Sánchez logra integrar a quienes apoyaron a Madina pero no a los de Pérez Tapias
José
Antonio Pérez Tapias contesta a las preguntas de los periodistas tras
votar en las primarias del PSOE del pasado 13 de julio. / Miguel Ángel
Molina (Efe)
Sólo consiguió, enfrentándose a los oficialistas de uno y otro signo, un 5% de los 1.036 delegados que acudirán al Congreso (67 en total) cuando fueron el 15% de los militantes los que le votaron directamente para ser secretario general.
La elección de los delegados del Congreso ha evidenciado que Pedro Sánchez no es cuestionado por nadie, pero que cada cual, cada barón territorial, va a lo suyo. Y que los seguidores de Madina se han integrado con normalidad. Ya sólo aspiran a pintar en la nueva dirección gracias a su poder territorial.
La única incógnita por despejar es qué hace Sánchez con Izquierda Socialista porque, como corriente, sigue siendo el ala radical del PSOE a la que hay que mantener alejada de las grandes decisiones de Estado para que no las ponga en cuestión. Pérez Tapias lo sabe muy bien. Está francamente enfadado. Confesó a cuartopoder.es que su conclusión sobre la elección de delegados es clara: no ha habido voluntad de integración del sector de la militancia que ha apoyado su candidatura.
De hecho, donde ha conseguido mayor presencia en delegaciones ha sido o por lista alternativa, como en Valencia, o “por amagar con ella”, que dicen sus seguidores, como en Madrid. En otros muchos casos, añaden, sólo han tenido un par o ningún delegado. Muy lejos, añaden, del porcentaje de votos alcanzado, el 15%.
Hacen recuento. Descontando lo de integración con Sánchez, de la corriente sólo consiguieron 6 en Cataluña, 4 en Andalucía, 2 en Canarias, 2 en Castilla y León, 2 en Castilla-La Mancha y uno en Navarra. Menos mal, afirman, que sacaron 16 en Madrid y 14 en Valencia. Claro que, en Madrid, jugaron fuerte y metieron ex guerristas como Matilde Fernández por una razón elemental: el que encabezaba la lista era el propio Sánchez y, aseguran, no quería aparecer encabezando una lista enfrentada a la de los críticos. Pagó cara, en delegados de los críticos, su deseo de aparecer como el adalid de la unidad.
Con esa realidad de una integración “impedida por abajo”, matizan los seguidores de Pérez Tapias, no se ha generado un buen clima para lograr una “integración por arriba” en la Ejecutiva. El llamado “aparato”, concluyen, “parece no tener interés en sumar en la nueva etapa a socialistas de izquierda”. Y por eso Pérez Tapias le ha pedido a Sánchez que vuelvan a verse esta semana, antes del Congreso, para ver cómo se integra a los suyos. Porque él, personalmente, según los allegados a Sánchez, tiene un puesto asegurado en la dirección. Por supuesto, en la Ejecutiva. Pero no en la Permanente de la Ejecutiva que elegirá el nuevo secretario general para que dirija, de verdad, el partido.
Con todo, los resultados, en general, muestran algo claro: Sánchez será quien lidere el partido al margen de las tensiones previas que todos los barones e Izquierda Socialista plantean para tener mejor representación en la futura dirección. Sólo le hará sombra, por razones obvias, su mejor valedora, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Pero ambos tiene claro que la bicefalia es posible siempre que no sea formal.
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