viernes, 6 de junio de 2014

De rey a presunto delincuente



Viernes, 6 de junio de 2014
Presuntos delitos de intento de golpe de Estado, Grupos Antiterroristas de Liberación, enriquecimiento ilegal, corrupción continuada y generalizada, desvío de fondos reservados del Estado, alta traición a la nación...
        Pues sí, sí, amigos, nuestro amado ex rey Juan Carlos I el Cazador (parece ser que lo ha sido, y mucho, según nuestros corruptos políticos que han vivido del cuento durante todo su reinado), podría pasar, una vez consumada su abdicación, de los fastuosos salones de La Zarzuela en los que lleva viviendo y vegetando durante 39 años a los más austeros y deprimentes de algún que otro Tribunal de Justicia, sea éste la Audiencia Nacional (en la actualidad terror de chorizos políticos, especialmente del PP), el Tribunal Supremo, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid, el modesto y recoleto Juzgado de la Plaza de Castilla al que le pudiera corresponder entender del asunto por turno riguroso, el Juzgado de Guardia más cercano al domicilio del probo ciudadano español (no necesariamente republicano) que se atreva a denunciar a este angelito borbónico que hemos aguantando en la Jefatura del Estado español durante casi cuatro décadas cometiendo durante todo ese tiempo execrables (y presuntos, faltaría más) delitos e, incluso… ¡el Tribunal Penal Internacional!  Pues hasta de genocidios (en grado de cooperación necesaria) nos podemos encontrar en el siniestro currículo de semejante personaje de la realeza borbónica que, dentro de escasos días y por mucho que se afanen el mentiroso Rajoy y el traidor Rubalcaba en aforarlo como sea, se convertirá en un ciudadano de a pie y, por tanto, totalmente "violable" por la Justicia.



       Pues para animar al personal decente a traer un poco de aire fresco a la sociedad española denunciando en los tribunales de justicia a la antigua divinidad borbónica de los elefantes y la Corinna, después del sainete regio de la sucesión exprés montado al alimón por el régimen del cacique Rajoy, los capos neocortesanos del niñato de La Zarzuela que quieren tocar poder como sea y el todavía jefecillo provisional del viejo PSOE, señor Rubalcaba (¡vaya papelón el que ha asumido este hombre!), me voy a permitir rescatar y volver a poner negro sobre blanco la sarta de presuntos delitos cometidos por el abdicante Juan Carlos de Borbón mientras fue rey de España e, incluso, en su juventud, en 1956, cuando siendo caballero cadete de la Academia General Militar de Zaragoza y con 18 años de edad mató de un disparo en la cabeza a su hermano, el infante D. Alfonso de Borbón, de 14 años.  Todos estos presuntos delitos del cesante monarca español fueron ya puestos por mi persona, repetidas veces desde el año 2005, en conocimiento de las Cortes españolas y del Gobierno de la nación.  ¡Pero como era intocable el caballero!



Ahí van, amigos, el currículo presuntamente delictivo del abdicado ex rey Juan Carlos I el Cazador:



1º.- Un intento de golpe de Estado ya que a estas alturas está fuera de toda duda que, en el otoño de 1980, dio el visto bueno a sus militares cortesanos (los generales Armada y Milans) para que planificaran, organizaran, coordinaran y ejecutaran una ilegal e inconstitucional maniobra político-militar-institucional (el popular 23-F), de acuerdo con determinadas fuerzas políticas del arco parlamentario, con el fin de cambiar el Gobierno legítimo de la nación española y frenar con ello un golpe militar de la extrema derecha castrense.  Maniobra que después sería abandonada por él mismo y sus compinches políticos ante la estrafalaria entrada del teniente coronel Tejero en el Congreso de los Diputados, poniendo así en serio peligro de guerra civil a este país.


2º.- La puesta en actividad, en 1983, de los batallones de la muerte o grupos de terroristas de Estado denominados GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) para hacer desaparecer (matar o secuestrar) miembros de ETA, saltándose a la torera todas las normas y leyes del Estado de derecho y usando las mismas tácticas y técnicas de los separatistas vascos.  Grupos de asesinos a sueldo del Estado español que, con el conocimiento y la autorización tácita del Jefe del Estado y comandante supremo de las FAS españolas, el rey Juan Carlos, serían organizados y dirigidos por los servicios secretos militares (CESID) nutriéndose de funcionarios militares y civiles españoles y mercenarios extranjeros.



3º.- Enriquecerse de una forma exagerada e ilegal hasta convertir a su familia en una de las más grandes fortunas de Europa y el mundo, recibiendo sospechosas donaciones y créditos personales desde el exterior y realizando substanciosos negocios aprovechándose de su omnímodo poder institucional y su inviolabilidad ante la ley.  Lo que ha propiciado que en treinta años su fortuna se haya elevado, según prestigiosas publicaciones extranjeras (en España el mutismo en todo lo referente a la familia real es absoluto), a la importantísima suma de 1.790 millones de euros (300.000 millones de pesetas).  Cifra ésta nunca desmentida por La Zarzuela y de la que se ha hecho eco, pidiendo su aclaración definitiva, hasta el mismísimo y prestigioso diario norteamericano New York Times.



4º.- Ejercer la corrupción continuada y generalizada, al recibir y aceptar como rey y jefe del Estado, año tras año, regalos y donaciones multimillonarias de empresarios y particulares (yates, coches, petrodólares para apoyar la reconquista de Kuwait, fincas de recreo, cacerías…)



5º.- Desviar fondos reservados del Estado para pagar sus aventuras galantes y los chantajes de alguna de sus numerosas amantes, como el que tuvo que hacer frente a partir del año 1994 tras su larga relación amorosa de 15 años de duración con una bella vedette del espectáculo español.  Que nos ha costado a los contribuyentes españoles más de 500 millones de pesetas, pagados con los fondos reservados del CESID, Presidencia del Gobierno y Ministerio del Interior.



6. - Un presunto asesinato (el simple homicidio ya fue aceptado en su día por él mismo y su familia) cometido en su juventud, ya que, según las últimas investigaciones realizadas por el historiador que suscribe en fuentes solventes, el 28 de marzo de 1956, con 18 años de edad y siendo un distinguido cadete de la Academia General Militar de Zaragoza, con seis meses de instrucción militar intensiva en su haber y otros seis de instrucción premilitar (experto por lo tanto en el uso y manejo de toda clase de armas portátiles del Ejército español) mató, estando sólo con él en una habitación del palacio Las Cabezas sito en el pueblo de Casatejada (Cáceres) y presuntamente por orden del dictador Franco, de un tiro en la cabeza procedente de su propia arma a su hermano Alfonso, de 14 años, el preferido de su padre, don Juan de Borbón.  Quien, según muchos políticos del entorno de éste, iba a ser elegido por el conde de Barcelona para sucederle en sus derechos dinásticos a la corona de España ante el proceder de Juan Carlos que ya en esas fechas manifestaba una irregular y perruna obediencia al autócrata gallego, con vistas a acceder al trono saltándose a su propio padre.


7º.- Alta traición a la nación española en el desempeño de sus funciones como Jefe del Estado interino tras la acción consumada y no debatida en los órganos institucionales competentes de la vergonzosa entrega a Marruecos, en noviembre de 1975, de nada menos que 200.000 Kms cuadrados del llamado Sahara español (provincia africana española según Franco, territorio bajo administración española según la ONU) sin intentar defenderlo siquiera por miedo a tener que enfrentar una guerra con ese país (que había organizado una marcha "pacífica" de 300.000 ciudadanos marroquíes y nos amenazaba con una invasión pura y dura) y tras un pacto secreto con la CIA, el Departamento de Estado norteamericano (Kissinger) y el propio enemigo alauí.



8º.- Cobardía ante el enemigo por su nefasta actuación como Comandante en Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas españolas al entregar sin combatir una parte substancial del territorio nacional tras un pacto secreto con el enemigo.  Delito típico castrense (como Jefe del Estado en funciones en 1975 Juan Carlos de Borbón era Jefe Supremo de las FAS, su general en Jefe) que en tiempo de guerra puede ser castigado, incluso en países plenamente democráticos y de Derecho, con la pena capital.



9. - Genocidio, en grado de cooperación necesaria con el sátrapa marroquí Hassan II, al haber puesto bajo la bota de su Ejército, totalmente desarmados y abandonados a su suerte, a los 30.000 habitantes de la antigua provincia española, a los que debería haber defendido con arreglo al derecho Internacional y a los derechos humanos más fundamentales.



         ¿A que no están nada mal todas estas barrabasadas borbónicas que les comento, respetables componentes del pueblo soberano español?  Claro que no.  Pues hala ¡al ataque!  ¡ Maricón el último!  Yo no puedo porque todavía me estoy recuperando del palo de los 6.400 euros de vellón que me ha detraído de mi cuenta el Fiscal Edulcorado porque, según él y unos cuantos jueces cortesanos de la Audiencia Nacional, le llamé Borracho y Putero al ex amado rey de nuestra historia que ahora se nos va.  Además, no necesito recordar una vez más el estratégico dicho internacional que reza: "A enemigo que huye, puente plata" Y, encima como está el pobre…


Fdo: Amadeo Martínez Inglés Coronel.  Escritor.  Historiador

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