Hace relativamente poco tiempo en el estado español iba en ascenso la
protesta y la movilización social contra el régimen y contra infinidad
de injusticias. Incluso la agenda de la prensa burguesa se veía
ciertamente trastocada debido a la polarización que creaba ese ascenso
de la lucha de clases. Debates y formas de actuar que hacía tiempo
estaban desaparecidas del panorama español volvían a cobrar cierta
fuerza en plazas y barrios al grito de “no nos representan”.
Todo ese movimiento en cierta medida espontáneo y ese contexto social
en el estado español se fue para no volver, pese a que la situación de
agresión a la clase trabajadora no haya variado un ápice desde entonces y
el contexto objetivo actual sea calcado solo que los medios españoles
tienen ahora más tiempo libre para intentar pintar la realidad del color
que mejor les convenga.
Son muchas personas las que afirman que fue la apuesta
institucionalista y reformista de Podemos la que en primera instancia
acabó centrifugando las fuerzas hacia la “esperanza electoral” para
posteriormente variar los debates abiertos y las filosofías utilizadas
para finalmente terminar con esa energía social. El reformismo
institucional suele acarrear un proceso de desarme del campo popular y
después un asentamiento del status-quo si llega a gestionar el sistema, a
veces no llega a ello porque una vez desarmado el campo popular (algo
que el sistema no puede hacer con simple represión) hay opciones para
que la reacción se re-organice. En el estado español uno de los nombres
propios de esa re-organización se llama Ciudadanos . Y lo que hace
relativamente poco tiempo era un proceso en ascenso de la lucha de
clases contra el sistema, hoy es un proceso en ascenso de
neo-falangismo. Estos bandazos reaccionarios también suelen ser comunes
en situaciones de crisis donde la izquierda no actúa como se debería
esperar que actuase.
Pese a que este diagnóstico de la situación posiblemente sea bastante
acertado, no explica el porqué de este desarrollo que realmente no ha
sido “culpa de Podemos” sino más bien Podemos ha sido una consecuencia
de un fracaso anterior. La incapacidad de las fuerzas no reformistas en
el estado español para tejer una alianza popular que mantenga viva la
movilización y las filosofías empleadas y les dote de alcance
estratégico colocando el cerebro en la lucha de calle y en alternativas
al sistema y un pie si es necesario en las instituciones del sistema
pero a modo de caballo de troya.
Decía recientemente Arnaldo Otegi que el estado pretende jugar al
ajedrez con guantes de boxeo y que eso es sencillamente imposible. No lo
es tanto cuando el tablero donde se juega la partida es el del estado
lo cual hace que se puedan permitir el boxeo ya que la fichas siempre
permanecerán en unas casillas determinadas. Redadas contra
independentistas gallegos, redadas contra anarquistas catalanes, la
creación de un frente burgués españolista para coaccionar de cualquier
manera el proceso soberanista catalán y el estado permanente de
excepción en Euskal Herria unido todo ello al repliegue de la luchas de
clases en el estado español y a la crisis del independentismo vasco
crean un cuadro que invita con una mano a la represión selectiva, y con
otra al impulso del reformismo camino de callejones sin salida mientras
la “alternativa” reaccionaria en el estado se abre paso, el
reforzamiento del partido jeltzale se asienta como la gran esperanza
españolista para que nada cambie en Euskal Herria y las amenazas hacia
Catalunya cuando se hagan materiales pronto mostrarán la otra cara de la
moneda de la propuesta asimilacionista.
Ante esta situación, las perspectivas de quebrar al régimen y de
procesos rupturistas no son muy halagüeñas pues faltan una serie de
condimentos tanto a nivel nacional como internacionalista que de momento
no se han producido.
Uno de ellos y de cierta importancia, es la unidad de acción
internacionalista de las fuerzas independentistas, anticapitalistas y
rupturistas tanto catalanas como vascas y gallegas y de los sectores
anticapitalistas del estado favorables a la liberación nacional y al fin
del régimen del 78.
Uno de los intentos a nivel institucional, aún con sus errores y
aciertos, fue Iniciativa Internacionalista. Un proyecto sepultado por la
escasa visión histórica de lo que estaba por venir en cuanto a la
crisis capitalista y la aceleración de contradicciones que de haber
tenido un seguimiento serio posiblemente nos hubiera creado una serie de
condiciones que hoy por hoy no las tenemos y que de tenerlas vendrán
por ese camino.
No es de recibo que las fuerzas independentistas, anticapitalistas y
rupturistas tanto catalanas como vascas y gallegas (Castellanas,
andaluzas).. y los sectores anticapitalistas del estado favorables a la
liberación nacional y al fin del régimen del 78 no tengan a día de hoy
una agenda internacionalista común, una estructura estable y algún tipo
de referencia mientras que todas las fuerzas del estado se unen contra
la independencia y la clase trabajadora de las naciones y el estado.
Una referencia que llegadas las elecciones españolas podría incluso
presentar encima de la mesa una alternativa unitaria para golpear juntos
sea votando o no votando y sirva también para apoyar y reforzar
procesos de lucha y ruptura sea en Catalunya, en Euskal Herria o en
cualquier otra parte.
La culpa no ha sido de “Podemos” sino nuestra. Claro que nunca es
tarde si la dicha es buena y no bueno el oportunismo electoral de la
“Euskal Herria en Europa” que nos aleja de nuestros verdaderos amigos y
amigas como los y las que se manifestaron el otro día en Madrid contra
el juicio a Askapena.
Autor: Borroka garaia da!
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