Felipe González seguirá chupando del bote en Gas Natural hasta 2015 y Solana aterriza como asesor en La Caixa. Bárcenas dice que “caja b” (dinero en negro) había en todas las sedes provinciales y autonómicas del PP. Y el obispo de Málaga declara que los matrimonios homosexuales son como uniones entre un hombre y un can. Ahí tenemos en iconos perfectamente reconocibles a las cuatro patas que conforman la mayoría absoluta de las elites nacidas en la transición tras la muerte del dictador Franco: el bipartidismo PPSOE, la iglesia católica, la banca y los grandes intereses empresariales.
En mitad de ese panorama, estalla la tormenta en Andalucía: el pacto de coalición entre IU y PSOE se tambalea seriamente. Y en el horizonte más o menos lejano se vislumbra el golpe de Estado perfecto, el acuerdo “natural” entre el equipo azul de Rajoy y el bando rosa de Rubalcaba. A eso se está jugando entre bastidores, la operación “Salvemos España” (PPSOE) frente a IU, las mareas ciudadanas, el 15M, el 22M y las izquierdas sociales y transformadoras en general más beligerantes contra el neoliberalismo representado y avalado por las huestes más tecnocráticas de Génova y Ferraz.
Lo que está sucediendo ahora mismo en Andalucía, con la prepotencia de su presidenta, Susana Díaz, es un anticipo de lo que se viene gestando fuera de los focos mediáticos. El PSOE tiene límites insuperables por su izquierda: ya lo dijo el ínclito Bono hace unos días, los “socialistas” deben dejarse de veleidades hacia IU, lo suyo es la templanza y ambigüedad calculada de la indefinición ideológica, el populismo emocional con ribetes izquierdistas y el uso de la pobreza y la marginalidad únicamente para fines asistenciales, benéficos y electoralistas.
La furia del PSOE se ha desatado porque Elena Cortés, consejera andaluza de Fomento y Vivienda de IU, ha realojado a las familias echadas a la calle por decisión judicial de la Corrala Utopía en Sevilla. El PSOE arguye torticeramente trampas legalistas para fundamentar un golpe de timón autoritario. Dicen que la decisión de Cortés se salta la lista de espera, obviando que existen sentencias judiciales que obligan en casos excepcionales a tomar medidas urgentes y extraordinarias con el propósito de atender situaciones de emergencia social inminente o de facto. Y aunque no las hubiese, algo habría que hacer. ¿O no?
En España se estima que hay un parque de 6 millones de viviendas vacías, 700.000 de ellas en Andalucía. Lo que causa vergüenza ajena y alarma social es que ninguna administración pública obligue a sus propietarios, entidades bancarias en su mayor parte, a ponerlas a la venta o en alquiler a precios razonables o políticos teniendo en cuenta las necesidades acuciantes de la clase trabajadora y en función de los ingresos reales de cada familia.
PP y PSOE se esconden bajo artimañas de leguleyo ventajista y triquiñuelas jurídicas para apuntalar los intereses bancarios y de las clases corporativas y propietarias. Las dos formaciones mencionadas son testaferros de los intereses de los sectores más pudientes de España. Siempre sacan a colación como freno o listón insuperable la legalidad y “su” estado de derecho cuando desde la izquierda transformadora y desde la propia voz popular de la calle se les reclama y exige dignidad, techo, trabajo, educación de calidad y laica y sanidad universal y pública. Los que financian sus campañas y el sostén de sus organizaciones pueden cabrearse, y mucho, si adoptan posturas demasiado escoradas hacia la crudas necesidades sociales.
IU lo tendrá muy difícil y recibirá críticas se vaya o no del gobierno autonómico andaluz. ¿Mantener la coalición con el PSOE a qué precio y sobré qué bases? ¿O hacer alternativa política con la calle y empujar desde fuera a escala nacional un relanzamiento de las movilizaciones ciudadanas? ¿Hay otras opciones viables en la mesa?
Lo que el PSOE intenta con este guantazo tan audaz es lanzar una señal a IU de que traga con el neoliberalismo suave o ellos se alían con el PP. De paso, los grupos de nueva izquierda dentro de IU y siempre en contacto con el PSOE tensarán la cuerda con llamamientos de “responsabilidad” al diálogo y a las concesiones tácticas mutuas, fracturando a la coalición de izquierdas desde su propio seno. Mucho habrá que meditar las graves decisiones a adoptar en las fechas próximas y a la vuelta de la esquina.
En cualquier caso, la operación “Salvemos España” ya está en marcha. Un daño colateral si no se gestiona bien la crisis abierta por parte de IU es que la coalición se fraccione en mil pedazos o grupúsculos inoperantes o se quede como reducto insignificante en escaños frente a la inmensa y abrumadora mayoría mediática de los ejércitos conjuntos de PP y PSOE.
El bloque salido de la transición posfranquista a la democracia de control sociopolítico en vigor precisa que todos sus vectores confluyan en un objetivo único y común. Los últimos años se están resquebrajando pilares muy importantes de su estructura de dominación desde la monarquía trasnochada a la partitocracia de la corrupción institucional. Veremos qué nos depara de malo y de bueno los días de asueto de la “semana santa”. ¿Seguirá el fuego a discreción contra IU y los embates policiales y políticos contra la contestación social masiva en la vía pública? La primavera tiene metabolismos muy activos que no anuncian jamás su llegada: todo puede suceder.
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