jueves, 10 de julio de 2014

El manido típico tópico

No nos fiamos de la mayoría de ellos porque no se cuestionan un sistema que no sólo recorta, también tortura y tiene presos políticos en sus cárceles, pero bueno, como titular queda bien: "El crecimiento es ya un genocidio a cámara lenta" 
Alrededor de 250 autores, entre ellos Ada Colau, Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Cayo Lara, Joan Herrera, Florent Marcellesi, Juantxo López de Uralde, Teresa Forcades, Juan Diego Botto o Yayo Herrero, han hecho público un manifiesto en el que se reclama de manera urgente un cambio de modelo de consumo ante el probable "colapso civilizatorio" que traerá el siglo XXI.

"Hoy se acumulan las noticias que indican que la vía del crecimiento es ya un genocidio a cámara lenta. El declive en la disponibilidad de energía barata, los escenarios catastróficos del cambio climático y las tensiones geopolíticas por los recursos muestran que las tendencias de progreso del pasado se están quebrando", señala el texto titulado 'Última llamada' y que está abierto a nuevas firmas a través de su página web.

El escrito, promovido por varios grupos sociales, es un llamamiento a los nuevos partidos y formaciones organizativas surgidas a raíz del "despertar de dignidad y democracia que supuso el 15M" ante la necesidad de asumir "cambios radicales en los modos de vida".

Escritores, científicos, periodistas, intelectuales, profesores universitarios, representantes de movimientos sociales, partidos políticos y sindicatos, reivindican, sobre todo, que ya no sirven las mismas recetas apoyadas sobre el capitalismo keynesiano, ni tampoco "los mantras cosméticos del desarrollo sostenible, la mera apuesta por las tecnologtías ecoeficientes, ni una supuesta economía verde".

"Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar el equilibrio con la biosfera, y utilice la investigación, la tecnología, la cultura, la economía y la política para avanzar hacia ese fin. Necesitaremos para ello toda la imaginación política, generosidad moral y creatividad técnica que logremos desplegar", afirman.

Además, recuerdan que la crisis ecológica no es un tema "parcial" que afecte únicamente a los ecosistemas o los recursos, sino que la urgencia del cambio radica precisamente en que "determina todos los aspectos de la sociedad: alimentación, transporte, industria, urbanización, conflictos bélicos... Se trata, en definitiva, de la base de nuestra economía y de nuestra vidas".

"Una civilización se acaba y hemos de construir otra nueva. Las consecuencias de no hacer nada -o hacer demasiado poco- nos llevan directamente al colapso social, económico y ecológico. Pero si empezamos hoy, todavía podemos ser las y los protagonistas de una sociedad solidaria, democrática y en paz con el planeta", sentencia.

Público

dijo...
No sirven las recetas del capitalismo keynesiano, pero son las únicas alternativas que gran parte de ellos proponen. Cualquier receta populista es valida, con tal de no cuestionar el capitalismo en el que bien viven muchos de los firmantes y reconocer que la única alternativa es el socialismo. Decrecentismo, lechuguismo, tomatismo y huertas de neo hippy imposibles. Algunos ignoran que los transgénicos de Monsanto (el gran monopolista de las semillas) que contaminan el resto de cultivos y acaban con las abejas y su necesaria polinización. Con lo cual se acaba el mantra de alimentación y producción sostenible. Al igual que tienen ejércitos privados, también están creando abejas mecánicas para la polinización de sus productos venenosos. O son lacayos, o tontos útiles de todo este montaje para frenar la economía de los nuevos países emergentes, y avanzar a ese nuevo orden mundial de gobierno de la mafia oligarca.
dijo...
Tanto el decrecentismo y el maltusianismo (movimientos reaccionarios para los marxistas) surgen inexorablemente con fuerza, detrás de cada crisis capitalista desde principios del siglo XX, con el objetivo de aceptar la pobreza y genocidio de los pobres, como algo inevitable y por propia voluntad. Ahora surgen variantes de la misma moneda como el altermundismo, que siendo más de lo mismo, por lo menos cuestionan el mal reparto de la riqueza.

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