Zbigniew Brzezinski |
La presencia de ministros y políticos griegos en Moscú forma ya parte
del paisaje corriente de la capital rusa. A principios de esta semana el
visitante fue Panagiotis Lafazini, ministro de Energía, que acudió
acompañado de Thanasis Petrakos, un diputado de Syriza. Pero la gran
cita es la semana que viene, el 8 de abril, cuando se celebre la cumbre
entre Tsipras y Putin.
En Washington están que se suben por las paredes. No hay más que leer la entrevista del diario polaco Dziennik Gazeta Prawna
al incombustible Brzezinski quien, junto con Kissinger, es el ágora de
la estrategia imperialista de las últimas décadas. Veamos una de sus
respuestas:
“Una Grecia amiga de Moscú podría retardar e incluso paralizar con su
veto la respuesta de la OTAN a una violación de la defensa colectiva.
Tras la anexión de Crimea en 2014, Rusia podría dirigir su apetito hacia
Moldavia, Georgia y Azerbayán, tras lo cual los países bálticos y
Polonia, miembros de la Alianza Atlántica, podrían convertise en un
objetivo”.
El artículo 5 del Tratado fundacional de la OTAN prevé una respuesta
colectiva de la organización imperialista ante una agresión a cualquiera
de sus 28 miembros, aunque en su seno está previsto que la decisión se
adopte por unanimidad, lo cual significa que Grecia podría paralizar la
respuesta militar, al menos durante un cierto tiempo.
Brzezinski no menciona a Ucrania porque aún no forma parte de la OTAN,
pero los esfuerzos del imperialismo por introducirles dentro de la
Alianza resultarían inútiles si el 8 de abril Tsipras llega a un acuerdo
estratégico con Putin.
Las palabras de Brzezinski contribuyen a poner la crisis griega en su
verdadera dimensión que, desde luego, va mucho más allá de las deudas,
el déficit, el Banco Central Europeo y la Unión Europea. Además, en el
conflicto está claro que Grecia puede jugar muchas más bazas de las que
Alemania sospechaba. Incluso se podría decir que esas bazas son de peso.
Syriza tiene encima encima de la mesa en Atenas un programa de
cooperación ambicioso con Rusia y China que va mucho más allá de las
deudas económicas y que, a buen seguro, el miércoles de la semana que
viene Putin le va a confirmar y del que forma parte la posibilidad de
suministrarles todas las armas que Grecia necesite.
Esa oferta es lo que explica una enigmática frase que Brzezinski deja caer en su entrevista: si Grecia firma un acuerdo estratégico con Rusia, a quien le puede interesar que salga de la OTAN es al imperialismo.
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