sábado, 28 de marzo de 2015

No a la investidura del régimen: Posición de la CUT ante la investidura de Susana Díaz

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1. La CUT ha forjado su identidad en luchas históricas contra las políticas del PSOE que han mantenido en Andalucía los privilegios de los terratenientes y del mundo de los negocios, que han hecho posible y ejecutado las directrices de los poderes neoliberales de la UE, la integración en la OTAN y las bases militares […]


1. La CUT ha forjado su identidad en luchas históricas contra las políticas del PSOE que han mantenido en Andalucía los privilegios de los terratenientes y del mundo de los negocios, que han hecho posible y ejecutado las directrices de los poderes neoliberales de la UE, la integración en la OTAN y las bases militares norteamericanas, la banalización cultural y la inequidad educativa, el paro más alto de occidente… en definitiva, la traición a los ideales de soberanía y dignidad del 4 de diciembre y la articulación dependiente, atrasada y subalterna de Andalucía en esta construcción europea bajo la dirección de las grandes empresas y del capital financiero.
2. La anterior legislatura, caracterizada por la incorporación de IU al gobierno de la Junta, no modificó ni un ápice la orientación estratégica de las políticas del gobierno andaluz. El PSOE, fuera de su retórica y de su gestualidad progresista, lleva tres décadas funcionando como la otra pata, junto al PP, del “partido orgánico” que sostiene el régimen de la Transición y ejecuta el programa neoliberal bajo la ficción teatralizada de la alternancia de siglas. IU ha pagado en estas elecciones su integración irrelevante y sometida en el gobierno de la Junta y su apuesta por trabajar como ayudante de campo del PSOE: la estrategia de culpar en exclusiva al PP de las miserias y los problemas de Andalucía, sólo ha conseguido escamotear la responsabilidad histórica de quien lleva 33 años gobernando aquí, gran parte de ese tiempo con gobiernos del PSOE también en Madrid.
3. La entrada de PODEMOS en el Parlamento andaluz es una oportunidad histórica para reafirmar una posición política firme en este espacio institucional que permita hacer de altavoz de las luchas y reivindicaciones populares y que visibilice las políticas antisociales y las corrupciones institucionales a las que nos ha tenido acostumbrado el PSOE.
4. PODEMOS no puede avalar ni activa ni pasivamente un nuevo gobierno presidido por Susana Díaz. Más que una votación parlamentaria y una decisión política, lo que se dilucida es una cuestión de principios y lo que se defiende es una posición moral. Bajo ninguna circunstancia, en ese acto de investidura PODEMOS ha de amparar o mirar hacia otro lado y contribuir así, aunque sea por omisión, a la legitimación de un gobierno que se constituirá para en adelante ejecutar, como ha venido haciendo década tras décadas, políticas a favor de las élites, del clientelismo y de las corruptelas, de la articulación en el armazón neoliberal de España y la UE y ello con la connivencia y colaboración del PP y de los grandes empresarios.
5. La votación formal de la investidura en el Parlamento no puede, bajo ningún concepto, invisibilizar el verdadero caparazón político que viene respaldando la ejecución del programa neoliberal y sus consecuencias en Andalucía (privatizaciones, pobreza infantil, desertización industrial, degradación medioambiental, estructuralidad del paro…): un armazón político bipartidista que funciona como alianza tácita y estructural con el PP y con el mundo de los negocios y de las élites económicas. Como en anteriores ocasiones, al día siguiente de la investidura, la ecuación parlamentaria que la hace posible se disuelve bajo el dictado de esta pinza estratégica y profunda que configura el bipartidismo PP-PSOE.
6. Las esperanzas que ha suscitado PODEMOS en tanto expresión de las energías populares para el cambio a favor de las mayorías y la regeneración democrática en Andalucía y el estado español sufrirían un golpe demoledor si los diputados de Podemos no entendiesen que la investidura de Susana Díaz es el primer momento fundamental en que lo que se decide va más allá de lo político: incumbe al alma, a la sangre y a los principios éticos del proyecto. El acto político de la investidura deberá ser la primera demostración de que a partir de ahora jugar con la palabra y con los anhelos de la mayoría social de Andalucía tendrá un coste elevado para el régimen gubernamental e institucional del PSOE y que este grupo parlamentario sostendrá en cada ocasión una política inflexible con los corruptos, con los que favorecen a las élites y con los que engañan a los andaluces y a las andaluzas.

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