martes, 3 de junio de 2014

Cambio de banderas, manifestación a favor de la Tercera República


Granada: El pueblo tumba la bandera monárquica al grito de ¡Sí se puede!

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Miles de personas convierten la concentración convocada en la Plaza del Carmen de la ciudada nazarí en una manifestación espontánea que recorrió parte del centro de la ciudad hasta llegar a la plaza de los Jardines del Triunfo (Avenida Constitución). Allí había izada una gran bandera monárquica…

Emocionante. No se puede definir de otra manera lo vivido en la ciudad de Granada la tarde de este lunes 2 de Junio. Lo que en principio iba a ser una concentración en la Plaza del Carmen, plaza donde se sitúa el Ayuntamiento de la ciudad, para exigir un referéndum y el derecho del pueblo a decidir el tipo de estado que desea, monárquico o republicano, acabó convertido en todo un símbolo de las aspiraciones y deseos de una cada vez mayor parte de la ciudadanía, en Granada, en el conjunto de Andalucía y en todo el estado.
Los manifestantes, cerca de 10.000 personas en la concentración inicial, y varios miles también en la posterior manifestación que recorrió las calles de la ciudad, arriaron una bandera monárquica española de grandes dimesiones situada en unos de los lugares más representantivos de la capital granadina, y, en su lugar, izaron una bandera andaluza con estrella roja (conocida como “arbonaida”) y una bandera republicana de dimensiones no menores a la que allí había hasta ese momento representando al régimen español y a la casta mafiosa que lo sustenta.
Así, tras la concentración inicial, en torno a las 21 o 21:30, las personas concentradas frente al Ayuntamiento, donde ya se había vivido un ambiente reivindicativo y festivo, acompañado por cientos de banderas andaluzas y republicanas, decidieron espontáneamente salir en manfiestación por las calles adyacentes. En un primer momento dicha manifestación tomó rumbo hacia Plaza Nueva, tal y como pretendían los que en ese momento la encabezaban, pero el camino final fue otro.
Al llegar a la altura de Gran Vía, justo en el cruce con Reyes Católicos, y pese a que varias decenas de personas habían tomado ya rumbo a Plaza Nueva, el grueso de los manifestantes, encabezados por militantes del SAT, colectivos anarquistas, y otros grupos de la izquierda más combativa de la ciudad, se desvió hacia la Subdelegación del gobierno, siendo seguida por los miles de manifestantes que venían detrás.
La marcha hizo una parada justo delante de la citada subdelegación, lugar custiodado por casi de una decena de policías, momento en que se corearon varios eslóganes contra la monarquía y a favor del derecho a decidir el modelo de estado. Algunos, los mismos que antes habían tratado de impedir que se llegase hasta subdelegación guiando el rumbo de la manifestación hacia plaza nueva, trataron de nuevo en ese instante que la marcha se disolviera. Pero la gente volvió a imponerse y dirigió su rumbo hacia el comienzo de la Avenida Constitución, junto a los Jardines del Triunfo.
Allí se encuentra situada una de esas gigantes banderas monárquicas que el PP se ha encargado de instalar en muchas ciudades andaluzas y del conjunto del estado español. Y ese era, precisamente, el objetivo. Al grito simbólico de ¡esa bandera, la vamos a quemar!, y encabezada por varias banderas andaluzas y algunas otras republicanas, la marcha llegaba hasta el lugar, y poco a poco se comenzaba a rodear la bandera del régimen.
Los gritos reivindicativos y los cánticos continuaban, el ambiente era cada vez más eufórico y la emoción se podía ver en los ojos de los allí presentes. Con tal escenario abierto, pasó lo que tenía que pasar: un joven, ayudado por varias personas más que lo ahuparon hasta donde estaba atada la cuerda que sustenta la bandera, comenzó a desliar el nudo que mantenía izada la bandera monárquica. Los gritos de ¡sí se puede!, ¡sí se puede! arreciaron durante unos segundos hasta que, al fin, la bandera española caía por su propio peso. Los manifestantes aplaudían el momento que era en sí mismo todo un símbolo de lo que estaban tratando de defender allí: no queremos una monarquía impuesta, queremos decidir, queremos que caiga el régimen al que esa bandera representa.
Poco después, una vez el mástil de la bandera había quedado vacío, las personas que se situaban justo debajo de él comenzaron a llenar ese vacío de dignidad: se izaban las banderas andaluza y republicana entre gritos, nuevamente, de ¡si se puede!, y una completa emoción llenó el ambiente de entusiasmo. El símbolo que caía había dado paso a los símbolos que han de nacer: los derechos de los pueblos a decidir libremente su futuro en libertad.
Posteriormente se cantó el himno de Andalucía, se gritaron consignas a favor de la Tercera República, se alzaron las voces al unísono para pedir la libertad de Carlos y Carmen (militantes del 15-M Granada condenados injustamente a tres años de cárcel por participar en un piquete durante una huelga general), y muchos otros gritos y cánticos que convirtieron el momento en algo histórico y, sobre todo, en una explosión colectiva de dignidad y lucha obrera.



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