Era alemán, residía en Cala Rajada, a unos 80km de Mallorca, y se quitó la vida cuando conoció la noticia de que estaba a punto de ser desahuciado por no poder afrontar el alquiler del inmueble.
Antes de suicidarse, dejó una nota en la que, entre otras cuestiones de índole personal, pedía perdón por no poder afrontar la deuda con el arrendador. Si bien la muerte tuvo lugar el pasado viernes, hasta esta semana el juzgado de Manacor no aclaró las circunstancias del fallecimiento.
El fallecido estaba en paro y sufría una fuerte depresión causada por la muerte de su esposa.
Éste no es el primer suicidio motivado por un problema económico que desemboca en un desahucio en los últimos meses en Mallorca. El caso más dramático tuvo lugar hace algo más de un año cuando un matrimonio de Cas Català se quitó la vida mediante la ingesta masiva de medicamentos. Pedro Taberner Servera, un representante de 68 años, y su esposa Jovita Rovira Alzamora, jubilada de 67, tenían una deuda de 84.000 euros con una entidad bancaria.
NO SON SUICIDIOS. SON ASESINATOS.