Para los gobernantes, “todo es lícito para la
causa concreta”. El discurso electoral de los actuales
gobernantes cegó a la población, y esta se echó en brazos de los
actuales facinerosos por la inoperatividad del anterior gobierno.
Como tampoco hizo caso de aquellos pocos que vaticinaban el futuro; el origen
de los actuales gobernantes y la historia demuestra lo que está ocurriendo. Se
equivocaron en elegir, costará recuperar lo perdido si en las próximas
elecciones siguen los mismos cantos de sirena, como empiezan a predicar.
Se aprovecharon de que “todos ven lo que se
aparenta, poco lo que es, y dichos pocos no se atreven a oponerse a la opinión
de los muchos, que cuentan con la autoridad del Estado. El vulgo se atiene a
las apariencias y a los acontecimientos y en el mundo prima el vulgo; los pocos
está descartados”.
“El gobernante, para sobrevivir como tal tiene
dos recursos, la Ley
y la fuerza, el primero es propio de hombres, el segundo de animales”. En
España modifican leyes para legitimar recurrir al segundo.
“Todo gobernante debe ser astuto y saber
encubrir el proceder artificioso, ser hábil en disimular y fingir. Los hombres
son tan simples y se sujetan a la necesidad en tanto grado, que el que engaña
con arte, halla siempre gente que se deje engañar”. Nos ha ocurrido en las
últimas elecciones y continúa aún, este gobierno no ha tomado una decisión que
beneficie a la ciudadanía, solo a intereses de la banca y de grandes empresas.
“El gobernante ante todo no ha de tener otro
objeto, ni abrigar otro propósito, ni cultivar otro arte que el que enseña, el
orden y la disciplina, porque es lo único que se espera ver ejercido por el que
manda. Debe de formarse en recursos bélicos que puedan serle de provecho en la
adversidad, para poder resistir”. De sobra este gobierno lo está
ejerciendo, desea ahogar por todos los medios las protestas generalizadas de la
ciudadanía.
“La razón y la experiencia nos enseña que el
hombre que se halla armado, no obedece con gusto al que está desarmado, tampoco
el amo desarmado se encuentra a gusto entre sirvientes armados. El desdén que
late en el corazón del uno y la sospecha que el ánimo del otro abriga, no es
posible que lleven a cabo juntos buenas acciones”. La fuerza debe estar
controlada por verdaderos servidores de la paz social, no por aquellos que
sospechan continuamente de los ciudadanos, buscando el enfrentamiento continuo
para demostrar su poder.
Lo entrecomillado, es parte de la obra “El
príncipe”, de Nicolás Maquiavelo, escrita en 1513, manual que ciertos políticos
siguen sin desviarse un ápice.
El gobernante para asegurarse su perpetuidad, no
ya como individuo sino de forma corporativa, ha creado privilegios para
asegurar la continuidad de su élite, son parte, al no limitar la temporalidad
en el cargo; se blindan ante la
Ley con el aforamiento, solo juzgados por órganos de
justicia superiores y elegidos por ellos; la prestaciones sociales, jubilación,
revisión salarial y dietas, al margen de las Reformas Laborales que predican y
aplauden todos, si, todos, sin defender una igualdad para la ciudadanía. Es tal
el montante de los privilegios que a los diputados residentes de fuera de
Madrid les asignan 1823€ mensuales para afrontar gastos de alimentación y
alojamiento en la capital, al margen del sueldo, sin embargo al ciudadano
corriente fijan el salario mínimo a percibir en 645,30€ mensuales en
total.
Todo tiene un límite, menos la desvergüenza de
nuestros dirigentes, una vez más nos demuestran la felonía propia de una casta
privilegiada al contravenir el principio por el que deben regirse nuestros
representantes la “iustitia fundamentum regnorum”, la justicia es el fundamento
de los Estados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario