Este domingo, esperábamos con mucho interés el nuevo programa de Alberto Chicote, ese famoso cocinero estridente que esta vez prometía contarnos cuáles son las claves del precio de los alimentos más cotidianos en nuestra cesta de la compra. El precio, y no las condiciones sociales o medioambientales en las que ha sido fabricado, es el factor más importante para el consumidor a la hora de adquirir un producto, pero no deja de ser el reflejo final de toda la cadena de producción y, por tanto, explicar sus variables implica hablar de las condiciones de fabricación del producto. Que este tema sea tratado en una cadena de gran audiencia y por un personaje relevante como es Chicote no puede ser más que una buena noticia.
En otros países se ha demostrado que la televisión puede ser un medio ameno y riguroso para informar sobre lo que se esconde detrás de lo que compramos. Quizá uno de los mejores ejemplos es el programa francés “Cash Investigation”, en el que se investiga sobre la cadena de producción de productos y servicios, pero también sobre publicidad, lobbies o la corrupción y la evasión fiscal. El también francés ‘Envoyé Spécial’ (Enviado Especial) es otro de los programas que trata a menudo este tipo de temas.
La gran diferencia entre estos programas y ‘El precio de los alimentos’ de Chicote es, sin duda, la profundidad. Chicote quiso explicar en menos de una hora las variables que determinan el precio de seis productos, aproximadamente unos 8 minutos para cada uno. Una misión casi imposible, porque, a pesar de la impresión que da Chicote de que la formación de precios es algo simple [“la ecuación del aceite es sencilla”, dice en un momento del programa], es en realidad algo muy complejo y depende de la acción de muchos actores diferentes, ya sean gobiernos, empresas, lobbies o incluso otras industrias relacionadas.
Chicote ha lanzado así la primera piedra para que se hable más en serio de lo que hay detrás de nuestra cesta de la compra y sería interesante que la misma cadena emprendiera ese camino, sobre todo teniendo en cuenta que se van a emitir únicamente dos capítulos de ‘El precio de los alimentos’. Hablar de esa cadena de producción es el principal objetivo de este proyecto, especialmente a través de los Informes de Combate y de los libros que hemos escrito. En un simple post, nos sería imposible comentar todos los productos de los que habla Chicote en su programa, así que vamos a centrarnos hoy en el que mejor conocemos, el azúcar, sobre el que escribimos el libro Amarga Dulzura en 2013.
Chicote da algunas pinceladas básicas sobre la industria del azúcar, pero que sólo pueden ser interpretadas correctamente si se conoce cómo funciona el sector. Aquí vamos a intentar completar la información fundamental que falta, aunque para entender mejor la industria os animamos a leer Amarga Dulzura.
- El sector del azúcar está fuertemente intervenido por los gobiernos de medio mundo. Esto quiere decir que forma parte de las políticas nacionales de la mayor parte de los países en los que supone una industria importante y que el precio y la producción está controlado por éstos. No es un juego de libremercado por lo que entender su precio sin puntualizar este aspecto es imposible. En el programa de Chicote se menciona muy por encima dos de los países que en buena parte determinan el precio mundial del azúcar: Brasil, que es el principal productor y exportador mundial y cuyo mercado está muy determinado por su política energética de biocombustibles (según los precios mundiales del azúcar y del petróleo Brasil destina mayor o menor cantidad de caña de azúcar a uno u otro sector); y Tailandia, de quien un analista dice que el golpe de Estado de mayo del año pasado ha causado dudas que pueden afectar al mercado (en realidad el actual gobierno tiene una política de potenciar la industria azucarera). No obstante, es Brasil quien fundamentalmente establece el precio internacional y los biocombustibles son la principal variable (aunque sin caer en el reduccionismo, hay más variables y el azúcar es además uno de los sectores más complejos actualmente). De hecho, como se ve en esta gráfica, los precios mundiales se mueven casi al mismo compás que los precios brasileños (línea amarilla y morada respectivamente):
- También es muy difícil entender el sector del azúcar sin hablar de dónde procede. Es algo que no llega a explicarse y que se confunde continuamente en el reportaje de Chicote, hasta el punto de que se habla de los campos de remolacha de Suazilandia mientras se ven imágenes de grandes plantaciones de caña. La principal fuente de azúcar hoy en día es la caña de azúcar (entre un 80 y un 90 por ciento del total). Es un cultivo tropical que requiere de mucha agua, calor y sol. La remolacha completa la mayor parte del resto de la producción. Es un cultivo de climas fríos y que se cultiva fundamentalmente en Europa, China y Estados Unidos. Antes, la mitad de la producción mundial era de remolacha y un 40 por ciento procedía de Europa gracias a los grandes subsidios que daba la Unión Europea. Hasta 2006, era Europa quien decidía el precio del azúcar – que era muy bajo, al estar subvencionado (hoy en día, como ya hemos dicho, es Brasil). Sin embargo, aunque Europa hacía caer los precios mundiales, dentro de la Unión se pagaba el azúcar tres veces más caro por este control. Esos subsidios se están retirando y se ha obligado a reducir la producción en Europa. Lo que nos lleva al siguiente punto.
- El sector del azúcar está en fase de liberalización (parcial) y, por tanto, de revolución total. Todo el proceso de formación de precios del azúcar está cambiando y seguirá cambiando al menos hasta 2017, que es cuando la Unión Europea terminará su liberalización. Los precios internacionales del azúcar han aumentado como resultado de este proceso, pero aún no son estables. Sin embargo, como consecuencia del proceso de liberalización, deberían haberse reducido los precios en Europa puesto que no estaban ajustados al precio internacional. Pero eso no ha ocurrido, como se puede ver en el gráfico. La industria azucarera simplemente ha aumentado su margen de beneficio, ya que ahora puede importar materia prima más barata (el precio de referencia es el mínimo que se paga por la materia prima):
- No todo depende de Europa. Otro país clave puede ser India, el segundo productor mundial, cuyo mercado está también muy controlado, pero que podría ser también liberalizado. En realidad, países como Suazilandia cuentan muy poco en la formación del precio internacional.
- Pero entonces, ¿por qué Suazilandia es uno de los principales importadores a España? Chicote dice que es el quinto país más pobre del mundo y que la esperanza de vida es de 49 años. “Quizá por eso nos venden su azúcar tan barato”, dice. Lo cierto es que Suazilandia nos vende su azúcar tan barato porque se beneficia de los acuerdos prefenciales con la Unión Europea que le aseguran un precio mínimo, unas cuotas y una exención de impuestos por vender su azúcar a Europa. Muchos otros países se benefician de estos acuerdos, fundamentalmente los 49 considerados como ‘Menos Desarrollados’ por Naciones Unidas, de los que Suazilandia forma parte. Brasil suele ser considerado el país más eficiente en sus costes de producción de azúcar, en buena parte porque el sector utiliza de forma generalizada mano de obra en condiciones análogas a la esclavitud, pero Brasil no tiene estas ventajas así que su proceso de importación se encarece.
- Y luego están, como sí se apunta en el programa de Chicote, los mercados financieros, que juegan un papel importante en la formación de precio. Es otro tema del que se habla muy por encima sin mencionar la principal variable, los mercados de futuros. Los mercados de futuros nacieron supuestamente con el objetivo de proporcionar una seguridad financiera en las operaciones de compraventa de ciertos productos. Así, se acordaba un precio x, generalmente el del día del acuerdo, para una mercancía que iba a ser producida en el futuro. El objetivo es que el comprador supiera cuánto le iba a costar la mercancía y el productor supiera cuánto iba a cobrar. Pero al final se ha convertido en un instrumento financiero que sirve para especular (la FAO calcula que en el 98 por ciento de los casos estos contratos nunca llegan a materializarse) y que añade volatilidad, es decir, una mayor fluctuación de precios.
- Hay además un elemento adicional. El azúcar es un producto que puede guardarse durante mucho tiempo. En el programa se menciona que en muchos casos se ha decidido no sacar azúcar al mercado para hacer subir su precio (algo que, por cierto, ha ocurrido de forma más pronunciada en el caso de los cereales pero de lo que no se habló en la parte correspondiente al trigo). La ironía es que, mientras el producto procesado puede mantenerse durante mucho tiempo, la materia prima no. La caña de azúcar empieza a degradarse a las 12 horas y la remolacha a los pocos días. Eso da muy poco margen de acción a los agricultores para negociar el precio porque se arriesgan a perder la cosecha. La diferencia entre precio de compra al agricultor y precio de venta final se ensancha.
- El azúcar es un producto adictivo y su demanda se ve muy afectada por este factor. Cuanta más azúcar se consume, más nos pide el cuerpo. Esta es también una de las principales razones por las que se utiliza cada vez más a menudo en la comida preparada, incluso en aquella que no es en un principio dulce. Es algo que sí menciona Chicote, aunque los números, que no menciona, son muy elocuentes. Las tres cuartas partes del azúcar que consumimos están en productos procesados.
- Tampoco hay que perder de vista que se están empezando a generalizar nuevos cultivos para obtener azúcar, al menos la utilizada en la industria alimentaria, que no necesita de cristalización para ser añadida a los productos procesados. El más importante de ellos es el maíz.
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