El hambre surgió en los escolares y ahora asoma entre los universitarios. Pero no importa: estamos "saliendo" de la crisis.
El hambre acecha cada
vez más. Esa es la conclusión que extrae, con datos en la mano, Ana
López, directora del servicio de atención a la comunidad universitaria
de la Hispalense...
El campus de Sevilla ha
doblado el número de menús subvencionados en sólo tres años. Una parte
creciente de los universitarios sevillanos pasa apuros para alimentarse
de forma correcta. Ya no se trata sólo de que el recorte a la política
de becas, la subida de los precios de las matrículas, el paro galopante y
las drásticas rebajas salariales persigan como fantasmas armados de
motosierras a los estudiantes.
El hambre acecha cada
vez más. Esa es la conclusión que extrae, con datos en la mano, Ana
López, directora del servicio de atención a la comunidad universitaria
de la Hispalense.En la Universidad de Sevilla han detectado que cada vez
más estudiantes piden llevarse a casa el segundo plato del menú diario
que se les subvenciona, y así poder hacer una cena en condiciones.
Desde que la crisis se
manifestó en toda su crudeza, en el curso 2010-2011, la Universidad de
Sevilla sirve un 107% más de comidas subvencionadas y se ha pasado de
las 9.660 de aquel curso a las más de 20.000 previstas para el actual. Y
a consecuencia de los recortes, los bonos comedor han disminuido. "No
se dan más bonos de comedor, pero en los comedores se proporcionan todas
las comidas que se pueden servir porque hay verdadera necesidad",
afirma López.
Otro de los indicadores
que revelan la extensión de la pobreza por la población universitaria
sevillana es el exceso de oferta de plazas que existe actualmente en
residencias y colegios mayores, "donde siempre ha habido listas de
espera", añade la responsable universitaria. Ello significa que cada vez
menos universitarios residen en Sevilla y tienen que desplazarse
diariamente desde sus pueblos. "Esto repercute directamente en su
rendimiento. A veces tienen que hacer cientos de kilómetros diarios y
matricularse en pocas asignaturas, lo que alarga su estancia en la
universidad", explica la directora del servicio de atención a la
comunidad universitaria, y matricularse por segunda o tercera vez en las
asignaturas eleva considerablemente el precio de estas. Además, si su
rendimiento baja y suspenden alguna asignatura, no pueden optar a becas
del ministerio.
La Universidad de
Sevilla negocia con las grandes empresas de transporte como Alsa, Damas y
Renfe para que puedan ofrecer tarifas más económicas a estudiantes en
serios apuros. Y ha tenido que multiplicar las ayudas sociales
extraordinarias que se conceden para evitar que el estudiante se vea
abocado a abandonar la universidad en caso de situaciones adversas
sobrevenidas. Si en el 2008 se concedieron 377 ayudas de este tipo, en
el 2013 ascendieron a 1.068. Todo ello crea una frustración intensa en
las familias, que se resisten a que sus hijos abandonen unos estudios
superiores que consideran su pasaporte para una vida mejor. La mayoría
de las universidades catalanas ha tenido también que crear becas propias
para ayudar a estudiantes en apuros, como la Universitat de Barcelona o
la Universitat Autònoma de Barcelona. Catalunya es, junto con Madrid,
la comunidad autónoma con los precios de la matrícula más caros. Aunque
en Catalunya los universitarios pagan según su renta.
Un informe de la
Fundación Foessa y Cáritas sobre perspectivas socioeconómicas recoge que
un 7% de las personas con estudios superiores vive en riesgo de
exclusión social.
laotraandalucia.org
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