El narcotráfico no es meramente un dominio salvaje de mafias criminales
locales glorificadas que logran poner en jaque a un gobierno, sino un
sistema organizado desde el poder estatal y algunas multinacionales,
específicamente bancos que lavan el dinero de los cárteles de
traficantes.
El caso de HSBC, uno de los bancos más grandes del mundo, involucrado en
lavado de dinero del narco mexicano, bajo concocimento de sus más altos
ejecutivos, es un indicio revelador de lo que parece ser una estructura
oligarquica del tráfico de sustancias ilegales –y armas– que cuenta con
el visto bueno de dependencias dentro de los gobiernos de distintos
países.
En 2012 Al Jazira difundió unas declaraciones de un funcionario del gobierno de Chihuahua, quien señaló que la CIA “no lucha contra los narcotraficantes”, los “maneja”.
Guillermo Terrazas Villanueva, coordinador de comunicación de este
estado fronterizo, dijo a Al Jazira que terminar con el narco sería
terminar con su propio negocio “si acabas con las pestes, te quedas sin trabajo”,
fue la figura retórica que usó Terrazas Villanueva. Su declaración
expresa, con posible conocimiento de causa, un sentimiento popular que
se soporta en evidencia histórica en cuanto a la relación de la CIA con
el tráfico de drogas.
Al Jazira también entrevistó al profesor Hugo Almada Mireles, de la Universidad Autónoma de Juárez. “La guerra contra las drogas es una ilusión. Es parte del raciocinio para invadir América Latina”, dijo Almada, quien citó como referencia la operación “Rápido y Furioso” en la que el FBI vendió armas a criminales mexicanos supuestamente para poder rastrear estas armas.
Desde 1996 el diario San Jose Mercury documentó el papel de la
CIA moviendo cocaína colombiana vía Nicaragua, para inyectarla en los
ghettos de Los Angeles, dando pie a la fiebre del crack.
Si bien en México es cosa sabida que el narco ha corrompido las
instituciones (o las mismas instituciones han generado el narco), el
papel de la CIA y del gobierno de Estados Unidos provocando magnicidos
en el territorio mexicano no ha sido del todo dimensionada. De ser
cierto que la CIA es, a fin de cuentas, parte de la estructura del
narcotráfico, los mexicanos estarán viviendo en una terrible ilusión,
gastando miles de millones de pesos de los contribuyentes para
representar un sangriento simulacro violatorio de la autonomía nacional.
Esto evidentemente explica las leyes de prohibición de plantas
medicinales como la marihuana, capitalizadas y desvirtuadas dentro de
una mafia lacerante de la psique colectiva (recordemos la celebración de
narcotraficantes en el 50 aniversario de la prohibición promovida por
la ONU). La historia de la criminalización de la marihuana es un
complejo entramado en cuyo centro confluyen múltiples intereses
empresariales y gubernamentales bajo la fachada de una moralina e
hipermediatizada “guerra contra las drogas”.
Existe una élite que hace negocio con las vidas de los ciudadanos
comunes y corrientes, afianzada en su control de los bancos, las
policías, y los medios de comunicación. El narco tal vez sea el mayor
negocio del mundo, y aquellos que lo cosechan en su máximo caudal, no
son los capos que salen en las noticias, son algunos de lo más altos
funcionarios y empresarios.
¿Cómo es posible que tras décadas de combate, miles de millones de
dólares utilizados, monumentales recursos humanos y de inteligencia, y
una tenaz propaganda, en contra del narcotráfico, los resultados que
arroja esta cruzada sean el aumento de consumo, distribución y, en
particular, ganancias, de esta actividad? Esto solo puede explicarse si
tras bambalinas los grupos más influyentes (bancos, coloraciones,
gobiernos) se benefician de algún modo de la subsistencia del
narcotráfico. Pero ¿estas son las instituciones a las cuales debemos
rendir respeto y acatar sus decisiones?
Fuente:
http://pijamasurf.com/2012/07/la-cia-controla-el-trafico-de-drogas-y-no-quiere-que-acabe-revela-funcionario-del-gobierno-mexicano/
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