Tania Sánchez nos ha sorprendido a todas las personas que estábamos deseando el fin del bipartidismo y nos ha sorprendido tanto como el Garzón de su propio partido.
Entre los dos nos han reconciliado con la Izquierda Unida que también arrastra el peso de golfos insolidarios y sindicalistas que huelen mal. El que Tania tenga como pareja a Pablo Iglesias es una cosa que aun inquieta más a los bipartidistas. Por su parte, el aparato del Psoe,
consciente del atractivo personal de Tania, su sentido de la justicia y
sus conocimientos de los problemas de España, ha intentado
contrarrestar a Tania y a Pablo poniendo al frente de su partido a ese
florero llamado Pedro Sánchez.
Para mí, no hay comparación posible. Porque, por más que se esfuerce,
el nuevo líder del Psoe representa al pasado y no va a poder convencer a
muchos de los actuales afiliados de su partido, como no sea con los
hechos. Pero Felipe González, su padre espiritual, el republicano monárquico, el de OTAN de entrada no, es un tramposo, siempre lo ha sido y por lo que se ve no tiene la menor intención de dejar de serlo.
Pero la cuestión era hablar de Tania, labor mucho más agradable que la
de opinar sobre el Dios caducado del PSOE. La primera vez que vi y oí a
Tania en la tele, me gustó por muchas cosas. En primer lugar, por decir
lo que decía, pero también por su forma de hacerlo, poniendo el acento
en donde debía, de manera que se vio bien a las claras que no estaba
haciendo teatro como la inmensa mayoría de los políticos españoles.
En Tania vi una mujer joven, por lo tanto con futuro, y valiente, muy
valiente. Por supuesto, también inteligente. Tania es republicana y es
también comunista. Y no lo oculta y aguanta con una sonrisa los embates
del fascistón vendido de Marhuenda y
de otros personajes de su misma o parecida catadura. Tania es un gran
activo de la izquierda española, de la justicia y del apoyo a la gente
más débil.
Tania siempre aporta algo, en la medida en que le dejan, en los debates
a los que acude. Y lo que más me gusta de ella es que no pasa una a los
que abusan de su poder, que les habla bien claro aunque ellos no estén
por la labor de entender, que si le sale del alma y de su corazón, es
capaz de llamar sinvergüenza en vivo y en directo a un personaje tan
siniestro como el mencionadoMarhuenda.
Tania Sánchez tiene fama de no callarse, de ser incómoda, muy incómoda,
para la derecha prepotente que gobierna a golpe de mayoría absoluta.
Tania es sin duda, y hasta que no se demuestre lo contrario, una persona
noble y digna de confianza en la que confiar. Sin ánimo de querer hacer
juegos de palabras, si Pablo Iglesias representa PODEMOS, Tania representaDEBEMOS.
Ese debemos, debemos hacerlo, que marca un compromiso inquebrantable
con la parte de la sociedad que se encuentra más desasistida.
Tania Sánchez conoce la vida, no como casi todos los dirigentes del PP,
que no populares, que tienen la vida sin estrenar. Tania ha vivido y
sigue viviendo en un barrio obrero y se ha implicado en muchas luchas,
empezando por su trabajo con drogodependientes, mientras la inmensa
mayoría de los dirigentes del PP,
repito que no populares, se ve a la legua que jamás se han implicado en
las delicadas cuestiones de justicia social y han pasado por la vida
sin estrenarla lo más mínimo en lo que a dificultades y solidaridad con
los más desfavorecidos se refiere.
Tania, DEBEMOS.
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