Y no lo decimos
nosotros, sino Thierry Meyssan. Titular: El periodista español Javier
Espinosa ha sido liberado tras más de seis meses secuestrados en Siria.
Thierry Meyssan marzo, 2012
Los países miembros de
la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) no han logrado
desatar un ataque convencional contra Siria. Pero estuvieron
preparándolo a lo largo de 10 meses, mediante una guerra de baja
intensidad, acompañada de una guerra económica y mediática. La ciudad de
Homs ha sido presentada como símbolo de ese enfrentamiento. El llamado
ejército «sirio» libre se apoderó de los barrios de Baba Amro e Inchaat,
proclamando allí un emirato islámico que ofrece una imagen de su
proyecto político.
Con el respaldo de Rusia
–aún traumatizada por la experiencia del emirato islámico de Ichkeria– y
de China, países preocupados por la protección que el gobierno de
Damasco está obligado a prestar a sus ciudadanos, el ejército nacional
sirio emprendió el asalto el 9 de febrero de 2012, después de haber
agotado todas las posibilidades de mediación. Ya derrotado, el ejército
«sirio» libre se atrincheró entonces en una zona de unas 40 hectáreas.
Inmediatamente cercada por las fuerzas leales al gobierno, esta zona fue
reduciéndose en los días posteriores y acabó por caer en manos de las
fuerzas de Damasco este 1º de marzo. En venganza, los últimos elementos
armados del emirato masacraron a los cristianos de 2 localidades que
atravesaron en su huida hacia el Líbano.
Durante todo ese tiempo,
grandes medios de prensa han sido utilizados para camuflar la sórdida y
cruel realidad de aquel emirato y para divulgar en su lugar la imagen
ficticia de una revolución aplastada por la represión. Se ha insistido
especialmente en hacer creer que miles de civiles se hallaban bajo fuego
de la artillería siria, e incluso de la aviación. En medio de todo ese
sistema de propaganda se hallaba un Centro de Prensa utilizado por los
canales de televisión vía satélite de los países de la coalición
antisiria, como los canales Al-Jazeera, de Qatar; Al-Arabiya, de Arabia
Saudita; France24, de Francia, la BBC del Reino Unido y la
estadounidense CNN, todos bajo la coordinación de periodistas israelíes.
Entre la versión de los
hechos que ofrecen la Organización del Tratado del Atlántico Norte y el
Consejo de Cooperación del Golfo por un lado y, por el otro, la versión
de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), la opinión pública
de los países occidentales está en todo su derecho de preguntarse quién
dice realmente la verdad. Trataremos por ello de aportar aquí elementos
de juicio decisivos que permitan aclarar la verdad. Para lograrlo,
utilizaremos los videos transmitidos por los canales televisivos
occidentales y los de los países del Golfo, los testimonios recogidos
entre los sobrevivientes por la oficina de la Red Voltaire en Siria y
los documentos descubiertos en el Centro de Prensa del emirato.
El doble rostro de los reporteros occidentales
Varios periodistas
occidentales bloqueados en el emirato estuvieron lanzando llamados de
auxilio a través de Internet. En las imágenes, dos de esos periodistas
aparecen heridos y el tercero parece gozar de buena salud. Sus gobiernos
convirtieron el salvamento de estos periodistas en una cuestión de
principio. Francia envió un funcionario a negociar con los rebeldes.
Otros países, específicamente Rusia, deseosos de reducir la tensión en
el Levante, se ofrecieron como intermediarios.
Yo mismo participé
personalmente es ese esfuerzo colectivo. Una periodista francesa había
rechazado una primera oportunidad de salir de allí con la Cruz Roja
Internacional y con la Media Luna Roja siria. Por miedo a caer en una
trampa, esa periodista no aceptó la mano que se le tendía. Mi misión
tenía dos objetivos. Primeramente, establecer un contacto con mis
compatriotas, ponerlos al corriente del contexto político y militar y
facilitar que fuesen entregados a un funcionario francés encargado de
ponerlos bajo protección diplomática. En segundo lugar, yo debía
informar a quienes trabajan a favor de la paz en la región sobre el
exacto desarrollo de los acontecimientos y evaluar la buena voluntad de
los distintos protagonistas.
Como es sabido, las
negociaciones no prosperaron. Los delegados de los servicios de
inteligencia de los diferentes Estados implicados pudieron comprobar que
las autoridades sirias y las organizaciones humanitarias hicieron todo
lo posible y que el fracaso se debió única y exclusivamente al llamado
ejército «sirio» libre.
Cual no sería entonces
la sorpresa, real o fingida, de los diferentes negociadores al enterarse
un día de que los 3 periodistas a los que habíamos estado tratando de
sacar de Homs, y otro más que no quiso que lo ayudáramos, habían cruzado
las líneas del ejército «sirio» libre y también las del ejército
nacional sirio para llegar al Líbano por sus propios medios.
Después de un primer
momento de confusión y de verificar que las iniciativas paralelas de
Rusia no habían corrido mejor suerte que las nuestras, pudimos comprobar
que un comando armado de una potencia occidental extrajo
clandestinamente a los 4 periodistas, y quizás a otras personas,
mientras que nosotros arriesgábamos nuestras vidas inútilmente. Es por
ello que nada me obliga a guardar silencio sobre los detalles de lo
sucedido. Sólo me abstendré de mencionar en este artículo los detalles
que pudiesen servir para identificar a los funcionarios y personas
implicadas, a quienes no mencionaré para que puedan seguir trabajando
por la paz, a pesar de que la mención de ciertos detalles sería de
utilidad pedagógica para nuestros lectores.
No dudo que los
fugitivos de Baba Amro publicarán su propia versión de los hechos para
sostener la propaganda atlantista. Seguirán mintiendo, como hasta ahora
lo han hecho constantemente. Precisamente por eso es que quiero, en
primer lugar, ofrecer mi testimonio de todo lo que pude ver, en aras de
contrarrestar la red de mentiras que se está tejiendo alrededor de estos
hechos.
Según la versión
mediática actual, una revolución fue reprimida salvajemente. Varios
periodistas occidentales, movidos únicamente por su deseo de informar,
llegaron al lugar de los hechos para ver lo que estaba pasando y aportar
sus testimonios. Los rebeldes fueron atrincherándose en el barrio de
Baba Amro, donde supuestamente sobrevivieron bajo un diluvio de fuego
por espacio de 3 semanas. El Centro de Prensa de los rebeldes fue
bombardeado con fuego de artillería reactiva (lanzacohetes múltiples
GRAD, también conocidos como “órganos de Stalin o Katiuskas”), el
miércoles 22 de febrero de 2012. Fue al parecer en ese bombardeo que
resultaron muertos Marie Colvin, del Sunday Times, y Remi Ochlik, de IP3
Presse, mientras que resultaban heridos Edith Bouvier, de Le Figaro
Magazine, y Paul Conroy, del Sunday Times. William Daniels, ex
periodista de Le Figaro Magazine quien ahora trabaja para el Time
Magazine, parece haberse quedado con los
anteriormente mencionados mientras que Javier Espinoza, del diario
español El Mundo, se separaba del grupo.
Los sobrevivientes divulgaron a través de Internet 4 videos en los que contaban una historia bastante extraña. Leer escrito completo
-
A estos perrodistas ahora nos los presentan ahora como si fueran héroes. Pa vomitar.
-
Esos periodistas que se unen a los rebeldes, rebeldes son y con las mismas tenebrosas intenciones.
En realidad son gentes fracasadas que van alli en busca del "palo periodístico" para hacer dinero sin importarle los crimenes de sus "amigos rebeldes" al regreso escriben un libro llenos de sandeces y hasta una pelicula se hace con su herroismo de pacotilla.
A los muertos que le recen un credo cimarrón como buenos cristianos y se acabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario