de clase y la necesidad de trabajar en favor de tal
conciencia, con herramientas muy limitadas. Los medios disparan con misiles y nosotros con tirachinas.
La izquierda como problema de la izquierda
Ahora bien. Pretender
culpar exclusivamente de los problemas de la izquierda a los medios del
capital, sería un grave error. Existen o pueden existir estrategias
adecuadas que permitan ganar posiciones en la guerra ideológica, y
buscarlas y desarrollarlas es tarea de todos. Ojalá todos los males de
la izquierda fuesen los medios sistémicos.
Por impopular que resulte oírlo, en cierto grado nuestro principal problema somos nosotros mismos: la izquierda como problema de la izquierda. Intentaré explicarme.
La izquierda tiene por
delante un gravísimo problema que mientras no sea resuelto dudo que
políticamente podamos tener un avance relevante. Tiene que ver con el factor humano, lo que a su vez nos conduce a tener que hablar de "cultura política" (cultura en el sentido en que los antropólogos usamos el término).
Una idea puede ser muy
buena. Ya sea un programa político, una propuesta para organizar la
lucha social, un planteamiento ideológico muy elaborado y realista,
etc., todo esto requiere de una buena idea matriz,
que es fruto de la reflexión, del pensamiento. Sin embargo, por muy
perfectas que sean las ideas, éstas no se ejecutan solas en la praxis
social. No son máquinas quienes las llevan a cabo, sino personas y aquí
es donde interviene el factor humano. Si éste falla, la idea
por muy buena que sea servirá para nada, porque su materialización será
defectuosa o incluso puede llegar a provocar efectos no deseados.
Si analizamos la izquierda desde el punto de vista del factor humano, y si somos sinceros, debiéramos reconocer que nos movemos en niveles de miseria.
Egoísmo, mezquindad, egolatría, divismo, intolerancia, falta de
sinceridad y honestidad, ambición personal, desprecio hacia todo lo que
no coincida milimétricamente con lo que pensamos, el poco esfuerzo (y
esfuerzo poco sincero) que se hace por intentar comprender a los demás,
la falta de generosidad, el narcisismo y el iluminismo (1), el gusto por la apariencia, la escasa capacidad de sacrificio por los demás, etc. Todo ello se encuentra en grandes dosis en el factor humano propio de la izquierda. Y fijaros que en realidad estamos hablando de rasgos que definen en parte la cultura burguesa, la cultura capitalista, que paradójicamente vive incrustada en los valores, actitudes y pautas éticas de la izquierda.
Pero nos gusta muy poco hablar del factor humano.
Incluso más de uno dirá que estas cosas son ñoñerías sin importancia.
Considero que es más bien lo contrario, porque si el factor humano falla
las ideas por muy buenas que sean servirán de poco.
Todo esto apunta a que necesitamos una nueva cultura política,
que sobre todo incida en un sistema de valores muy diferente al que
desgraciadamente domina nuestro panorama político, y a una nueva moral,
una moral socialista, comunista que anticipe el tipo de sociedad
socialista a la que aspiramos, convirtiéndonos para los demás en
ejemplos vivos de aquello por lo que luchamos.
El concepto de cultura política,
aplicada a las organizaciones, es mucho más que el corpus ideológico,
que los objetivos a corto, medio y largo plazo, que la identidad
política, que el bagaje de conocimientos de sus miembros y los marcos
teóricos desde los que se aborda la realidad... Es mucho más que todo esto. Implica también una forma de ser y estar dentro de la organización y fuera de la misma, una ética, un sistema de valores, un conjunto de actitudes, etc. En este sentido, más importante que los resultados que podamos sacar mañana o pasado (algo coyuntural y volátil), necesitamos profundizar y desarrollar una cultura política acorde con la naturaleza anticapitalista de la izquierda.
Esto no va de ser muy
listo o poco listo; de saber mucho o poco; de haber leído un montón de
cosas o todo lo contrario... No es eso, sino que esto va de una forma
concreta de estar en el medio social en el que vivimos, de relacionarnos
con los demás; en definitiva, de una forma de ser y estar en la vida.
Vale que todas estas
cosas a la mayoría le importan un pimiento. Y así nos va. Y que nadie
caiga en la tentación de pensar que todo esto que estoy diciendo es
retórica, palabrería. En absoluto, porque si empezamos a analizar
conflictos y problemas concretos de las izquierdas, detrás de las
disculpas aparentes lo que podremos ver es que hay un fallo constante
del factor humano.
Algo me dice que voy a
contracorriente en esto, porque no observo que sea un problema señalado
por casi nadie, algo que sea motivo de preocupación... Y me sorprende
que con lo inteligentes y lúcidos que somos para llevar a cabo una
crítica analítica del capitalismo, seamos incapaces de dar a estas cosas
la importancia que merecen, y que es mucha.
@VigneVT
Notas
(1) Sobre el narcisismo y el iluminismo.
Narcicismo. El
tipo de narcisismo característico de la izquierda que tiende a
considerar el microcosmos del colectivo al que se pertenece (un
reducidísimo espacio social), como epicentro exclusivo y excluyente de
la resistencia contra el capitalismo. Es el efecto torre de marfil en la
lucha política.
Iluminismo. Conduce
a creerse en posesión absoluta de la verdad (una verdad considerada
además única, libre de cualquier relativismo), frente a los otros a los
que se considera revisionistas, reaccionarios, colaboracionistas,
pactistas, etc.
Relacionado con estos "vicios" y defectos" de la izquierda, está la hiper fragmentacion de grupos ya de por sí muy reducidos,
sustentada en la sobrevaloración de diferencias que arrancan de
matices, de hechos o de items ideológicos, que tienen sentido únicamente
desde un teoricismo desconectado de la realidad social, que en muchas
ocasiones acaba siendo un mero esteticismo teórico. Fenómeno que
acaba provocando una delirante galería de ismos, que parece cobrar el
aspecto de una especie de manicomio político. Problema reflejado, de
forma espléndida y magistral, por el humor corrosivo de los Monty
Python, en La vida de Brian.
(2) Imagen de cabecera. Misha Gordin es un fotógrafo ruso (1946) que recrea universos surrealistas utilizando técnicas de manipulación tradicionales, antiguas, sin recurrir a los modernos programas de ordenador como hacen la mayoría de los artistas de la fotografía surrealista actual.
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