Tras las elecciones del 20 de diciembre la banca española va a iniciar
un proceso de centralización de capital para evitar la quiebra. Sólo quedarán tres grandes bancos.
El plan supone el cierre de un millar de oficinas y el despido de unos 35.000 trabajadores.El gobierno ha pedido a los bancos que no lo anuncien hasta después de las elecciones, para evitar que perjudique sus expectativas de voto.
El plan supone el cierre de un millar de oficinas y el despido de unos 35.000 trabajadores.El gobierno ha pedido a los bancos que no lo anuncien hasta después de las elecciones, para evitar que perjudique sus expectativas de voto.
Pero en una entrevista al diario “La Nueva España” de Asturias al
presidente del Banco Popular, Ángel Ron, se le fue la lengua y anunció
que el plan ya está preparado en sus ejes más importantes.
El capital financiero quiere pasar de los actuales seis grandes bancos (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Popular y Sabadell) a sólo tres gigantes. Lo que busca no son entidades más grandes, sino reducir el exceso de capacidad, es decir, el número de oficinas y de trabajadores.
Previamente se producirá la desaparición de los más pequeños (Abanca, Bankinter, BMN, Ibercaja, Kutxabank, Liberbank y Unicaja). El Banco de España y las propias entidades se decantan por este paso previo antes de proceder a las fusiones más importantes.
En los últimos días se han disparado las quinielas sobre las fusiones entre los seis grandes bancos españoles. Las que parecen tener más fundamento emparejan Santander-Popular, BBVA-Bankia, y Caixabank-Sabadell.
El gobierno no quiere que se aireen estas cifras y le estropeen la plena campaña electoral, en la que tiene que propagar a los cuatro vientos que se ha acabado la crisis económica para sacar votos.
El presidente del Banco Popular reconocía, además, que la quiebra del capital financiero no afecta sólo a España sino a toda Europa, donde se va a acometer el mismo proceso de centralización de capital.
Sin embargo, decía Ángel Ron, las fusiones hay que hacerlas primero dentro de cada uno de los países porque para acometer las transfronterizas se necesita tamaño y que haya antes homogeneidad en las normas de los países.
La centralización del capital financiero de cada país europeo en solo 3 ó 4 bancos es, pues, solo la primera fase de una operación más compleja: abordar las fusiones de bancas pertenecientes a distintos Estados para que antes de 20 años en toda Europa no haya más de una decena de bancos lo suficientemente grandes como para sobrevivir en medio de la crisis capitalista.
Al comienzo de la crisis económica el sector bancario empleaba a 275.000 trabajadores. Entre 2009 y 2012, con los procesos de fusiones de las cajas de ahorro y las primeras absorciones, despidieron a 35.000 trabajadores. En las futuras fusiones perderán su puesto de trabajo otros 35.000 más. En 2017 el sector habrá perdido 75.000 trabajadores en total.
A la crisis se le suma la competencia. Las multinacionales de las comunicaciones, como Apple, Google y Samsung, van camino de convertirse en sustitutos de los bancos, con fondos propios y medios de pago a través del móvil.
En breve Apple Pay transformará los pagos a nivel mundial, ya que se podrá utilizar el móvil para comprar en cualquier tienda sin necesidad de dinero ni de tarjeta de plástico.
Google ha anunciado que su banco pronto operará en Europa. Con Google Wallet los usuarios pueden ponerse de acuerdo y transferirse dinero sin que intervenga banco alguno, con el consiguiente ahorro de comisiones, gastos de mantenimiento y cuotas de todo tipo que los bancos han cobrado siempre.
El año pasado Paypal anunció que sus clientes podían hacerse con una tarjeta prepago emitida y gestionada por la multinacional especializada Younique Money. Esta empresa utiliza el dinero que los usuarios tenían depositado en su cuenta de Paypal.
Pero la banca presionó al gobierno y logró que retirara la licencia a Younique, que tuvo que cerrar en España.
El capital financiero quiere pasar de los actuales seis grandes bancos (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Popular y Sabadell) a sólo tres gigantes. Lo que busca no son entidades más grandes, sino reducir el exceso de capacidad, es decir, el número de oficinas y de trabajadores.
Previamente se producirá la desaparición de los más pequeños (Abanca, Bankinter, BMN, Ibercaja, Kutxabank, Liberbank y Unicaja). El Banco de España y las propias entidades se decantan por este paso previo antes de proceder a las fusiones más importantes.
En los últimos días se han disparado las quinielas sobre las fusiones entre los seis grandes bancos españoles. Las que parecen tener más fundamento emparejan Santander-Popular, BBVA-Bankia, y Caixabank-Sabadell.
El gobierno no quiere que se aireen estas cifras y le estropeen la plena campaña electoral, en la que tiene que propagar a los cuatro vientos que se ha acabado la crisis económica para sacar votos.
El presidente del Banco Popular reconocía, además, que la quiebra del capital financiero no afecta sólo a España sino a toda Europa, donde se va a acometer el mismo proceso de centralización de capital.
Sin embargo, decía Ángel Ron, las fusiones hay que hacerlas primero dentro de cada uno de los países porque para acometer las transfronterizas se necesita tamaño y que haya antes homogeneidad en las normas de los países.
La centralización del capital financiero de cada país europeo en solo 3 ó 4 bancos es, pues, solo la primera fase de una operación más compleja: abordar las fusiones de bancas pertenecientes a distintos Estados para que antes de 20 años en toda Europa no haya más de una decena de bancos lo suficientemente grandes como para sobrevivir en medio de la crisis capitalista.
Al comienzo de la crisis económica el sector bancario empleaba a 275.000 trabajadores. Entre 2009 y 2012, con los procesos de fusiones de las cajas de ahorro y las primeras absorciones, despidieron a 35.000 trabajadores. En las futuras fusiones perderán su puesto de trabajo otros 35.000 más. En 2017 el sector habrá perdido 75.000 trabajadores en total.
A la crisis se le suma la competencia. Las multinacionales de las comunicaciones, como Apple, Google y Samsung, van camino de convertirse en sustitutos de los bancos, con fondos propios y medios de pago a través del móvil.
En breve Apple Pay transformará los pagos a nivel mundial, ya que se podrá utilizar el móvil para comprar en cualquier tienda sin necesidad de dinero ni de tarjeta de plástico.
Google ha anunciado que su banco pronto operará en Europa. Con Google Wallet los usuarios pueden ponerse de acuerdo y transferirse dinero sin que intervenga banco alguno, con el consiguiente ahorro de comisiones, gastos de mantenimiento y cuotas de todo tipo que los bancos han cobrado siempre.
El año pasado Paypal anunció que sus clientes podían hacerse con una tarjeta prepago emitida y gestionada por la multinacional especializada Younique Money. Esta empresa utiliza el dinero que los usuarios tenían depositado en su cuenta de Paypal.
Pero la banca presionó al gobierno y logró que retirara la licencia a Younique, que tuvo que cerrar en España.
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