Quedará grabado en mi memoria en día 22 de Enero de 2016, como el
día de la estrategia política, el día en que contemplamos la política
española como si de una partida de póker o como aquellas partidas
múltiples de ajedrez donde un maestro internacional (habitualmente de un
país comunista) se enfre
Tras una visita de Pablo Iglesias a
quien horas antes el líder de IU califico como el “Ciudadano Felipe de
Borbón”, en lo que parecía un mero episodio más, de la ronda de
entrevistas de la cual no saldría noticia alguna. El líder de Podemos se
adelanta al resto de los políticos con una jugada maestra con la que es
capaz de dar jaque simultaneo en todos los tableros políticos,
obligando a mover ficha a los representantes principales de cada uno de
los grupos políticos. Mientras todos estaban más cómodos agazapados, a
la espera de que fueran otros, quienes tomaran la iniciativa, Podemos
pone en bandeja al PSOE un pacto de gobierno, imposible de ignorar para
un partido socialista en claro declive en lo que a números se refiere.
Obliga con este movimiento a saltar a la
palestra a Pedro Sánchez, quien a pesar de querer salir del delicado
momento de una forma lo más diplomática posible, acaba sucumbiendo
verbalmente al órdago que Iglesias le manda, impulsado no solo por la
satisfacción de verse presidente del gobierno, pasando a la larga de
vencido a vencedor, sino también por la necesidad de no ser tachado de
inmovilista, adjetivo a eludir en este momento. Ahora la responsabilidad
del líder socialista está en convencer a los llamados “Barones” de su
partido, que esta es la mejor opción, se puede gobernar junta a otros
grupos con los que existan discrepancias, pero se necesita un mínimo
consenso interno, para que este posible gobierno fructifique y no tener a
posteriori la sensación constante de tener al enemigo en casa.
Obliga con este movimiento a Mariano
Rajoy a una decisión impopular entre sus votantes, la de no presentarse
de momento a la elección declinando la oferta de Felipe IV, la
estrategia también es clara, la imposibilidad de crear gobierno debida a
la falta de apoyos, hacen imposible su investidura, por lo que no tiene
necesidad de tirarse a una charca vacía. Con esto no gana el PP, otra
cosa más que tiempo para su difícil tarea de conseguir apoyos, pero da
el pase a quienes pueden crear gobierno, quizás no tenga otra opción
pero en el caso de que Sánchez llegara a la presidencia del gobierno con
apoyos de izquierdas, Rajoy sería indudablemente el perdedor de la
partida y muchos verían en su propio entorno este acto como una
estrategia cobarde lo que seguramente obligaría incluso a un cambio
dentro de su partido.
Obliga con este movimiento, a que
Alberto Garzón deje atrás las diferencias que le separaron de Podemos en
la campaña electoral, satisfactoria obligación en este caso, pues la
búsqueda de un gobierno de izquierdas siempre sobrevoló la cabeza de
Garzón y la posibilidad de ser ministro en dicho gobierno no se
contemplaba en ninguna apuesta.
Obliga con este movimiento a Albert
Rivera a aceptar como una posibilidad viable este gobierno de
izquierdas, a pesar de ser contrario a este acuerdo, el dejar de lado el
tema de las consultas independentistas y exponer Podemos la posibilidad
de que si la hubiese, esta consulta implicaría a la totalidad del
territorio nacional, desbarata un poco la posible negativa de Rivera y
le deja sin razones de peso para apoyar al PP. Coloca a Ciudadanos en
tierra de nadie, fuera en principio de cualquier pacto, a raíz de las
declaraciones de su líder y con las encuestas a la baja en lo que
concierne a la posibilidad de nuevas elecciones.
Obliga con este movimiento a
posicionarse claramente a otros grupos como PNV o Esquerra Republicana
entre otros, quienes hasta entonces eran meros espectadores de las idas y
venidas de candidatas con mayor peso y convirtiéndolos de repente de
figurantes a posibles protagonistas de esta película. Englobados en el
grupo de los nacionalistas o independentistas, parece que en este
momento es un crimen para algunos que pudieran formar parte del gobierno
del país, pero a los mismos que hoy quieren dar esa imagen, alguien les
recordará que otros gobiernos con las mismas siglas ya se valieron de
partidos nacionalistas para conseguir sus propósitos y conseguir formar
gobiernos.
Obliga con este movimiento a Felipe IV a
comenzar una segunda ronda de negociaciones, lo que para un Borbón
acostumbrado a otros menesteres, enseña lo que significa el tedioso
momento de trabajar, cosa que tampoco le vendrá mal de cara a intentar
el difícil cometido de cambiar la imagen de la Casa Real, pero aún hay
más, pone al inquilino de “La Zarzuela” en la tesitura de tener que
presentar al Parlamento un candidato a presidente, a quién apoyos pueden
instarle en un momento a poner en entredicho el sistema Monárquico,
favoreciendo con esto que grupos de ideas republicanas participen de
este gobierno, una situación bastante molesta para una Monarquía en
horas bajas.
Por obligar, este movimiento de Pablo
Iglesias obliga incluso a las televisiones y la prensa en general a
cambiar los contenidos de sus programas aceleradamente, pero de una
manera gratificante y satisfactoria ya que el hecho de instar a todos a
actuar, da a la prensa juego, y gana adeptos entre los periodistas,
ávidos de noticias nuevas y estrambóticas estrategias. Quizás lo mejor
para los medios sería que nadie se entendiera, que llegará un nuevo
proceso electoral, tras lo visto en la pasada campaña, la más
mediatizada de la historia, cuanto más se alargue la incertidumbre,
cuantos más procesos haya que culminar, más noticias se generarán.
Con todo esto inventa Iglesias una nueva
jugada de ajedrez, un movimiento que pasara a los anales de la política
española y que seguramente será estudiado por otros en el futuro, un
movimiento que denominaremos el MULTIJAQUE.
David L. Segura
No hay comentarios:
Publicar un comentario