“El
gran error de IU, que tenemos que analizar desde una reflexión crítica,
es la institucionalización. Cuando llega la democracia, IU se va
convirtiendo cada vez más en una maquinaria electoral, y va dejando de
lado su origen, y su origen era ser un movimiento social y político, no
un partido al uso”.
Entrevista ( La República).
La misión de unir a todas las fuerzas de izquierda de este país bajo las mismas siglas, ¿no le da vértigo?
No he sentido vértigo. Soy consciente de que
es mucha responsabilidad, pero no me da miedo. Voy a hacer todo lo que
pueda para la transformación social, pero si fracaso o si deja de ser
útil mi figura, mi perfil, mis palabras, entonces no tendré ningún
problema en dar un paso atrás y decir ya he cumplido. Tengo mucha
responsabilidad encima, pero sé que esto depende de un liderazgo
colectivo. Solo no hago nada.
¿Es muy distinto lo que hacía como parte del 15M que dentro de IU?
No. Las ideas son las mismas, hay más madurez
intelectual, más experiencia y más conocimiento de cómo funcionan los
partidos y las administraciones, pero en esencia vengo haciendo lo
mismo: mucha pedagogía. Es la clave para que la gente se dote de
herramientas para entender lo que está pasando y pueda cambiar las
cosas. Eso es lo que hacía en el 15M y lo que ahora hago en IU, pero con
un altavoz mayor: no es lo mismo dar una charla para 50 personas que
salir en La Sexta Noche que ven 1,6 millones.
Usted ha estado en ambos lados. ¿Por qué IU no catalizó el
descontento social del 15M? De haberlo hecho, el ascenso de IU en las
últimas elecciones habría sido mucho mayor.
Eso es verdad. Creo que hay muchas variables
que lo explican, pero la fundamental que para mucha gente IU es parte
del mismo sistema que se impugna, del mismo sistema que el PP y el PSOE.
Y hay casos que lo acreditan: Bankia, por ejemplo, justificaría esa
idea. El tratamiento que le dimos a nuestro consejero en Bankia, que ya
está expulsado, pero tardamos demasiado.
Para mucha gente en su imaginario político,
IU pertenece al mismo eje que PP y PSOE, así que entiendo que no nos
votaran. Yo creo que eso es falso y trabajo para deconstruirlo. Se
necesita mucha pedagogía política para hacer entender que nosotros no
somos lo mismo, y también actuar con el ejemplo.
Ahí está la clave de por qué el movimiento
15M no ha sido canalizado en una opción electoral como IU de forma
masiva. No podemos negar que hemos pasado del 3,7 al 10% en tres años,
pero nuestro crecimiento no ha sido tan masivo como podía haber sido.
¿Por qué? Porque mantenemos ciertos lastres en el imaginario colectivo
que hay que combatir.
¿Era más natural que del 15M naciera una formación como Podemos?
Bueno, no es que sea natural. Podemos es el
síntoma de un sector creciente de la sociedad que ha optado por ocupar
un espacio que IU no ha querido o no ha podido ocupar…
¿No ha podido o no ha querido?
Yo pienso que no ha podido. Pero también es
verdad que hay sectores dentro del partido que no lo han interpretado
así. Dentro de IU hay muchas lecturas de lo que está pasando, y la
lectura que se hizo previa a las europeas fue demasiado moderada, muy
conservadora… Hasta que nos hemos dado cuenta de que esta sociedad ha
cambiado mucho más de lo que creíamos, y eso ha traído consecuencias.
Hemos crecido mucho, pero hemos sido poco atrevidos para canalizar aún
más el descontento social.
¿Los indignados están más cerca del discurso de Podemos que de IU?
No creo. El 15M fue un fenómeno que manifestó
la frustración de la gente. Era muy heterogéneo. Y por lo que tenemos
de datos de encuestas, nuestro voto más joven que el de Podemos. Y
también es un voto más ideologizado, en términos clásicos, de
izquierdas.
Mientras que el voto de Podemos parece
provenir de la base del PSOE, descontentos con la gestión de sus
dirigentes. El CIS poselectoral confirmó que eran votos de
exsocialistas. Es probable que sin Podemos, IU habría crecido más, pero
no mucho más. Mucha gente que les ha votado a ellos no nos hubiera
votado nunca a nosotros.
Si se parecen tanto, ¿por qué aún no logran convencerles?
Porque muchos tienen en su imaginario una construcción de que IU aún representa las mismas razones por las que han dejado de votar.
Porque muchos tienen en su imaginario una construcción de que IU aún representa las mismas razones por las que han dejado de votar.
Y para romper ese imaginario, IU debe refundarse. ¿En eso están ahora?
Refundarse es una palabra muchas veces usada y
después poco definida. Es preciso hacer una especie de catarsis, de
adaptación a la sociedad. La sociedad está en un momento de tensión
social clara, en medio de una crisis brutal económica, política, de
identidad incluso. IU, si quiere ser un instrumento útil, debe cambiar.
¿Qué cambios?
Ampliar la democracia interna, llamar a la
participación política y definir mejor el discurso. Tenemos programas
excelentes y una alternativa sólida para solucionar los problemas de la
crisis, pero no hemos sabido transmitirlo, y eso pasó también con el
15M. El 15M tenía un discurso muy similar al nuestro, sin embargo mucha
gente encontró que el 15M era la primera vez que le daba acceso a esas
teorías y propuestas.
IU no ha nacido ayer. Tiene un
historial que la gente conoce. ¿Por qué cree que les reprochan que sean
demasiado ortodoxos o dogmáticos?
Creo que el fallo, el gran error de IU, que
tenemos que analizar desde una reflexión crítica, es la
institucionalización. La procedencia de IU fue el Partido Comunista que
durante la lucha contra el franquismo era un partido imbricado en el
tejido social, en los barrios, en las asociaciones de vecinos, en los
espacios de trabajo a través de CCOO.
Cuando llega la democracia, IU se va
convirtiendo cada vez más en una maquinaria electoral, y va dejando de
lado su origen, y su origen era ser un movimiento social y político, no
un partido al uso. La adaptación que tenemos que hacer pasa por darle la
vuelta a eso, volver a los orígenes de IU: ser más movimiento social y
menos partido, porque si no, no sólo traicionamos nuestros orígenes,
sino que la gente nos ve exactamente igual que al PSOE, un poco más
radical en nuestro discurso, pero iguales.
Habla de los partidos como algo ajeno. ¿Piensa que las fuerzas políticas están demonizadas?No, demonización en absoluto. Un partido tiene ventajas e inconvenientes. Pero lo que la sociedad necesita ahora es una confluencia ideológica de un movimiento social. La sociedad es heterogénea. IU sola no puede hacer la transformación social, tenemos que ir a espacios de confluencia, que por fuerza serán más heterogéneos de lo que es ahora la propia IU, pero habrá propuestas comunes. Esto pasó en Galicia, donde IU, Anova y Equo fueron a una candidatura conjunta (Alternativa Galega), y ese todo fue mayor que la suma de las partes.
¿Eso es lo que le ha encargado la dirección de IU? ¿Unir a la izquierda? ¿Formar un bloque político y social?
Exacto.
La tradición política de la izquierda tiende a la fragmentación. En las europeas se ha fragmentado de forma pacífica, pero en el pasado fue una ruptura más convulsa…
Me han encomendado que me ocupe de la fragmentación de la izquierda porque perjudica al propósito de transformación de todas las fuerzas progresistas. Nos perjudica a todos, porque no logramos solidez suficiente para llevar nuestro proyecto a cabo. La derecha no se fragmenta porque es conservadora, es más fácil unirse para mantener lo que hay, que para cambiar. El votante de Podemos quiere lo mismo que el de IU, y eso es lo que nos debe interesar.
Nadie ha dicho que sea fácil. Hay muchas inercias perversas en la izquierda y en los aparatos de los partidos que pueden dificultarlo, pero el momento histórico lo exige y hay que estar a la altura.
En términos electorales, ¿eso supondrá cambiar las siglas de IU?
Puede ser. Eso no nos preocupa. En las generales IU pasó a llamarse Izquierda Plural, aglutinamos a otros sujetos políticos en un espacio común (Chunta, Iniciativa per Catalunya, Esquerra Unida). Si constatamos que IU sola no puede, Podemos sola no puede y otras fuerzas de izquierda solas no pueden… pero si somos inteligentes, la suma de todos puede darnos los números suficientes para gobernar y transformar el país.
¿Cómo cristaliza eso en lo concreto? ¿Puede ser un frente amplio con unas siglas nuevas donde cada grupo mantenga su identidad? Yo creo que es lo deseable, pero está por ver. También depende de lo que quieran las demás fuerzas.
En la convergencia de izquierdas, ¿qué sentido tiene que IU permita gobernar al PP en Extremadura o que gobierne con el PSOE en Andalucía?
Es cierto que ahí hay contradicciones con nuestro nuevo discurso. Yo he sido muy crítico con los compañeros de Extremadura porque, aunque creo que debemos evitar ser la muleta de otro partido, no podemos dejar pasar que el PP representa la versión más reaccionaria de esta sociedad. Eso no significa tener que apoyar al PSOE ni mucho menos, pero sí tener claro que al PP hay que combatirlo. Hay una contradicción clara entre una IU que permite gobernar al PP y la idea de convergencia con la izquierda.
La convergencia no es nada buena per se, debe servir para transformar la sociedad, y parece poco probable que el PP entre en el proceso de transformación social, no tiene sentido, por tanto, permitir que lo que estamos haciendo en Extremadura forme parte de ese proceso de convergencia. No, no lo tiene.
Pero también ha dicho: «No apruebo una alianza con el PSOE»
Efectivamente, tampoco tiene sentido una alianza PSOE-IU con nuestro proyecto de unificar a la izquierda. Porque mientras los votantes del PSOE son parte de la solución del problema de este país, sus dirigentes y sus políticas son parte del problema.
Entonces la alianza PSOE-IU en Andalucía no encaja con su proyecto de convergencia de las izquierdas…
No apruebo la alianza, pero… Aquí lo que hay es un pacto, un pacto programático que se cumple. Si no se cumple, yo creo que hay que salirse, porque no podemos estar en las instituciones por el mero hecho de estar. No estamos para eso. Yo no estoy en contra de ningún tipo de pacto, lo cual no quiere decir que tengas que defender las políticas del PSOE.
¿Aprueba o no la alianza, pacto o unión de PSOE e IU en Andalucía?
Depende de los términos. Aquí el PSOE en un determinado momento vio que podía firmar el pacto, les pareció bien. Pero creo que ahora mismo el pacto al PSOE en Andalucía le sobra, es mi impresión. El PSOE demostró en el incidente de la Corrala que IU para ellos es un lastre [el realojo de familias en exclusión de la Corrala Utopía, que ocupaban unas viviendas en Sevilla, enfrentó a IU con el PSOE y a punto estuvo de romper el pacto].
La izquierda es un lastre para ellos, porque si no, no se comprende lo que pasó en la Corrala. Si crees que tu socio de Gobierno ha tenido un desliz, le llamas por teléfono y lo solucionas, no vas y modificas el BOJA a tu antojo, eso era un mensaje de ruido. El PSOE está en una estrategia para la cual IU es un problema. Y por eso creo que el pacto en Andalucía tiene que cumplirse lo antes posible, porque IU ya es un obstáculo para el PSOE.
¿Piensa, entonces, que habrá un adelanto electoral?
Puede ser. No lo sé. Pero creo que hay que acelerar el pacto para que se cumpla en esta legislatura, porque al PSOE le pesa IU y quiere deshacerse de ella. No tendría sentido terminar la legislatura con compromisos sin hacer.
Entramos en el Gobierno para sacar adelante las cosas del pacto, que tampoco son un desiderátum. Si el PSOE no quiere, será él quien cierre la puerta, pero entonces tendrá que explicar por qué firmó un pacto de izquierdas que ahora no quiere aplicar.
Las primarias de IU para elegir a los futuros candidatos electorales, ¿copiarán el modelo andaluz?
Sí, hay un borrador de reglamento, que no es firme, pero que plantea el mismo proceso, donde participan militantes y simpatizantes.
¿Cómo ha visto que aquí las primarias se resolvieran con el pulso entre el líder de IU y un desconocido?
Bueno, estaban descompensadas, pero es que Antonio Maíllo tiene una legitimidad que era muy difícil competir con él. No sólo por su acción política, su formación y rigor, sino por su gestión de la Corrala, que ha sido el momento más simbólico.
Una vez que se presenta él es difícil que ningún otro candidato pudiera disputarle. Pero bueno, se ha intentado. No te voy a negar que el resultado estaba cantado, pero eso no invalida las primarias.
Usted ha sido muy crítico con las primarias del PSOE. Ha dicho que «el elemento negativo de las primarias es que el candidato más mediático es el que más posibilidades tiene».
Efectivamente, porque las primarias en el sentido teórico tienen ventajas e inconvenientes. Ventajas porque incluye a los simpatizantes, dan una nueva visión, pero también un elemento negativo, porque la persona más conocida siempre parte con más posibilidades. ¿Quién te garantiza que, en vez de la legitimidad política de Maíllo no es porque le está pagando el Santander una campaña electoral?
Esos elementos hay que neutralizarlos. ¿Cómo? Con un buen diseño de las primarias. ¿Hay cosas que mejorar de la experiencia de Andalucía? Naturalmente. Pero ha sido una experiencia satisfactoria de la que se puede aprender mucho para corregir cosas. Si se diseña un buen proceso de primarias no correremos riesgos de que esos puntos negativos tengan fuerza.
Ahora todos los líderes auguran un nuevo tiempo político. ¿Antonio Maíllo y Susana Díaz son dos representantes de ese nuevo tiempo?
No conozco personalmente a Díaz, pero creo que los dos pertenecen a la misma generación en términos de edad y a distintas generaciones en visión política. Detrás de Maíllo hay un modelo de sociedad, una ideología, unos principios.
Veo a Susana Díaz y no percibo eso. Su discurso tiene mucha retórica, con lugares comunes que luego no anclan. Los dos no pueden ser representativos del mismo tiempo político del que hablan, porque son radicalmente opuestos.
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