miércoles, 5 de marzo de 2014

¿Dictadura o democracia?


stop dictadura
por Javier Ávila
Durante muchos años, todos los de la transición, se nos ha convencido de que vivíamos en un sistema democrático y de derecho; lo dice hasta la Constitución de 1978. Y todo fue mientras fluyó el dinero extranjero para comprar toda la industria nacional. Al principio lo creímos, ya que veníamos de una situación anterior mucho peor. Al mismo tiempo se nos informaba de cómo a nivel internacional no se respetaba la democracia, exceptuando, curiosamente, los países más ricos del mundo, adalides de la democracia mundial y dispuestos a defenderla por doquier de las garras de un comunismo dictatorial.

La principal dicotomía al respecto se ha establecido entre la “democracia española” y la “dictadura venezolana”. Pasando de largo sobre la lógica de que no puede haber democracia cuando el dirigente de un país ha sido elegido por un dictador sanguinario y no por sus ciudadanos, como es el caso de Juan Carlos (dicho sea de paso que pertenece al entramado de poder del gran capital, siendo un invitado habitual del grupo Bilderberg); quizás unas pequeñas indicaciones prácticas nos sirvan para discernir las diferencias entre democracia y dictadura.
NO es democracia que las elecciones se ganen por un candidato que después no cumple sus promesas electorales, como ha ocurrido con todos los presidentes españoles. Las promesas bolivarianas como la mejora de vida del conjunto de venezolanos, la sanidad para todos, la educación gratuita hasta en la Universidad o el reparto de los beneficios petroleros entre sus ciudadanos (que antes eran expatriados a otros países como Estados Unidos), se están consiguiendo.
El referendum revocatorio es una posibilidad contemplada en la Constitución venezolana que permite que sea sometido a reprobación un presidente al que un 20 % de los votantes consideran que ha incumplido sus promesas electorales. Se produjo uno en 2004 que venció cómodamente el presidente Chávez.
También contempla el referendum abrogatorio, por el que un 10 % de los votantes pueden exigir la realización de una consulta nacional para derogar leyes aprobadas por el Gobierno. Estas opciones no se contemplan en la normativa española, por lo que el presidente electo tiene 4 años para hacer lo que quiera sin rendir cuentas a los votantes, lo que facilita la corrupción.
NO es democracia que todos los medios de comunicación de un país defiendan la conservación del sistema de gobierno bipartidista, al que sirven, financian y controlan. Es lo que lleva ocurriendo en España durante toda la Transición y es a lo que tuvo que enfrentarse el Movimiento para la V República liderado por Chávez cuando ganó las elecciones en 1998, la lucha de David contra Goliat; una victoria a priori imposible que demuestra el descontento generalizado de la población con el sistema económico patrocinado por el Fondo Monetario Internacional. El mismo que se ha implementado en España desde 1977 y que se ha intensificado en esta crisis con el apadrinamiento de la Troika (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea).
NO es democracia aquella en la que organismos no elegidos por el pueblo (Troika, FMI) son los que determinan la política del país, órdenes que cumplen diligentemente los gobernantes españoles, como lo hacían los gobernantes venezolanos de la IV República, aunque perjudiquen a la mayoría de sus ciudadanos. Con el triunfo de Chávez en 1998 y el nacimiento de la V República tras un proceso constituyente, Venezuela renunció a las políticas de recortes públicos en beneficio de los ciudadanos.
NO es democracia que las administraciones, los ciudadanos y las empresas deban financiarse a través de bancos privados al 10 % de interés, mientras los bancos privados lo hacen a través de bancos públicos (BCE) por debajo del 1 %. En Venezuela se han creado bancos públicos para evitar esta situación, mientras en España se ha legislado para dificultar esta posibilidad.
NO es democracia que las fuerzas de seguridad y defensa se encuentren al servicio del gobierno y grupos de presión que lo sostienen y no de los ciudadanos. ¿Cuántas imágenes de antidisturbios repartiendo porrazos con deleite hemos podido presenciar en España y en Venezuela? España gana por goleada. La calidad democrática de un país es inversamente proporcional a la potencia de sus fuerzas antidisturbios. La represión en Venezuela es escasa como muestra el hecho de que la prensa venezolana (en un 85 % antichavista) y la internacional deban fabricar pruebas falsas para intentar demostrar lo dictatorial del gobierno de Nicolás Maduro. Por contra, las imágenes de policías españoles aporreando a ciudadanos indefensos son continuas (los ejemplos de Gamonal en Burgos y de Alcázar de San Juan son sangrantes) y han provocado escándalo en todos los lugares del mundo.
NO es democracia que la mayoría del tejido industrial nacional se encuentre en manos extranjeras que exilian los beneficios obtenidos a paraísos fiscales con la connivencia del gobierno. El ejemplo de Iberdrola amenazando que desinvertir en España es la muestra de esta semana. En Venezuela se crea industria nacional pública y comunal y se nacionaliza parcialmente aquella industria que no trabaja por el beneficio del país. La principal preocupación del Gobierno venezolano es el poder adquisitivo de las familias y no la tasa de beneficios de las empresas transnacionales.
NO es democracia que los servicios esenciales para la población: agua, energía, comunicaciones, transporte, salud o educación, se encuentren en manos de grupos de poder cuyo objetivo principal sea la consecución de cuanto mayor beneficio personal mejor, en detrimento del beneficio social, el objetivo lógico de dichos servicios. En España casi todos están privatizados, mientras en Venezuela se está creando un polo público que contrarreste el egoísmo capitalista y ajuste los precios a un nivel compatible con el beneficio social.
NO es democracia que el poder judicial defienda permanentemente al ejecutivo, impidiendo la investigación de la extendida corrupción o alargándola años y años (salvo escasas excepciones), permitiendo la prescripción o caducidad del delito. Sin embargo se tarda pocos meses en sancionar a un magistrado que intenta investigar los crímenes del franquismo o encarcela a un banquero que ha estafado a muchos españoles. El proceso bolivariano se ha centrado en preparar nuevos profesionales y democratizando el acceso a la carrera judicial, anteriormente en manos del poder bipartidista.
SI es democracia que los dirigentes políticos consulten a la población cualquier decisión de cierta relevancia y se sometan continuamente a la aprobación de los votantes. En Venezuela ha habido 19 procesos electorales en 15 años, uno de ellos un referéndum revocatorio contra el presidente del Gobierno y consultas para los cambios constitucionales (en España 12, ningún referendum aunque ha habido modificaciones sustanciales del entorno de vida de los españoles, incluso constitucionalmente).
SI es democracia que muchas decisiones que afectan a la vida diaria de los ciudadanos sean tomadas por los mismos ciudadanos en reunión asamblearia, sin interferencia de cargos públicos. La organización comunal es una forma organizativa admitida por la Constitución venezolana de 1999 y no por la española de 1978. Las decisiones comunales se transmiten al Gobierno de la Nación, quien financia directamente los proyectos. En España todas las decisiones se toman por los órganos públicos y se transmiten a la población de arriba hacia abajo, sin posibilidad real de participación ni de control, lo que facilita el auge de la corrupción.
SI es democracia la división de poderes. En España la Constitución consagra tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial que, según han demostrado los acontecimientos tienen escasa independencia real. En Venezuela hay otros dos poderes, además de los nombrados, el ciudadano (encargado de la defensa de los valores constitucionales y el control de ingresos y gastos públicos) y el electoral (gestiona los procesos electorales y supervisa los registros civil y electoral). Es garantía de mayor transparencia y democracia.
SI es democracia que los recursos nacionales del país lleguen en mejores condiciones a sus ciudadanos, propietarios legítimos de ellos (el combustible en Venezuela es el más barato del mundo -no era así antes de los gobiernos bolivarianos-, mientras España es campeona en precios elevados de comunicaciones, transporte, combustible, electricidad,… que sólo benefician a sus propietarios transnacionales).
SI es democracia que cuando la economía empeora, el Gobierno tome medidas para evitar, en lo posible, el sufrimiento de su población. Es lo que cualquier ciudadano espera. En Venezuela se ha optado por aumentar la deuda pública y bajar el IVA al 9 % para mantener la capacidad adquisitiva de sus familias. En España se ha subido del 16 % al 21% en los últimos años y es muy posible que lo haga hasta el 23% próximamente. Con todo ésto la deuda pública venezolana se ha situado en el 18 %. En España se ha rescatado a los bancos y las grandes empresas al tiempo que ha deteriorado considerablemente la situación de la mayoría de la población. Todo a costa del dinero público (el de todos) situando el déficit público casi en el 100 % del PIB (es decir, tenemos una deuda pública que equivale a todo lo que producimos en un año). Esto desmonta la tesis de que recortes y austeridad es igual a menor déficit público, una de las mentiras más extendida por los gobiernos españoles bipartidistas desde Felipe González hasta Rajoy.
SI es democracia la garantía del sistema electoral. En Venezuela el voto se emite de dos modos simultáneos: la boleta (como en España) y el voto electrónico, por lo que el fraude electoral es casi imposible. Además, las urnas están controladas por los comandos electorales de los diferentes partidos y se hace una comprobación aleatoria del 60 % de las urnas, lo que confiere al sistema una fiabilidad del 99 % (avalado por la Fundación norteamericana Jimmy Carter). En España la posibilidad de fraude es alta contra los partidos no gobernantes. En las últimas elecciones se comprobaron varios fraudes que perjudicaban a pequeñas formaciones en favor del bipartidismo.
Democracia si, pero no cualquier democracia. Tenemos mucho que aprender de aquellas democracias que los medios de comunicación y los dirigentes del bipartidismo califican como dictaduras. Demandamos una democracia real y muchas de sus características están ya en las constituciones de países sudamericanos como Venezuela. ¿Por qué nuestros dirigentes bipartidistas tienen miedo a introducirlas en nuestra normativa?

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