Un 60% está dispuesto a “aceptar cualquier cosa” en los próximos dos años.
El
70,8% de los jóvenes que trabajan en España no disponen de los medios
económicos suficientes para independizarse, según el estudio ‘Calidad
Empleo Joven, Becarios y Prácticas’ publicado este miércoles por el
Consejo de la Juventud de España (CJE).
Realizado a
1.000 jóvenes entre 16 y 30 años que tienen trabajo (prácticas,
contratos temporales o fijos), parte de la premisa de que “este paisaje
de precariedad no es sólo la puerta de entrada de los jóvenes al mundo
laboral, sino que se convertirá en la nota predominante en el modelo de
empleo de por vida”. Uno de los datos que más destacan del informe es la
aceptación y tolerancia de la juventud ante esta situación.
En
declaraciones, Luis de Campos, coautor del estudio y consultor social en
la consultora ImPactos, destacó que, con todo, los encuestados “son
unos privilegiados por tener trabajo”, aunque su “panorama está tan
determinado por las altas tasas de desempleo y la precariedad que esto
determina su percepción”.
De hecho,
“han normalizado el panorama actual del mercado de trabajo y lo
aceptan”, hasta el punto de que cuatro de cada diez jóvenes consideran
que para encontrar trabajo es “importante o muy importante estar
dispuesto a aceptar cualquier empleo”.
Preguntados
por su futuro, seis de cada seis jóvenes ocupados consideran que en los
próximos dos o tres años tendrán que aceptar cualquier tipo de trabajo, y
cuatro de cada diez estiman que tendrán que salir al extranjero para
desarrollarse profesionalmente.
También
es destacable que el 42% de la juventud trabajadora no tiene
oportunidad de aplicar sus conocimientos y capacidades o que más del 30%
de titulados universitarios están desarrollando tareas laborales en un
puesto de trabajo que no requiere conocimientos previos. Casi
un tercio de los encuestados compagina trabajo y formación y, de estos,
un 56% asegura que lo hace para poder acceder a un puesto de trabajo en
mejores condiciones.
En cuanto a
aquellos jóvenes que desempeñan puestos de becarios o que se encuentran
en prácticas, seis de cada diez encuestados creen que se trata de una
oportunidad de formación y cuatro de cada diez entienden que, en
realidad, desempeñan un trabajo.
Además, el 75% confirman que los ingresos que reciben por estas actividades no cubren sus necesidades básicas.
El porcentaje de afiliación sindical de los jóvenes se sitúa en el 7%,
frente al 16% de la población general. “En cambio, seis de cada diez han
participado en acciones para defender sus intereses y el 90% consideran
que es conveniente organizarse en defensa de un trabajo digno. Esto
demuestra que son muy refractarios a las organizaciones tradicionales
como los sindicatos, pero que no desmovilizados”, subraya De Campos.
SITUACIÓN DRAMÁTICA
Para
el presidente del CJE, Ricardo Ibarra, este informe describe una
realidad “dramática”, que los jóvenes además “están interiorizando y
empezando a aceptar”. Los contratos precarios y temporales, las becas
inciertas, las prácticas no laborales y la sobrecualificación dibujan el
panorama del empleo juvenil en España, agregó.
Ibarra
advirtió que las becas “amenazan con eternizarse y convertirse en una
opción laboral de por vida”, sin que además haya “contestación”. Por
ello, pidió al Gobierno que no cambie el régimen de cotización a la
Seguridad Social de los becarios universitarios, pues si pierden este
derecho se verían expuestos a una doble vulneración.
Por
un lado, la precariedad laboral que sufren todos los jóvenes y, por
otro, la tardanza de muchos estudiantes en incorporarse al mundo laboral
a causa de los estudios y la prolongación de estas prácticas, con lo
que “les resultará prácticamente imposible cumplir con los años
necesarios de cotización antes de jubilarse”.
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