La propia Policía asegura que no hay
constancia de que haya habido convocatoria previa y que no hubo un
desafío cruzado entre los dos equipos. Fue un asesinato fascista.
El
domingo por la mañana varios neo-nazis del Frente Atlético asesinaban a
Francisco Javier Romero Taboada, alias Jimmy de 43 años debido a una
puñalada, una paliza y después de ser arrojado al río Manzanares, cerca
del estadio Vicente Calderón. Según reveló la autopsia, Jimmy murió
por un fuerte impacto craneoencefálico. Hace 16 años el Frente Atlético
asesinaba a Aitor Zabaleta, de quien por cierto el tan querido y
respetuoso Luis Aragonés dijo que a Aitor lo asesinaron porque seguro que algo haría o diría.
En este caso, los medios de comunicación no han esperado para pronunciarse. Los medios al servicio del Capital, o dicho de otra manera, los medios del Capital no han tardado en clasificar el asesinato de pelea, accidente, incidente o reyerta. Es decir, el asesinato se produjo porque dos bandos radicales y extremistas se pelearon y debido a ello, por accidente murió Jimmy, miembro de Riazor Blues. Entonces, si fue una pelea entre dos, el asesinato fue consecuencia de la pelea, podría haber muerto cualquier miembro de los dos bandos, ergo, Jimmy no es ningún santo y le mataron por meterse en medio de la trifulca. Pero eso es mentira. Los medios capitalistas, en su afán de equiparar el fascismo con el antifascismo y así crear confusión entre sus lectores o telespectadores, acabaron mintiendo y diciendo que la pelea había sido organizada, planificada y que los Riazor Blues que venían desde A Coruña ya habían quedado con los del Frente Atlético para pegarse y organizar una batalla campal. Es irónico, pues la propia Policía Nacional, a la cual medios para descubrir qué paso y sobre todo para averiguar si de verdad se organizó la batalla campal no le faltan (sobre todo cuando les interesa), asegura que no hay constancia policial de que haya habido convocatoria previa a través de las redes sociales y que no hubo un desafío cruzado entre los dos equipos.
¿Es la Policía Nacional la tapadera de Riazor Blues para encubrir sus actos? Imposible. Entonces, si los medios de comunicación afirman que sí hubo quedada, ¿por qué no se preparó la Policía para evitar la batalla campal? ¿para qué iba a querer Riazor Blues quedar con el Frente Atlético si éste le superaba en número y material? ¿por qué llegó la Policía 2 horas más tarde? Pues porque en realidad, no hubo quedada. Los medios de comunicación mienten.
El capitalismo siempre y cuando le interesa, acaba equiparando a la víctima con el agresor para generar confusión y equidistancia. Ocurre, por ejemplo, cuando los imperialistas bombardearon y asesinaron a miles de personas en Libia o cuando intentaron masacrar Siria. La equidistancia siempre está servida y siempre sirve al agresor. Como diría Desmond Tutú, si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor.
Pero, ¿por qué les interesa a los medios difamar? Porque los oprimidos y las víctimas de lo ocurrido ayer, son antifascistas y el antifascismo escuece cuando vivimos en un Estado de naturaleza fascista y reaccionaria. Al capitalismo no le interesa el antifascismo.
Los Riazor Blues fueron víctimas de una emboscada por parte de un centenar de fascistas del Frente Atlético. El Frente Atlético sabía dónde iba a parar el autobús de los hinchas de Riazor Blues porque fueron avisados por miembros de Democracia Nacional e hinchas del Atlético de A Coruña que les pasaron información al Frente Atlético de Madrid sobre la llegada lo los seguidores del Deportivo. El mismo día del asesinato el miembro de Democracia Nacional que regenta el bar escribía en su perfil de Facebook “gracias y mal gracias al Frente Atlético por saldar mis cuentas pendientes, que buen lugar es el Manzanares para nadar”. Sin embargo, ¿qué pasa si afirmas que los dos bandos ‘quedaron para pegarse’? Que se iguala víctima y agresor y se estandariza la muerte del primero, es decir, se normaliza la muerte de alguien por el simple hecho de tratarse de una pelea organizada por los dos bandos. Y como la manipulación afirma tal barbaridad, se minimiza la muerte de Jimmy el antifascista y la balanza se iguala ocultando el verdadero rostro de los asesinos. Porque todavía, a día de hoy, ningún medio de comunicación ha denunciado, ni ha subrayado que el Frente Atlético es un movimiento nazi y fascista. ¿Por qué van a hablar de fascismo pudiendo hablar de extrema derecha e extrema izquierda para así equipararlos? ¿Por qué van a decir la verdad y afirmar que los Riazor Blues fueron víctimas de una emboscada fascista pudiendo decir que se peleaban por fútbol?
No obstante, la intoxicación de los medios ha ido más allá todavía, se ha evitado hablar de los asesinos y se ha puesto en marcha una campaña de criminalización hacia los Riazor Blues y hacia Jimmy el asesinado por los nazis. No han tardado en clasificar al asesinado como drogadicto, deficiente, infantil, ultra que ya arrastraba varios antecedentes policiales, etc. Una campaña extremadamente vomitiva y repugnante que tiene como finalidad la de banalizar a Jimmy y a los Riazor Blues y vulgarizar a los agredidos hasta el punto de considerarlos chusma, lumpen o gente que no estaba bien de la cabeza.
Entonces ya nadie se acuerda de los asesinos y de su ideología nacionalsocialista. Esto nos recuerda al famoso eslogan patriarcal que enseña a las mujeres a no ser violadas “no provocando al hombre” en vez de enseñar al hombre a no violar. Si una mujer es violada es porque iba provocando con sus ropajes, Jimmy fue asesinado por lo mismo, por provocar. ¡La culpa siempre del oprimido!
También mienten incluyendo a los Bukaneros en la pelea y en las agresiones, lo cual ha obligado a la peña antifascista del Rayo a salir al paso de estas difamaciones manifestando oficialmente que Bukaneros no ha estado implicado en dichos sucesos, así como ninguno de sus miembros (…) denunciando la campaña de persecución mediática hacia nuestro colectivo y consideramos lamentable y cínica la actitud de la Policía y de los medios de comunicación que ha utilizado los hechos dramáticos ocurridos esta mañana como arma arrojadiza contra nuestro colectivo.
Para finalizar, tampoco podíamos esperar menos de la LFP, de su presidente, Javier Tebas, ex-miembro de movimiento nazi Fuerza Nueva, de Enrique Cerezo, Gil Marín o Simeone, los cuales simpatizan públicamente con el Frente Atlético. Tanto la LFP, así como el Atlético de Madrid son cómplices de los asesinatos.
Con todo esto queda claro que los que ganan son los medios de comunicación, la ideología dominante, gana la desideologización de los hechos, gana el Capital y pierde la imagen del movimiento antifascista, con lo cual significa y toma una importancia fundamental la organización y coordinación de los antifascistas para combatir estas concepciones fabricadas por los imperialistas y los fascistas, valga la redundancia y para seguir organizándonos y solidarizándonos con los caídos. Porque no debe de haber fascistas ni en la calle, ni en la grada.
Castellano
Un cobarde crimen fascista perpetrado por un grupo neo-nazi contra un seguidor deportivista. Eso fue lo que pasó en Madrid por mucho que se intente negar intentando repartir culpas entre unos y otros.
Un grupo de seguidores del Depor acuden a ver a su equipo a Madrid, al Calderón, sabiendo que se juegan el tipo porque pertenecen a los Riazor Blues, y tienen malas relaciones con los ultras locales del Frente Atlético, de los que les separa básicamente la ideología, pues no hay rivalidad entre ambos equipos. En resumen, que nada tenía que ver, el fútbol no provocó por sí mismo la tragedia de este domingo, sino que ésta fue consecuencia de un largo enfrentamiento entre fascistas y anti-fascistas (lo que no convierte a éstos últimos en ejemplo pleno de conducta, ciertamente, de hecho son muy contradictorios; pero la cuestión central que separa a Blues y Frente es política. No se puede analizar lo ocurrido excluyéndola).
Esos seguidores llegan a Madrid y se bajan de los autobuses, se dirigen a bares. No están armados, aunque cuentan con algún material pirotécnico, totalmente legal -hay fiestas municipales en las que se utilizan- aunque, obviamente, pueden ser peligrosos. De pronto son atacados por 150 ultras, armados hasta los dientes. En vez de dejarse pegar o limitarse a huir, la mayoría de los seguidores del Depor deciden hacerle frente a la horda fascista. Llevan las de perder. Son superados. Pero no es una batalla entre iguales, como foros interesados tratan de decir, no, es una agresión que encontró respuesta.
Bravatas por las redes hay todos los días. Pero los Blues insisten en que no habían quedado para pegarse con nadie. La lógica indica que de haberlo hecho, habrían elegido un lugar más discreto que el aparcamiento pegado al Estadio. Y además resulta que quien filtra la posible existencia de una cita previa es la policía, que tardó mucho en actuar (hay quien denuncia que dejó hacer a los que tenían las de ganar) y que, en el caso de que conociese esa supuesta cita: ¿cómo es que no preparó un dispositivo para evitar un choque violento?
Extrañamente, los mismos periodistas que avalan esa versión policial no se hacen tan relevante pregunta. Ni hablan de como es posible que las Fuerzas del Orden no detectaran a decenas de neo-nazis armados por Manzanares desde las ocho de la mañana cuando los mismos vecinos/as estaban asustados/as por su presencia (por cierto, no sólo los Blues se vieron involucrados en el suceso, afectó a más deportivistas).
Los que son más numerosos y tienen armas -ciertamente que los coruñeses se defienden con lo que pueden- abusan durante los incidentes.
Golpean a un deportivista al que, inconsciente, lazan al río (pueden verse algunas imágenes). Se llama Jimmy. Fallece poco después (hay serias sospechas de que se retrasó el anuncio de su muerte para que se pudiese jugar el encuentro -show must go on- que el Depor aceptó disputar en una desafortunada afrenta a su afición). Lógicamente, quien lanza al Manzanares a finales de noviembre a una persona inerte que acaba de recibir una paliza lo que intenta es matar. O sea, que lo que sucedió fue un asesinato. Es importante que así se le llame.
Por lo tanto, tenemos nazis que atacan y consuman un crimen. La cosa es clara: asesinato fascista. Sin embargo, sigue hablándose de “pelea” o “reyerta”, siempre intentando situar en el mismo nivel a verdugos y a víctimas (hay quien tira de la teoría de la cita previa para sostener esa equivalencia).
Aunque así fuera, en los grupos hooligans existe una especie de normas de honra para esas -delirantes y condenables- batallas pactadas.
Por ejemplo, que al que está en el suelo se le deja en paz y que no se pueden usar armas blancas). Y no, no son comparables los neo-nazis con los que no lo son, como tampoco los que portan cuchillos con los que no.
Y aquí las esvásticas y las navajas sólo las había de un bando, del madrileño.
Así que Jimmy no es lo mismo que los que lo mataron. Y sostener -como entre otros hizo Javier Tebás, presidente de la LFP y ex-militante de Fuerza Nueva- que no merece condolencia por ser “un radical” es básicamente el mismo discurso de los que justifican los atentados del GAL porque eran contra miembros de ETA. O sea más fascismo. Demasiado.
Porque fue el fascismo el que asesinó a ese seguidor coruñés. Esa es la dramática verdad. Que no la manipulen, ni se olvide.
En este caso, los medios de comunicación no han esperado para pronunciarse. Los medios al servicio del Capital, o dicho de otra manera, los medios del Capital no han tardado en clasificar el asesinato de pelea, accidente, incidente o reyerta. Es decir, el asesinato se produjo porque dos bandos radicales y extremistas se pelearon y debido a ello, por accidente murió Jimmy, miembro de Riazor Blues. Entonces, si fue una pelea entre dos, el asesinato fue consecuencia de la pelea, podría haber muerto cualquier miembro de los dos bandos, ergo, Jimmy no es ningún santo y le mataron por meterse en medio de la trifulca. Pero eso es mentira. Los medios capitalistas, en su afán de equiparar el fascismo con el antifascismo y así crear confusión entre sus lectores o telespectadores, acabaron mintiendo y diciendo que la pelea había sido organizada, planificada y que los Riazor Blues que venían desde A Coruña ya habían quedado con los del Frente Atlético para pegarse y organizar una batalla campal. Es irónico, pues la propia Policía Nacional, a la cual medios para descubrir qué paso y sobre todo para averiguar si de verdad se organizó la batalla campal no le faltan (sobre todo cuando les interesa), asegura que no hay constancia policial de que haya habido convocatoria previa a través de las redes sociales y que no hubo un desafío cruzado entre los dos equipos.
¿Es la Policía Nacional la tapadera de Riazor Blues para encubrir sus actos? Imposible. Entonces, si los medios de comunicación afirman que sí hubo quedada, ¿por qué no se preparó la Policía para evitar la batalla campal? ¿para qué iba a querer Riazor Blues quedar con el Frente Atlético si éste le superaba en número y material? ¿por qué llegó la Policía 2 horas más tarde? Pues porque en realidad, no hubo quedada. Los medios de comunicación mienten.
El capitalismo siempre y cuando le interesa, acaba equiparando a la víctima con el agresor para generar confusión y equidistancia. Ocurre, por ejemplo, cuando los imperialistas bombardearon y asesinaron a miles de personas en Libia o cuando intentaron masacrar Siria. La equidistancia siempre está servida y siempre sirve al agresor. Como diría Desmond Tutú, si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor.
Pero, ¿por qué les interesa a los medios difamar? Porque los oprimidos y las víctimas de lo ocurrido ayer, son antifascistas y el antifascismo escuece cuando vivimos en un Estado de naturaleza fascista y reaccionaria. Al capitalismo no le interesa el antifascismo.
Los Riazor Blues fueron víctimas de una emboscada por parte de un centenar de fascistas del Frente Atlético. El Frente Atlético sabía dónde iba a parar el autobús de los hinchas de Riazor Blues porque fueron avisados por miembros de Democracia Nacional e hinchas del Atlético de A Coruña que les pasaron información al Frente Atlético de Madrid sobre la llegada lo los seguidores del Deportivo. El mismo día del asesinato el miembro de Democracia Nacional que regenta el bar escribía en su perfil de Facebook “gracias y mal gracias al Frente Atlético por saldar mis cuentas pendientes, que buen lugar es el Manzanares para nadar”. Sin embargo, ¿qué pasa si afirmas que los dos bandos ‘quedaron para pegarse’? Que se iguala víctima y agresor y se estandariza la muerte del primero, es decir, se normaliza la muerte de alguien por el simple hecho de tratarse de una pelea organizada por los dos bandos. Y como la manipulación afirma tal barbaridad, se minimiza la muerte de Jimmy el antifascista y la balanza se iguala ocultando el verdadero rostro de los asesinos. Porque todavía, a día de hoy, ningún medio de comunicación ha denunciado, ni ha subrayado que el Frente Atlético es un movimiento nazi y fascista. ¿Por qué van a hablar de fascismo pudiendo hablar de extrema derecha e extrema izquierda para así equipararlos? ¿Por qué van a decir la verdad y afirmar que los Riazor Blues fueron víctimas de una emboscada fascista pudiendo decir que se peleaban por fútbol?
No obstante, la intoxicación de los medios ha ido más allá todavía, se ha evitado hablar de los asesinos y se ha puesto en marcha una campaña de criminalización hacia los Riazor Blues y hacia Jimmy el asesinado por los nazis. No han tardado en clasificar al asesinado como drogadicto, deficiente, infantil, ultra que ya arrastraba varios antecedentes policiales, etc. Una campaña extremadamente vomitiva y repugnante que tiene como finalidad la de banalizar a Jimmy y a los Riazor Blues y vulgarizar a los agredidos hasta el punto de considerarlos chusma, lumpen o gente que no estaba bien de la cabeza.
Entonces ya nadie se acuerda de los asesinos y de su ideología nacionalsocialista. Esto nos recuerda al famoso eslogan patriarcal que enseña a las mujeres a no ser violadas “no provocando al hombre” en vez de enseñar al hombre a no violar. Si una mujer es violada es porque iba provocando con sus ropajes, Jimmy fue asesinado por lo mismo, por provocar. ¡La culpa siempre del oprimido!
También mienten incluyendo a los Bukaneros en la pelea y en las agresiones, lo cual ha obligado a la peña antifascista del Rayo a salir al paso de estas difamaciones manifestando oficialmente que Bukaneros no ha estado implicado en dichos sucesos, así como ninguno de sus miembros (…) denunciando la campaña de persecución mediática hacia nuestro colectivo y consideramos lamentable y cínica la actitud de la Policía y de los medios de comunicación que ha utilizado los hechos dramáticos ocurridos esta mañana como arma arrojadiza contra nuestro colectivo.
Para finalizar, tampoco podíamos esperar menos de la LFP, de su presidente, Javier Tebas, ex-miembro de movimiento nazi Fuerza Nueva, de Enrique Cerezo, Gil Marín o Simeone, los cuales simpatizan públicamente con el Frente Atlético. Tanto la LFP, así como el Atlético de Madrid son cómplices de los asesinatos.
Con todo esto queda claro que los que ganan son los medios de comunicación, la ideología dominante, gana la desideologización de los hechos, gana el Capital y pierde la imagen del movimiento antifascista, con lo cual significa y toma una importancia fundamental la organización y coordinación de los antifascistas para combatir estas concepciones fabricadas por los imperialistas y los fascistas, valga la redundancia y para seguir organizándonos y solidarizándonos con los caídos. Porque no debe de haber fascistas ni en la calle, ni en la grada.
Se llama asesinato
Castellano
Un cobarde crimen fascista perpetrado por un grupo neo-nazi contra un seguidor deportivista. Eso fue lo que pasó en Madrid por mucho que se intente negar intentando repartir culpas entre unos y otros.
Un grupo de seguidores del Depor acuden a ver a su equipo a Madrid, al Calderón, sabiendo que se juegan el tipo porque pertenecen a los Riazor Blues, y tienen malas relaciones con los ultras locales del Frente Atlético, de los que les separa básicamente la ideología, pues no hay rivalidad entre ambos equipos. En resumen, que nada tenía que ver, el fútbol no provocó por sí mismo la tragedia de este domingo, sino que ésta fue consecuencia de un largo enfrentamiento entre fascistas y anti-fascistas (lo que no convierte a éstos últimos en ejemplo pleno de conducta, ciertamente, de hecho son muy contradictorios; pero la cuestión central que separa a Blues y Frente es política. No se puede analizar lo ocurrido excluyéndola).
Esos seguidores llegan a Madrid y se bajan de los autobuses, se dirigen a bares. No están armados, aunque cuentan con algún material pirotécnico, totalmente legal -hay fiestas municipales en las que se utilizan- aunque, obviamente, pueden ser peligrosos. De pronto son atacados por 150 ultras, armados hasta los dientes. En vez de dejarse pegar o limitarse a huir, la mayoría de los seguidores del Depor deciden hacerle frente a la horda fascista. Llevan las de perder. Son superados. Pero no es una batalla entre iguales, como foros interesados tratan de decir, no, es una agresión que encontró respuesta.
Bravatas por las redes hay todos los días. Pero los Blues insisten en que no habían quedado para pegarse con nadie. La lógica indica que de haberlo hecho, habrían elegido un lugar más discreto que el aparcamiento pegado al Estadio. Y además resulta que quien filtra la posible existencia de una cita previa es la policía, que tardó mucho en actuar (hay quien denuncia que dejó hacer a los que tenían las de ganar) y que, en el caso de que conociese esa supuesta cita: ¿cómo es que no preparó un dispositivo para evitar un choque violento?
Extrañamente, los mismos periodistas que avalan esa versión policial no se hacen tan relevante pregunta. Ni hablan de como es posible que las Fuerzas del Orden no detectaran a decenas de neo-nazis armados por Manzanares desde las ocho de la mañana cuando los mismos vecinos/as estaban asustados/as por su presencia (por cierto, no sólo los Blues se vieron involucrados en el suceso, afectó a más deportivistas).
Los que son más numerosos y tienen armas -ciertamente que los coruñeses se defienden con lo que pueden- abusan durante los incidentes.
Golpean a un deportivista al que, inconsciente, lazan al río (pueden verse algunas imágenes). Se llama Jimmy. Fallece poco después (hay serias sospechas de que se retrasó el anuncio de su muerte para que se pudiese jugar el encuentro -show must go on- que el Depor aceptó disputar en una desafortunada afrenta a su afición). Lógicamente, quien lanza al Manzanares a finales de noviembre a una persona inerte que acaba de recibir una paliza lo que intenta es matar. O sea, que lo que sucedió fue un asesinato. Es importante que así se le llame.
Por lo tanto, tenemos nazis que atacan y consuman un crimen. La cosa es clara: asesinato fascista. Sin embargo, sigue hablándose de “pelea” o “reyerta”, siempre intentando situar en el mismo nivel a verdugos y a víctimas (hay quien tira de la teoría de la cita previa para sostener esa equivalencia).
Aunque así fuera, en los grupos hooligans existe una especie de normas de honra para esas -delirantes y condenables- batallas pactadas.
Por ejemplo, que al que está en el suelo se le deja en paz y que no se pueden usar armas blancas). Y no, no son comparables los neo-nazis con los que no lo son, como tampoco los que portan cuchillos con los que no.
Y aquí las esvásticas y las navajas sólo las había de un bando, del madrileño.
Así que Jimmy no es lo mismo que los que lo mataron. Y sostener -como entre otros hizo Javier Tebás, presidente de la LFP y ex-militante de Fuerza Nueva- que no merece condolencia por ser “un radical” es básicamente el mismo discurso de los que justifican los atentados del GAL porque eran contra miembros de ETA. O sea más fascismo. Demasiado.
Porque fue el fascismo el que asesinó a ese seguidor coruñés. Esa es la dramática verdad. Que no la manipulen, ni se olvide.
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