La despedida final se ha hecho este jueves de una manera muy poco
ortodoxa, en consonancia a cómo había sido su vida. Más de cuatrocientas
personas han acompañado el féretro en procesión desde el Poble Sec
hasta llegar a los accesos del crematorio del cementerio de Montjuïc.
Pablo Molano no era hombre de demasiados discursos teóricos, y centraba principalmente su actividad política en la acción. Aún así, fue entrevistado el mes de enero del año 2015 en el marco de una investigación sobre la protesta y las vivencias de los represaliados, dentro de una tesis doctoral del departamento de Sociología de la Universitat de Barcelona. Publicamos este documento inédito –en catalán y en castellano– para recordar su figura pocos días después de que nos haya dejado.
El 14 de febrero nos dejaba este joven luchador, vecino del barrio del Poble Sec de Barcelona. Este jueves fue incinerado en el cementerio de Montjuïc. Recuperamos una entrevista, hasta ahora inédita, realizada en el mes de enero del año 2015.
Pablo Molano Romero, conocido y
reconocido luchador social de Barcelona de origen colombiano, murió el
14 de febrero a la edad de 32 años. A lo largo de la última década
estuvo implicado en el Espai Magdalenas, Okupem les Ones, las luchas
estudiantiles contra el plan Bolonia, el Movimiento del 25, la okupación
de la sede de Banesto de plaza Catalunya, la organización de la huelga
general del 29 de septiembre de 2010, la Universitat Lliure La Rimaia,
la Casa de la Huelga de la Vía Laietana, la acampada del 15-M en plaza
Catalunya, la huelga general del 29 de marzo de 2012 y la gestación de
los colectivos Rereguarda en Moviment y el Ateneu la Base del Poble Sec,
entre otros.
Durante cuatro días ha habido numerosas muestras de pésame y
solidaridad hacia su entorno social y familiar. Centenares de personas
han pasado por el velatorio instalado en el Ateneu la Base, donde se han
hecho parlamentos, actuaciones musicales y se han mostrado imágenes de
Pablo en su ámbito político, social y personal. Todos ellos inseparable.
La despedida final se ha hecho este jueves de una manera muy poco
ortodoxa, en consonancia a cómo había sido su vida. Más de cuatrocientas
personas han acompañado el féretro en procesión desde el Poble Sec
hasta llegar a los accesos del crematorio del cementerio de Montjuïc. A
ratos lo llevaban a los hombros y a ratos dentro de una furgoneta
particular –no la del servicio funerario–. Una bandera roja y negra
sobre el ataúd, petardos al paso de la comitiva y la lectura emocionada
del histórico discurso de homenaje a Durruti, Ascaso y Ferrer y Guardia
que hizo el anarcosindicalista Juan García Oliver en 1937, precisamente
en el mismo lugar. Dos voces de mujeres colombianas, dos saxos, una
trompeta, un violonchelo y una darbuka han puesto el sonido final a la
despedida, con la interpretación de la cumbia ‘El Pescador’ y el
vallenato ‘La ley del embudo’. Aun así, el sábado 20 de febrero a las 10
h de la mañana, una manifestación de despedida arrancará desde la plaza
de Catalunya de Barcelona para rendir-le homenaje en las calles, el
lugar donde abocaba gran parte de su energía.Pablo Molano no era hombre de demasiados discursos teóricos, y centraba principalmente su actividad política en la acción. Aún así, fue entrevistado el mes de enero del año 2015 en el marco de una investigación sobre la protesta y las vivencias de los represaliados, dentro de una tesis doctoral del departamento de Sociología de la Universitat de Barcelona. Publicamos este documento inédito –en catalán y en castellano– para recordar su figura pocos días después de que nos haya dejado.
Entrevista a Pablo Molano realizada el mes de enero de 2015
¿Me podrías explicar tu trayectoria y participación en los movimientos sociales?
Al principio estuve montando medios de comunicación alternativos como Okupem les Ones, la Tele,
teles comunitarias. Después me puse con el tema de la vivienda.
Estuvimos en Magdalenas, una casa okupada, moviendo algunos temas. Una
gente estaba con V de vivienda y nosotros estábamos con la PHRP
(Promoción de Vivienda Realmente Pública), que era como una red de
ocupaciones en el centro de Barcelona. Después de eso me metí en el tema
estudiantil porque estaba en la Universidad. Y nos metimos en el tema
de Bolonia. Entonces fue el período este álgido de Bolonia y después de
Bolonia, salimos de allí a crear una universidad libre, que se llamabala Rimaia. Esto fue otro momento álgido y desde la Rimaiaempezamos a pensar cosas a nivel de ciudad, también. Bueno hicimos una cosa que se llamaba Moviment del 25
y organizamos una huelga social diferente en Barcelona, tomando un
edificio muy céntrico (edificio de Banesto en plaza Catalunya) y
llamando a otros sujetos políticos que no eran los típicos currantes de
las fábricas. Después de eso, hicimos otra incursión que no fue
totalmente como las anteriores, sino participando en el 15M, la toma las
plazas y todo lo que viene después, el Parlament, las huelgas. De
aquello todavía colea alguna cosilla.
¿Y ahora actualmente, tu participación cómo es?
Estamos creando una comunidad política
aquí en Poble Sec que es el Ateneu la Base. Y después el otro frente que
tenemos es el tema antirepresivo. Estamos creando una Plataforma
antirepresiva, Rereguarda y nos dedicamos a proteger a la gente que va a
las manifestaciones. Después de todo lo que pasó, de todo este bagaje,
pues queda este órgano consciente para proteger a la gente y cuidarla. Y
también contrarrestar las ofensivas a nivel de discurso y de
criminalización que hace el poder.
¿La gente que ocupo el Banesto
de dónde provenía? ¿De qué espacios? ¿También había la coordinadora?
¿Cómo se llamaba la coordinadora?
La asamblea de Barcelona.
¿Pero había una coordinadora no también?
Sí, pero es una coordinadora que no existía [risas].
No, no, sí existía…Ah no!, no existía [risas]. Bueno de dónde venía el Moviment del 25? Marca un punto de rumbo importante por eso lo pregunto…
La gente venía del movimiento
estudiantil, la gente que venía de crear proyectos en los barrios, ya
sea en Gracia o en Sants, sobretodo también, había mucha gente de Nou
Barris y más que nada el área autónoma de la ciudad es de donde surgió
la idea…En aquel momento todos estábamos muy deprimidos porque no pasaba
nada, aquí. En Grecia estaban pasando muchas cosas y nuestro objetivo
fué eso, activar un poco la ciudad y que con la que estaba cayendo
pasaran cosas.
¿Por qué crees que eres activista? O ¿por qué te has implicado en movimientos sociales y movimientos políticos?
El activismo, no me gusta como nombre,
pero bueno (risas)…Bueno eso ya viene un poco de familia, somos una
familia así….una estirpe de liantes. Y entonces de pequeño ya pues mi
madre me llevaba a muchos sitios así… Me críe en Cuba y después como las
cosas que iban pasando en nuestra vida familiar pues tenían mucho que
ver con la política, bueno con lo político y entonces fue muy fácil
entender y engancharse. ¿Quieres que te explique más en detalle?
Lo que tú quieras, para mi es interesante…Sí que me interesa!
Bueno, tengo una familia que estaba en
movimientos guerrilleros en Colombia. Mi familia fueron una oleada
política de la izquierda comunista. Por un lado está mi abuelo que era
del partido comunista y tenia relaciones con movimientos insurgentes,
con las FARC. Y por otro lado está mi tío que fundó una guerrilla que se
llama el M19 y allí pues mi madre también entró y mi padre también
entró y allí se conocieron y mi tía también se casó con uno del M19. Mi
abuela fue sindicalista en Ecopetrol. Después los otros ya salieron más
fiesteros (risas), pero bueno…Y bueno toda esta historia familiar que es
como…, también la historia de Colombia, muy marcada por la violencia y
por una época de sueños, que se podía hacer la revolución, y esas cosas.
Ellos se implicaron con todo, se dejaron la vida en eso. Y bueno,
algunos con más suerte y otros con menos. Por ejemplo, mi tío se murió
en un avión yendo a las negociaciones de paz. Mi madre tuvo que salir
conmigo de Colombia amenazada, en busca y captura por la policía. Mi
padre estuvo en la cárcel unos 6 años o así, con sus fugas y sus
entradas, pero también estuvo. Y bueno eso…al esposo de mi tía lo
mataron. Y bueno, en general, todo el mundo muy amenazado. Mi abuelo
estuvo amenazado y después formó un partido político que se llama UP. La
UP es la Unión Patriótica y de ellos mataron a tres mil integrantes. La
violencia contra este estallido –que era un sueño de una revolución, de
un cambio global–, fué brutal y entonces llegó la diáspora también mía,
que me hizo llegar aquí a Barcelona.
Toda la historia familiar
relacionada con la lucha política, pero también con la violencia
política, la del Estado, como crees que ha influenciado en tu vida?
Claro, nosotros siempre hemos vivido…
nosotros no hemos sentido el Estado como un garante de derechos ni nada
por el estilo, sinó como un enemigo que nos persigue, que nos quiere
acabar…
Entramos un poco ahora en el tema de la represión…Antes de
entrar en lo que pasó el 29M, ¿cuál era tu experiencia anterior con la
represión policial?
Aquí lo destacable es lo que vivimos con
Bolonia. Hay muchas cosas de violencia allí. Lo primero de todo fué el
hecho de que intentamos hacer las cosas de otra manera, intentando ser
muy dialogantes, tomando el papel más progre que se puede tener
en esta sociedad (risas), explicando los argumentos, explicando
nuestras formas de ver, abriendo espacios de participación
colectiva…Queríamos un debate por la universidad y lo único que hacíamos
era algo muy inofensivo que era estar en un rectorado, además de
algunas huelgas que hicimos también, hicimos referéndum…Todo aquello fué
un proceso muy democrático y para nosotros…, bueno, algunos teníamos
alguna cierta falsa inocencia, creíamos que podía pasar… La mayoría de
los que estaban allí se lo creían y aquello fué un episodio de violencia
brutal de la policía, no tanto porque fueran muy duros con nosotros,
sinó porqué todo esto que habíamos construido, el discurso simbólico,
pues se fué a norris…Y bueno para muchos jóvenes, que eran muy jóvenes,
pues fué un bautismo de fuego. Entonces aquello consistió en varias
cosas: una, el tema de la violencia mediática, por un lado, señalar,
culpar, criminalizar, desprestigiar, todas estas cosas… Esto ya se venía
dando desde antes porque se preparaba bien el terreno para hacer el
desalojo y, después, el tema más coercitivo, que era, por un lado, la
vigilancia en las asambleas, por el otro, el dispositivo policial que
desalojó el rectorado…Todas las formas que toma el poder para impedir
que las cosas sean posibles. Para aquellos chavales era muy difícil
entender que entraran 400 robocops por las ventanas y que los levantaran
dormidos, y que los hicieran quedar sentados en medio del pasillo. Y
aún así la gente fué bastante valiente y opuso resistencia pacífica. Y
si haces resistencia pacífica estás ganando, pero no, ellos te meten el
dedo en el ojo, todas estas cosas, te molestan, te increpan y te pegan
cuando no te ve nadie.
¿Fuiste agredido tú, en este desalojo?
A mi, sí, como a otros, nos torcieron
las manos, nos pusieron el dedo en el ojo, en la nariz…Bueno eso sí. Fue
bastante típico en ese sentido. Todas las maneras policiales del 15M,
por ejemplo, son esas. Nosotros, ya veníamos probando esa medicina desde
hacia tiempo.
¿Algo más a destacar a nivel de represión policial?
El hecho es ese, después ya llegaron las
cargas. A otros los cogieron y les dieron duro. Fué desproporcionado el
tema, esto sí que fué más duro, sí que habría que destacarlo. Y creo
que significó como un salto para muchos en la radicalización, de decir
que las cosas por ahí bien, bien, no iban. Bueno y a partir de entonces
hicimos muchas acciones y muchas cosas…
¿Tú has tenido juicios por faltas en ese período?
Sí, sí, pero todo muy mal hecho
policialmente hablando…Te ponían desobediencia. Nosotros cuando venían a
desalojarnos de las universidades nos sentábamos y nos aguantábamos así
como cebollitas. Esto fué en la Pompeu Fabra, una vez, en la Autónoma
también en una ocasión y en la UB también.
¿Y en el 2010 en la huelga pasa algo destacable a nivel de represión policial que tú vivieras?
El desalojo del banco y un mini
estallido social, un poco, y muchos detenidos, detenidas. Creo que fué
la primera oleada, fueron 34 detenidos. Yo me acuerdo de correr mucho
porque estaba todo militarizado. Y cuando fuimos a hacer los piquetes.
¿Quieres destacar más cosas de este momento a nivel represivo antes de llegar al 29M?
Lo del Parlament… Lo destacable es toda
una infiltración muy bestia de la policía en la vida política de la
ciudad. En la plaza del 15-M era como una locura de cuanta gente podías
ver que estaba haciendo cosas raras. ¿Qué mas? Lo del parlament, toda
una operación pensada mediaticamente o, sea, y represivamente también:
una coalición entre medios y BRIMO, y Brigada Móvil, con el Felip Puig
en medio y Interior en medio, increíble! O sea, todos los partidos,
todos los políticos, todos los diarios –absolutamente todos, menos los
nuestros, obviamente– sacaron una editorial condenando los hechos. Y
dices, hay una coordinación aquí, eso no es normal, por primera vez te
das cuenta que trabajan todos de una misma manera, como avanza el día,
como se muestra a los medios todo lo que está ocurriendo allí, es
todo…Claro que la conselleria de Interior tiene una conexión directa,
intentan cambiar la opinión de la gente, porque era muy mayoritaria…
¿Antes de la detención del 29M habías notado vigilancia policial?
Yo tengo la anécdota, que es un poco
anécdota, que yo adiviné que me iban a detener. Le dije a mi compañera:
“mira hoy me van a detener, es que lo he soñado o lo he presentido”. Y
ella se quedó así como, está loco no? Me bañé, me vestí, salí a la calle
y me detuvieron. Y fué como una premonición muy loca. Yo después estaba
intentado entender porqué yo sabía eso. Uno piensa a veces que es
paranoico y se niega las cosas a uno mismo y se dice: “no, mejor no
pienses eso”, pero yo sentía que me seguían, sentía que el móvil lo
pinchaban..,
¿Cómo te dabas cuenta que te podían estar siguiendo?
En el metro ves una persona que sube
contigo, que se baja contigo, algunas veces yo me fijaba, me quedaba
mucho con las caras y veía caras repetidas. Y veía que me seguían y los
miraba muy fijamente, me paraba con ellos y los miraba de nuevo,
entonces ellos miraban hacia otro lado. Pero una persona normal se
molestaría si la miraras así y ellos no… Y el teléfono veía que
funcionaba de manera diferente, que hacía unos ruidos raros…
¿Hablemos de la detención en relación a los hechos del 29M. ¿Cómo y cuándo fué?
La detención se da después de la huelga…
Bueno, primero el contexto. Hay un momento en que la ciudad está en una
situación de ingobernabilidad para la policía. Entonces, ellos tienen
que diseñar una estrategia para atemorizar a toda la ciudad porqué sinó
esto se les va a ir de las manos. Durante el 29M ocurrieron varias cosas
que fueron insólitas. Una de ellas fué que 50.000 personas aplaudían
disturbios y esto era algo muy grave para ellos… No salía en los medios,
pero la gente que estaba en la calle lo veía y sabía que pasaba eso y
la gente ya dedujo que se estaba normalizando. Entonces lo que ocurrió
es que ellos diseñaron una estrategia de no actuar en el momento, sinó
documentar muy bien lo que pasaba. A nivel de vigilancia activista,
tener listados de personas que habían sido influyentes en otros momentos
y ir a por ellos, no de un golpe, sinó poquito a poquito y de todas las
familias, de todos los colores diríamos. La primera semana fueron a por
los indepes, la segunda a por los anarcos, la tercera fueron a
por la gente de los pueblos y a la cuarta nos tocó a nosotros. Nosotros
quiere decir, la gente como los autónomos. Uno no se levantaba en
aquellos tiempos sin pensar “a quién van a detener hoy”. Para los
insurgentes, para la gente que se rebela –diríamos, más revolucionada–,
pues ya los atemorizan, pero a los que están alrededor los atemorizan
más. Y a los que están alrededor de alrededor los atemorizan más y más…
Esto fué una de las estrategias, otra fué la página web. Se creó una
página web con las caras de la gente, esto fué increíble! Entonces era
como si volviéramos al…saltándose la presunción de inocencia! Porque
esto lo tiene que decir un juez, no lo tiene que decir el conseller de
Interior. Estaba poniendo el guante que dicen de los
vaqueros… Volvíamos a la historia muy típica de los vagos y maleantes, y
justificar lo que viene después, que es neutralizar a estas personas,
mediante el miedo, o llevándoles a la cárcel. Fueron 113 personas en
este proceso, detuvieron unas 40 el primer día y hasta llegar a 113
pasaron dos meses. Fueron muchas detenciones y, de estas, seis fueron a
la cárcel. Creo que fueron seis. Fué una estrategia combinada que hizo
que el espíritu que tenía todo aquel movimiento se desinflará, cambiará,
como que se remodelará también. Pero como que la situación es mala,
vuelve a salir por todos lados otra gente que quiere cambiar un poco las
cosas, aunque hayan neutralizado mucha otra gente.
¿Tú sentías miedo en esos días?
Yo me sentía como precavido, miedo no,
como sentimiento de protección. Claro, lo que te decía…desde el día de
la detención yo me sentí perseguido. Yo no sabía si era verdad lo que yo
sentía, porque claro cada semana detienen a alguien, pues normal, y uno
piensa: “igual me estoy haciendo mi película y me van detener a mi
porque pienso que soy un activista y a lo mejor estoy aquí montándome mi
propia mentira”. Después de todo, creo que no fue así y que era verdad
lo que sentía.
¿Cómo fué el día de la detención entonces…?
Aquel día no me acuerdo que tenía que
hacer. Pero tenía alguna reunión o algo y me levanté, expliqué esta
anécdota y me sentí feliz y me fuí a la calle, era un día de primavera,
19 de abril! Salí a la calle y me esperaba un tipo con la placa que me
dijo “no te vayas corriendo porque te voy a detener”. Me esperaban en la
plaza Orfila, en aquel tiempo vivía en Sant Andreu. Y les dije: “bueno
yo me voy con ustedes, pero lo mínimo que tienen que hacer conmigo es
decir a mi compañera que me han detenido, sino yo opondré resistencia”.
Les dije así. Y ellos dijeron: “vale” y entonces me esposaron y me
llevaron al coche y efectivamente avisaron a mi compañera y por lo menos
ella no se preocupó de que me hubiera pasado algo, otra cosa mala… De
allí me llevaron a comisaría….
¿Cómo fué el traslado? ¿Hubo algún tipo de agresión física o verbal?
Para mi no fué nada traumático ni nada
por el estilo. Me metieron en un coche, me esposaron al cinturón de
seguridad y allí empezaron a hablar conmigo y me decían: “cómo eres tan
antisistema, por qué?”, “bueno, pareces una persona normal, como puede
ser que estés en estas cosas, sabes que son gente peligrosa”. Repetían
mucho el lenguaje de los medios. Yo les decía: “cómo puedes ser tú tan
pro sistema, mira cómo nos están robando” y les decía: “nos roban a
manos llenas” y les citaba los casos de los políticos que nos están
robando y ellos decían que yo tenía razón, pero la forma que teníamos no
era la adecuada. Y les dije: “bueno, cada momento tiene sus formas, no
hacemos estas cosas así y ya está” y bueno cordial, pero no teníamos la
capacidad de discutir verdaderamente porque era un… ellos estaban
currando… Pero fué interesante ver que ellos no tenían respuestas cuando
les decía esto. Creo que cada día van entendiendo un poquito más que es
fácil estar un poquito en contra de lo que está pasando…
¿A qué comisaría te llevaron? ¿Qué pasó? ¿Cómo fué? ¿Cosas destacables…
En un primer momento me llevaron a les
Corts y me di cuenta que había más gente. Me pusieron con el Quique y
dos personas más que no me acuerdo muy bien porque estaban dormidos y no
hablaban mucho. Uno era un francés que estaba borracho por la calle y
el otro era un tipo que le habían pillado robando un coche. No hablamos
mucho. Estaban siempre durmiendo y el francés no hablaba castellano. Y
después gritando nos encontramos con los otros, habían tres más.
En comisaría ¿te registran? ¿declaras?
Me cogen las huellas destilares y en ese
momento no me dicen nada de declarar y me llevan otra vez a la celda. Y
después, no entiendo muy bien porqué, fueron a mi casa para cachearla
entera. Entonces me cogieron otra vez y me llevaron a la comisaría de
Sant Andreu y de allí me llevaron con todas las furgonas de la BRIMO a
mi casa. Abrieron la casa, entraron, me metieron dentro con la
secretaria judicial para ver como me registraban la casa. O sea, me
empezaron a regirar todo. Yo vivía en un edificio con tres pisos. No
fueron solo a donde yo vivía, sino que fueron a dos, a tres pisos
enteros. Tenía vecinos y a esos vecinos les entraron en casa. Con los
vecinos yo tenía cierto trato, pero no para este tipo de confianzas…
(risas). Ellos lloraban y claro a mi me dió tristeza y entonces también
me puse a llorar y fué un momento bastante incómodo. Y la violencia
física. Allí me tocaba con la BRIMO, la BRIMO sí que me conocía. Con
esos policías nos vemos siempre en las calles y manifestaciones y ellos
nos tienen bastante odio, nos tienen bastante fichados a algunos de
nosotros. Tenían muy en cuenta que estaban en mi casa y como me trataron
tuvo que ver con eso: no me permitían moverme nada, no me permitían
hablar, me empujaban todo el rato, intentaban humillarme… Yo les decía
que esto no tenía ninguna validez, que no podían entrar en casa de los
vecinos, que los dejaran en paz… Intentaba comunicarme con los vecinos y
decirles: “tranquilos no pasa nada, es una cagada de ellos…”. Los
policias pensaban que yo tenía un triplex, con tres pisos y que todo era
mi casa, y tenía que ir con ellos zona por zona. Cualquier cosa que se
encontraban, como una mascarilla para pintar la pared, eso ya era un
indicio de que yo era un criminal, te lo recogían y hacían una foto. Lo
dejaron todo hecho un desastre.
¿De las Corts a Sant Andreu habías ido con la BRIMO?
Yo iba en un coche escoltado… O sea, íbamos un pelotón de furgonas y yo dentro de un coche de policía.
¿Y tú qué pensabas y sentías?
Pensaba que era mucho más grave de lo
que después me pondrían, pensaba que ellos me iban a acusar de
terrorismo o que me iban a acusar de banda criminal… Yo pensaba “aquí
hay algo que se está excediendo de hacer un piquete en una
manifestación, aquí hay algo que se está yendo más allá, que yo no
controlo, o sea que yo no, que tengo que mirar, después que va a ser…”.
Al vecino de arriba le cogieron cosas como para señalar, le cogieron
todos los ordenadores de toda la casa, no los míos, sino los del vecino.
A mi se me llevaron dos ordenadores y a mi compañera otro, al compañero
de piso otro, a los de abajo otro, al de arriba se le llevaron otro,
como siete ordenadores se nos llevaron. Se llevaron el dinero,
encontraron 7.000 euros del vecino de arriba y se lo llevaron porque eso
era un indicio de una “banda criminal”.
¿Cuándo volviste a les Corts qué sucedió?
Comenzó el tiempo de hablar con los
demás. Allí lo que ocurre, para nosotros que estamos allí, es que
tenemos que asumir que vamos a ir a la cárcel. Viendo la magnitud del
dispositivo, lo fuertes que iban ellos con nosotros, a nivel simbólico,
todo lo que representa a nivel de operativo. Esto es una operación que
evidentemente sale en todos los medios. Pues a ese nivel, entendíamos
que íbamos a ir a la cárcel y entonces todo desespera… de allí hasta ir a
la Ciudad de la Justicia es pensar que nos vamos a ir a la cárcel y de
cómo lo afrontamos y como lo vemos. Entonces hay brotes de pánico:
algunos lloran, otros no… Yo, con silencio y miedo, una cosa así: “de
mierda ahora tengo que afrontar eso”. Y no tanto por eso, sino por los
que me rodean, mis amigos y mi pareja, cómo lo va a vivir ella… En las
celdas de la comisaría se oían los gritos de la gente, gente llorando,
impactaba bastante. Pero también nos decíamos ánimos “eh, ánimos,
nosequé, nosecuantos”. La otra gente que estaba en comisaría estaba un
poco perdida. “Eh sí, vosotros los que la liasteis tanto, sí”, “menos
mal que les disteis a estos cabrones”… una cosa así… había como una
fraternidad con esta gente pero sin exagerar. Uno estaba sufriendo sus
dolencias y no era un espacio como para crear amistades, la verdad, ni
para hablar mucho. Cada uno explicaba su historieta y con eso nos
contentábamos. Los que tenemos experiencia en eso: dormir siempre que
puedas, comer siempre que puedas y pensar lo menos posible.
¿Vino tu abogado? ¿Hablaste con él? ¿Te tranquilizó?
Sí, en la tarde-noche, ya vino mi
abogado. Ahí me hicieron declarar delante de un policía. Yo dije que no
tenía nada que declarar hasta que no estuviéramos dentro del juicio.
Hibai me tranquilizó bastante, me dijo que había mucha gente fuera. Mi
caso tuvo que yo estaba presente en las redes sociales, entonces hubo
una especie de efecto en las redes para pedir mi libertad y eso también
como que me lo comentó y tal. Yo le dí mis contraseñas para que él
tuiteara como si fuera yo (risas).
También te quería preguntar sobre la comisaría: infrastructura, condiciones…
Bueno, es una pocilga, un sitio
masificado para presos. Las colchonetas son un horror, las mantas son un
horror. La gente deja la manta por debajo para hacer como una almohada,
pero con la colchoneta por encima y como la colchoneta es de plástico
pues no te ensucias tanto. El agua tenias que pedirla cada vez que la
necesitabas, y tardaban mucho. Habia gente con problemas, que eran
toxicómanos, y esa gente sufría mucho, les oías gritar mucho. No ibamos
al baño, teníamos que hacerlo allí en la celda. Tenías que pedirles el
papel higiénico. Bueno, era todo muy degradante y poco humano en
relación a otras cárceles del mundo, haha, tu vas a Holanda y te traen
hasta un té, o sea, hahahaha y te dan a elegir entre bacalao o
albóndigas (risas).
Bueno, hablemos ahora un poco de la Ciudad de la Justicia ¿Cómo te trasladaron?
Lo hacen con una furgoneta como la de
las ARRO. Tienen una unidad específica para traslado de detenidas. Es un
cajón metálico con asientos de plástico y duros y con pequeñas rendijas
para que pueda entrar un poquito de luz pero para que no veas que
existe el sol. Te llevan como pollos, esposados todos. Llegas al sitio,
estas en el calabozo y allí todo el mundo está expectante. “Cuanto te
piden?”. Es una relación entre los presos, una comunicación sobre cuanto
te pide el juez, cuanto te pide el fiscal… cómo va la vaina. Entonces
si viene el fiscal, mierda… La presencia del fiscal no se espera si no
es porque van a pedir muchos años de cárcel o van a intentar que alguien
entre en preventiva. El fiscal se moviliza cuando se lo dice el
conseller de Interior. Dicen que son independientes pero no. Es una
operación entre los dos. Nosotros fuimos los últimos, salimos muy tarde,
como a las seis de la tarde y habiamos entrado a las once. Y todo ese
tiempo es un tiempo de…
De sufrimiento…
Sí, de sufrimiento, no? Vamos subiendo
uno por uno y allí tenemos que declarar ante el juez. También baja
nuestro abogado y nos indica las cosas. Comemos un bocadillo de queso
allí en los juzgados y… bueno, estamos todo ese tiempo allí. Es el
momento más duro, sobretodo las dos últimas horas. De ansiedad, allí ya
no controlas tanto. Yo ya estaba como paranoico, desesperado pensando
mierda, mierda, mierda, que va a pasar. La noción que nosotros teníamos
era que teníamos que prepararnos para ir a la cárcel, pero que había
alguna posibilidad que no entraramos.
Todos erais gente que hacía mucho tiempo que estabais participando en movimientos políticos?
Sí, ellos eran más del ala anarquista y
yo un poco más del área autónoma. No teníamos coincidencias,
sinceramente, no éramos del mismo grupo de afinidad. Ellos intentaron
ponerlo de banda criminal, que se sostiene muy poco. Es decir, la
fiscalía, Interior, la policía intentó montar, hacer el montaje de que
éramos una organización criminal, una banda criminal. Sobretodo porque
eso es algo que sale en los telediarios. Hace un buen titular… “banda
criminal que participó en los disturbios del 29…”.
Y la fiscalía que acusación o petición hacía?
La defensa hace una petición la
acusación hace otra. El fiscal va pidiendo, a mí me pidieron muchos
años, veinte años de cárcel. Por tener esa petición de pena era
necesario que yo estuviera preventivamente en la cárcel hasta el dia del
juicio, porque se entendia que existía un riesgo de fuga. El entorno de
afuera se moviliza sabiendo eso, no? Para que sepan que nosotros somos
personas arraigadas, que tenemos oficio y beneficio, no? hahaha.
Entonces el abogado transmite eso “mirad aquí traigo los papeles del
arraigo…”.
Cuando declaras ante el juez y ante el fiscal. ¿Cómo te tratan?
Es el típico trato paternalista.
Reprochador pero seco y distante. Como una autoridad impertérrita que la
única muestra de sentimiento que tiene es el reproche. “No hable así”,
“Usted responderá cuando yo le diga”. Cosas así. “A usted le parece
normal esto?”, “Pues yo le reconozco a usted…”, como intentando
instigarme. Pues nos enseñaron unas fotos y teníamos que decir si éramos
nosotros o no. Nosotros dijimos que no. “Pues se parece mucho a usted”,
me decían. Lo que pasa con la huelga, es que crean lo que ellos llaman
un grupo de información sobre violencia urbana (no me acuerdo del
nombre). No es público y hacen todo un trabajo profiláctico de lista de
activistas e intentan identificarlos en espacios públicos. Y después
cuando estalla la crisis ya se tiene la solución. Ey, pues interior ha
decidido crear una comisión. Esta gente se dedica a mirar nuestros
ordenadores, mirar nuestras fotos…
Bueno, explícame el final. El final es igual para todos?
Bueno, nosotros tuvimos la suerte de
tener unos grandes abogados que nos hicieron el gran favor de
defendernos lo mejor que pudieron y de una manera espectacular,
milagrosa, incluso para ellos. El tema es que ellos hicieron un cálculo
según el cual la jueza que nos tocaba era una nueva. Una jueza sin
experiencia. Y estaba de reemplazo. Y ellos pensaron esta jueza nueva,
con todo el cristo que hemos montado, a la cárcel, no se la va a jugar?
Pero resultó que era una jueza valiente y no dió lugar a la petición del
fiscal. Y ese milagro, porque es un milagro, porque cualquier otro juez
nos hubiera metido en chirona fue lo que a mí me salvó de no
ir un mes o dos meses a la cárcel. Entonces el proceso ese de llamar uno
por uno “usted, suba”. Lo que tenemos ahora es una libertad de esta que
te hacen ir a firmar. Nos quitaban el pasaporte y nos pedían una
fianza. Entonces el primero que bajó era como una alegría “bien!”. Era
la persona que más fácil lo tenía. Los demás era como “alguno de
nosotros vamos a irnos para dentro”. Era como ir desgastando eso y era a
cada uno… hasta el último.
Fuiste tu el último?
Sí. Era como…
Y la solidaridad? Has sentido solidaridad?
Bueno los amigos, los amigos que sufren
por ti, todo esto te lo llevas y te sientes mejor. Pero tu estas.. estas
tocado. O no lo sientes tanto. Yo me veía en la cárcel y ahora no sé
qué estoy haciendo aquí (risas).
Ya te habías hecho a la idea, no?
Sí, para poder resistir al tema, no? Era
como… bueno, bueno, se me ha concedido un espacio que no estoy
dispuesto a tolerar porque lo había negado, no? Y intentar llevar la
normalidad pero que en ese momento te quedas parado. A mí, el espacio ni
nada me da miedo. Ni encontrarme con gente mala allí ni todo eso. Creo
que no me iba a dar miedo, luego después lo podría flipar. A mí lo que
da miedo es la interrupción de las cosas que yo estaba haciendo. Tenía
una compañera. Tenía unos amigos. Interrumpir esas cosas que yo estaba
haciendo y como esos van a sentir esa ausencia. Yo tengo la manía que
puede ser incluso positivo lo de la cárcel, para estudiar, sacarme otra
carrera (risas).
Cómo ha influenciado en tu
vida la represión. Ha dejado secuelas psicológicas importantes? Ha
cambiado tu dia a dia? Ha cambiado tu participación política?
El tema al principio es como una
inseguridad latente constante. Te cambia la vida porqué ya no puedes
hacer lo mismo que hacías antes. Ir a una manifestación en primera línea
o hacer esas acciones de desobediencia pacífica. Tienes que tener
cuidado con lo que dices y tienes que empezar a comportarte de una
manera y tienes que empezar a abandonar ciertos espacios. La gente te
empieza a exigir que tienes que cubrirte más, que tienes que ponerte en
otras posiciones que antes no hacías. Y después mi madre. Todo el rato
la preocupación de mi madre. Es como un gran infierno el cómo
tranquilizo yo a esta mujer para que no sufra tanto? Eso el primer año,
después ya se descansa mejor y aprendes a hacer otras cosas, pero
siempre extrañas lo que antes hacias. Y sensación de derrota, a veces
ellos logran neutralizarte, no? Políticamente.
Te sientes neutralizado políticamente?
Creo que en parte sí. Pero por otro lado
hemos aprendido a hacer cosas que antes no sabíamos hacer y creo que
ellos también se ven arrepentidos o se deberían arrepentir, porque todo
lo que hemos hecho después tiene que ver con eso. Todo lo que hemos
hecho con Rereguarda tiene que ver con hacer una retaguardia allí.
Explícame, que es Rereguarda? Qué función tiene? Cómo trabaja?
Lo primero de todo es que el sujeto ya no es una entidad definida de un colectivo dado, no es de los comunistas, ni indepes,
ni anarquistas, es una estructura que quiere ser de movimiento. Un
movimiento que nosotros interpretamos que es el 15-M, que ahora ha
caído, no? Pero si creemos que cuando la sociedad se activa, todos los
grupos actuamos en un mismo sitio y nos montamos un solo paraguas. Ese
paraguas que a veces cambia de nombre es a lo que llamamos movimiento.
Antes todos los colectivos hacían grupos de apoyo bajo esas líneas
paradigmáticas ideológicas de cada uno, ahí está Alerta Solidaria, por
ejemplo. Y después los grupos de apoyo, que siempre han sido la
referencia de todos los grupos anarquistas o libertarios o autónomos que
se crean y se deshacen. Entonces aquí hay un cambio en eso. Y después
hay otra visión. La violencia política no es solamente contra los
politizados sino contra todo el mundo. Y de ahí podemos hacer política.
Ese es un cambio de punto de vista distinto. No vamos buscando los casos
que afectan solo a los activistas sino a cualquier otra persona, como
Ester Quintana… Incluso pasamos a hacer otro tipo de investigaciones que
yo creo que es lo que ha sido más relevante a nivel de una
anti-represiva. Como fué ir allí donde la represión no se explicita como
política, como por ejemplo lo que ocurrió con Juan Pablo Torroija, un
tipo que murió en una comisaria en Girona. Politizar ese hecho, no?
Porque murió ese tipo allí? No solo ese, sino otros, como Juan Andrés
Benítez, Yassir el Younoussi. Y después también la intuición de estar
con Ester Quintana, que allí también hubo un trabajo de Rereguarda
detrás. Rereguarda también es una herramienta que hace de pivote con los
grupos de apoyo que van naciendo, es una centralidad que distribuye,
como los pivotes distribuye el juego, no? Cuando ocurren cosas
normalmente los grupos de apoyo no están formados. Siempre es después
que se forman, no? Entonces crear esa capacidad de filtro para luego
distribuir eso es lo que hace Rereguarda también. Nosotros hemos
acumulado algo y lo distribuimos en los nuevos marrones que van
viniendo. Intentamos que la gente se reúna y se agolpe. El tema de la
denuncia de las agresiones también es muy central.
Si miramos este periodo de
crisis económica, de austeridad, de crecimiento y extensión de la
protesta, de legitimidad de la protesta en parte? Podemos hablar de
nuevas formas de reprimir la protesta? O no, o son viejas formas o hay
cosas a subrayar como novedosas.
Yo no he hecho un análisis de cómo era la represión antes. Entonces, sí que existía lo que te decía, el sheriff
que pone las fotos de los bandidos y los vagabundos, en los pueblos del
oeste, esto ya existía antes y ahora lo hace Felip Puig. Lo que creo
que más hay es la unidad de mando, que no sabes de donde sale, no sabes
si es la propia BRIMO, o quien es el que comanda. Pero hay una unidad de
mando que puede llegar a las redacciones de los periódicos. Es algo que
es característico. Tú piensas a veces que los malos son los que están
arriba, pero a veces los de la BRIMO, estos cuadros intermedios, el jefe
este de la unidad de la BRIMO… Es una de las cosas que a mí me inquieta
mucho en Cataluña. Como puede ser que tengan tanto poder. Que veas que
un BRIMO te habla en la calle, ese estilo se traslada al consejero de
Interior, y de ahí a todos los medios de comunicación, es algo que me
fascina.
Última cosa, ahora estas esperando, no? Cómo lo estás viviendo, desgasta…? Y en esa espera están pasando cosas importantes?
Bueno la espera es como… puff, ya no
espero y el día que pase pasará. Como que ya he perdido un poco de
órbita. Y me gustaría que pasara ya. Pero si no pasa parece que no pasa
nada. Han pasado tres años y creo que me he insensibilizado bastante.
Estoy bastante insensibilizado y me gustaría que hubiera pasado para
poder pasar al capítulo siguiente de mi vida. Voy a ir a la cárcel o no?
Espero que no vayas
Ha ha ha.
No se si quieres añadir algo?
No, ya esta.
Gracias Pablo.
IMAGEN DE PORTADA: Con los brazos en alto, Molano durante las festividades del barrio barcelonés del Poble Sec – Guifré Bombilà
https://directa.cat/castella-homenaje-pablo-molano
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