ISRAEL Y FRANCIA INICIAN UNA GUERRA CON EL OBJETIVO DE DESINTEGRAR LOS ESTADOS SIRIO E IRAKÍ

Según el conocido comentarista y politólogo francés Thierry Meyssan

        Según el comentarista y politólogo francés Thierry Meyssan, el gobierno socialdemócrata que preside el Ejecutivo de su país  con una mano moviliza todos sus medios de prensa para centrar la atención de la población hacia los atentados del 13 de noviembre, y con la otra, está iniciando  con Israel una nueva guerra en Irak y en Siria.

       Meyssan denuncia en un artículo publicado en la revista que dirige, la "Red Voltaire", que el objetivo de Francia y de Israel no es ya el derrocamiento del régimen laico en Siria,  ni tampoco la destrucción del ejército de ese país, sino simple y llanamente, la creación de un Estado colonial en territorios pertenecientes a Irak y a Siria. Tales territorios, constituirían una colonia administrada por los kurdos, con la finalidad de atrapar a los estados árabes en una tenaza.

       Según Thierry Meyssan , con ello Israel no hace más que recrear sus  viejos sueños  de expansión desde el Nilo hasta el Éufrates.

 
 

 

         En el mapa que reproducimos aquí, publicado por Robin Wright en el New York Times, en 2013, puede verse el Sunnistán que el Emirato Islámico crearía en junio de 2014 y donde proclamaría el Califato. También aparece el Kurdistán que Francia e Israel pretenden crear en 2016. Obsérvese que este mapa no prevé la presencia de los cristianos, que serían  obligados a su traslado a Europa

 

        De acuerdo con la opinión del politólogo francés, la creación de un Estado de esas características no tendría ninguna legitimidad a la luz del derecho internacional , ya que los kurdos de Siria no se encuentran mabo una situacion de opresión, sino que gozan de los mismos derechos que los demás sirios.

 

       Por otra parte, en   opinión de  Meyssan la creación de ese Estado reabriría la vieja cuestión de los derechos de las minorías, ya planteada cuando la OTAN convirtió Kosovo en Estado. Ello autoriza de facto a cualquier grupo étnico, independientemente de su situación política, a reclamar la creación de un Estado independiente, lo cual implica  la posible disolución de la mayoría de los Estados del mundo –incluyendo Francia– y el triunfo de la «globalización».