Esta minoría musulmana, que representa el 12% de la población de la península, ha aprobado su intención de autodeterminación territorial y nacional, tras rechazar la anexión a la Federación Rusa
Los tártaros de Crimea, que representan un 12 % de la población
de la península, decidieron hoy crear una autonomía dentro de esa
república, que se adhirió la pasada semana a la Federación Rusa.
El Kurultái (Asamblea Popular) de esa minoría musulmana aprobó una resolución sobre "la realización del derecho a la autodeterminación del pueblo tártaro en su territorio histórico: Crimea". En el documento se anuncia "el comienzo del proceso político y legal para la creación de una autonomía nacional y territorial" de los tártaros de Crimea.
El Kurultái también se dirigió a la ONU, el Consejo de Europa, la Unión Europea, la Organización sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Organización de Cooperación Islámica para que apoyen la aspiración del pueblo tártaro de Crimea a la autodeterminación, en calidad de autonomía territorial y nacional.
La minoría tártara tomó esa decisión durante la reunión que celebró en la ciudad crimea de Bajchisarai, que es la que mejor conserva el legado del antiguo Canato tártaro de Crimea (siglos XV-XVIII).
Los tártaros de Crimea, que se consideran un pueblo diferente a los tártaros que viven en la República rusa de Tatarstán, han rechazado todas las ofertas que les han hecho las autoridades de Crimea. El Gobierno crimeo les ofreció hasta un 20 por ciento de los cargos de responsabilidad en la república, la oficialidad de la lengua tártara y mayor financiación de programas culturales y educativos.
Los tártaros, que no superan los 300.000 y defendieron siempre la integridad territorial de Ucrania, boicotearon el referéndum separatista del 16 de junio, que sus líderes tacharon de "farsa", por lo que se negaron a reconocer sus resultados.
El ingreso en Rusia hizo temer a los tártaros que en Crimea se repitiera lo que ocurrió en los años 90 en Bosnia cuando los musulmanes fueron víctimas de limpieza étnica, por lo que llegaron a pedir a la ONU que enviara cascos azules a la zona.
Además, temen que las nuevas autoridades ordenen la expropiación de las tierras que los tártaros se apropiaron ilegalmente a su regreso de la deportación estalinista para construir viviendas, negocios y otros establecimientos. Principales pobladores de Crimea hasta que el imperio ruso conquistó el territorio en el siglo XVIII, los tártaros guardan un mal recuerdo de los rusos, ya que desde entonces fueron víctimas de represiones, hambruna y exilio forzoso.
Debido a la deportación estalinista por colaborar supuestamente con la Alemania nazi, los tártaros estuvieron 50 años lejos de Crimea, a la que regresaron sólo una vez rehabilitados tras la caída de la Unión Soviética.
El Kurultái (Asamblea Popular) de esa minoría musulmana aprobó una resolución sobre "la realización del derecho a la autodeterminación del pueblo tártaro en su territorio histórico: Crimea". En el documento se anuncia "el comienzo del proceso político y legal para la creación de una autonomía nacional y territorial" de los tártaros de Crimea.
El Kurultái también se dirigió a la ONU, el Consejo de Europa, la Unión Europea, la Organización sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Organización de Cooperación Islámica para que apoyen la aspiración del pueblo tártaro de Crimea a la autodeterminación, en calidad de autonomía territorial y nacional.
La minoría tártara tomó esa decisión durante la reunión que celebró en la ciudad crimea de Bajchisarai, que es la que mejor conserva el legado del antiguo Canato tártaro de Crimea (siglos XV-XVIII).
Los tártaros de Crimea, que se consideran un pueblo diferente a los tártaros que viven en la República rusa de Tatarstán, han rechazado todas las ofertas que les han hecho las autoridades de Crimea. El Gobierno crimeo les ofreció hasta un 20 por ciento de los cargos de responsabilidad en la república, la oficialidad de la lengua tártara y mayor financiación de programas culturales y educativos.
Los tártaros, que no superan los 300.000 y defendieron siempre la integridad territorial de Ucrania, boicotearon el referéndum separatista del 16 de junio, que sus líderes tacharon de "farsa", por lo que se negaron a reconocer sus resultados.
El ingreso en Rusia hizo temer a los tártaros que en Crimea se repitiera lo que ocurrió en los años 90 en Bosnia cuando los musulmanes fueron víctimas de limpieza étnica, por lo que llegaron a pedir a la ONU que enviara cascos azules a la zona.
Además, temen que las nuevas autoridades ordenen la expropiación de las tierras que los tártaros se apropiaron ilegalmente a su regreso de la deportación estalinista para construir viviendas, negocios y otros establecimientos. Principales pobladores de Crimea hasta que el imperio ruso conquistó el territorio en el siglo XVIII, los tártaros guardan un mal recuerdo de los rusos, ya que desde entonces fueron víctimas de represiones, hambruna y exilio forzoso.
Debido a la deportación estalinista por colaborar supuestamente con la Alemania nazi, los tártaros estuvieron 50 años lejos de Crimea, a la que regresaron sólo una vez rehabilitados tras la caída de la Unión Soviética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario