Por eso, los trabajadores deben mantener siempre su independencia de
clase, evitando someter su destino a intereses que
le son ajenos y a proyectos históricos que no son los suyos, de los
cuales tienen que mantenernos apartados, al contrario de lo que
lamentablemente, sucede en el siglo XXI, cuando el gran engaño sobre la
democracia, la igualdad de derechos, y el ciudadanismo han provocdo que
los explotados crean en el espejismo de las bondades de la barbarie
capitalista.
El trabajo de Wilhelm
Liebknecht ha prestado valiosos servicios a la clase obrera. Por
ejemplo, parece que hizo más que ningún otro libro
para educar a los trabajadores rusos en la conciencia de clase durante
la revolución de 1917. Un obrero de aquella época recordaría después
cómo empezó «a ver más claramente las cosas en 1915, después de leer Arañas y Moscas», y cómo este texto sencillo «encendió la llama de la protesta revolucionaria» en su interior.
Por ello, en una idea muy de agradecer, el Partido Comunista de México ha realizado una nueva edición de Arañas y Moscas,
para que esté hoy al alcance de todos los trabajadores, para que, si es posible, sirva para encender nuevos
fuegos revolucionarios, como sucedió en los años previos al gran triunfo histórico de la clase obrera mundial en 1917.
El folleto-cuento de Liebknecht también enuncia el principio
esencial para vencer en la lucha de clases: la fuerza del número se
multiplica
con la unidad. Y esta solo es posible con el conocimiento de la
realidad, con la conciencia de la explotación, y con la lucha contra la
ignorancia que esclaviza a los trabajadores, como sucedía a finales del
siglo XIX, con una clase obrera sometida al analfabetismo, y como sigue
teniendo lugar en el siglo XXI, cuando, aunque la información sea más
accesible que nunca antes, el sistema haya conseguido mantener a las
desunidas, individualistas y desclasadas moscas atrapadas en la tela de
araña de sus valores burgueses.
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