Los países europeos no
se ponen de acuerdo en la estrategia para evitar las muertes en el
Mediterráneo pero el tema de Libia es el primero que ocupa a la cumbre
de la Unión Europea que se celebra en estos momentos (23 de abril), que
propone ni más ni menos que bombardear los barcos que transportan a
quienes huyen desesperadamente de las guerras. Propuesta que es probable
que haga suya la desprestigiada ONU.
Hasta marzo de 2011,
fecha en que los países de la OTAN decidieron atacar a Libia,
esporádicamente se habían venido registrando casos de africanos en
pateras o barcazas, que naufragaban o llegaban a las costas europeas.
Pero eran casos aislados, que no procedían de Libia, ni se contabilizó
en ellos ningún libio.
El por qué no huían los
libios estaba claro. El gobierno había impulsado una revolución que
consiguió para ellos el mayor índice de desarrollo humano de toda
África, según el reconocimiento que obtuvo de la propia ONU. Los libios
tenían medicina universal y gratuita; enseñanza gratuita a todos los
niveles, incluidas becas –de 1.600 €- para cursar estudios en países
extranjeros; 300 €/mes por persona, en concepto de reparto de las
rentas de petróleo; luz y agua gratis; préstamos sin interés; pleno
empleo + 2.5 millones de puestos de trabajo para inmigrantes, etc. La
esperanza de vida de los libios era de 78 años, igual que la de los
alemanes. Libia era también un muro de contención contra la inmigración
africana, que encontraba en ese país puestos de trabajo para vivir
dignamente. No olvidemos este aspecto.
Pero Libia fue atacada y
arrasada por los países de la OTAN, con el apoyo de la Unión Europea,
con las mismas mentiras de Iraq (en este caso unos bombardeos de
población inexistentes) y con la misma finalidad: hacerse con sus
recursos (petróleo y agua), y también impedir la implantación del
dinar de oro en África y situar al AFRICOM (brazo de la OTAN) en Libia,
para iniciar desde ahí la reconquista de ese continente y hacerse con
sus riquezas.
Hoy Libia no existe como
estado, ha sido invadida de bandas terroristas y tres millones de
libios –de los poco más de cinco millones que son- han huido del país.
No hay seguridad, no hay orden, las torturas, las desapariciones, las
muertes…son una constante. Los libios huyen en barcazas y barcos de
pesca escapando al terror y a la muerte. El enviado de la ONU para
Libia, Bernardino León –una de las personas más detestadas por los
libios- tiene como interlocutores las bandas armadas de Lybia Dawn y
al terrorista Abdelhakim Beljadj. Es evidente que EE.UU. y la UE no
desean una solución para Libia que no pase por hacerse con su petróleo.
Es el mismo caso de
Siria. Desde que en 2003 una empresa noruega descubrió en Siria
importantes yacimientos de petróleo, y mayores aún de gas, se convirtió
en objeto de codicia, porque el objetivo de occidente es la sustitución
del gas ruso por el sirio. Todos los medios de propaganda al unísono
comenzaron a denunciar supuestas matanzas del gobierno sirio, un
gobierno independiente que había proporcionado a sus ciudadanos grandes
logros en educación y salud, no siendo el menor el de la convivencia
intercultural y el respeto a las distintas religiones y creencias, que
hicieron de ese país un crisol de culturas. Siria fue asediada por
Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, invadida de mercenarios,
bloqueada económicamente. Lo último ha sido lanzar contra ese país al
Estado Islámico, ISIS o Daesh, un invento de la CIA, el Mossad y el MI6,
que aglutina a miles de mercenarios y del que la propia Hillary Clinton
ha reconocido que “se les ha ido de las manos”. Hoy también los sirios
escapan en barcos huyendo del terror, del hambre y la muerte.
La cosa no queda ahí.
Los mismos países que atacaron a Libia y Siria están invadiendo otros
lugares de África de bandas armadas, como Boko-Haram, Al-Qaeda o Al
Shabab, como pretexto para justificar intervenciones que les permitan
hacerse con sus recursos: Argelia, Malí, Niger, Chad, Kenia, Somalia,
Nigeria, República Centroafricana…están siendo desestabilizados. También
huyen sus gentes. Qué decir de Yemen. Todas estas huidas están
directamente relacionadas con la política exterior de la Unión Europea y
de Estados Unidos, y con sus intereses comerciales.
Durante estos días la
Unión Europea se rasga las vestiduras por las miles de muertes que se
vienen produciendo en el Mediterráneo, sin que en ningún momento haga
nadie un análisis de conciencia, ni entone un mea culpa, porque lo único
que plantean sus mandatarios es el de la "inmigración ilegal" y las
actuaciones policiales contra personas que son víctimas de los
conflictos y que huyen buscando solo vivir. Porque no se trata de
inmigrantes sino de refugiados.
La última locura que
proponen como “solución humanitaria” (bastante parecida a la “guerra
humanitaria”) ya la hemos comentado: bombardear los barcos que traen a
los desesperados, e incluso van más allá. También se plantean bombardear
los puertos libios (si es que alguno salió indemne) es decir volver a
bombardear Libia ¿Tendrán ya adjudicados los contratos de
reconstrucción?
Denunciamos la
hipocresía de España y de la Unión Europea/EE.UU., autores de las
guerras, desestabilizaciones e introducción de bandas armadas en los
países de los que huyen las personas en barcos y pateras, a las que
también niegan auxilio, porque son tratadas como delincuentes.
La guerra es la primera
causa de las muertes masivas en el Mediterráneo, y hay unos
responsables. Ahora toca auxiliar a los supervivientes. Si cometimos la
infamia de atacar a sus países tenemos la obligación moral de acogerlos
como refugiados y devolver los cuerpos de los muertos a sus familias.
Pero no vuelvan a bombardear, por favor. ¿Estamos en manos de locos?
Purificación González de la Blanca
Ojos para la Paz
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