lunes, 2 de noviembre de 2015

30 de octubre, aniversario del nacimiento de Miguel Hernández: Una hoz de rebeldía y un martillo de protesta

Miguel Hernández, El labrador de más aire, 1937
Tal dia como hoy de 1910 nació en Orihuela, Alicante, el poeta comunista Miguel Hernández, el poeta del pueblo, que viviría y moriría combatiendo con el fusil y la pluma contra la reacción y el fascismo.  Fue, sin lugar a dudas, el vate más grande de nuestro país, insuflando con sus versos el fuego rebelde a los oprimidos, y que no dudó en llevar sus poemas al frente de batalla republicano para agitar la lucha justa por la libertad y la democracia popular y de, dado el caso, ponerse en primera línea para enfrentar a la bestia capitalista en el campo de batalla.

Quizás el siguiente fragmento de una de las obras teatrales de Miguel Hernández, El labrador de más aire,  el poeta del pueblo, siempre entregado y comprometido con la lucha de la clase obrera y campesina, hace a sus espectadores y lectores una pregunta que resume la esencia de su poesia y de su propia vida.

Los versos del poeta republicano, guerrillero, revolucionario, del final de la Escena IV de la obra citada, terminan ofreciendo la única solución posible a los explotados para poder despertar y ofrecer batalla a los que no pararan hasta convertirlos de nuevo en esclavos: ¿Por qué no lleváis dispuesta, contra cada villanía, una hoz de rebeldía, y un martillo de protesta?

Una pregunta que concentra la esencia de la biografia, las ganas y la rebeldía de Miguel Hernandez, que sabía bien que lo contrario, significa dejarse "pisar, morir o matar", y seguir condenados, a pesar de las apariencias de bienestar con las que de vez en cuando se hace creer al burro que va a lograr morder la zanahoria, a continuar siendo rebaño.

Unos versos que aunque se escribieran hace casi ocho décadas, lamentablemente siguen teniendo la misma urgencia que entonces, la misma actualidad:
"Os declaráis bajo el mal
tan postrados y tan yertos,
que habláis lo mismo que muertos
a los que todo da igual.
Y ante seres tan pasivos,
en mi corazón se entabla
la cuestión de ver si habla
con los muertos o los vivos.
Tan resignado, tan manso
vuestro triste cuerpo va,
que a mí me parecéis ya
cadáveres sin descanso.
Basta de resignación,
de pies y de manos presos.
¿No tenéis alma en los huesos
ni sangre en el corazón?
¿Campará el pájaro malo,
y tendréis siempre a su antojo
sonrisas para su ojo
y espaldas para su palo?
Cuerpo de hombre que se deja
pisar, morir o matar,
al cuello debe llevar
el balido de la oveja.
Nadie se deje morir
mansa y silenciosamente,
para que la humilde frente
no le vengan a escupir.
¿Por qué no lleváis dispuesta
contra cada villanía
una hoz de rebeldía
y un martillo de protesta?
La obra completa se puede leer pulsando sobre la imagen:






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