Juan Manuel Olarieta, ODC julio de 2014
El martes de la pasada semana el “Diario del Pueblo” (1) volvía sobre uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el gobierno chino en estos momentos: sacar a las empresas informáticas extranjeras de las instituciones públicas. El periódico se refería a las multinacionales estadounidenses que dominan el mercado. Por lo demás, esa preocupación es compartida por muchos gobiernos del mundo y amenaza con privar a gigantes como Microsoft del monopolio que han disfrutado hasta ahora en el mercado digital.
“No se podrá instalar ningún producto que contenga el sistema operativo Windows”, dijo hace ya un mes un despacho del Centro de Adquisiciones del gobierno chino (2). Como justicación el Centro adujo el elevado coste que supone la renovación del nuevo sistema operativo de Microsoft. En muchos ordenadores el cambio de Windows XP a Windows 8 supone necesariamente remplazar el actual ordenador por uno nuevo, es decir, que el 70 por ciento de los chinos deberían gastarse su dinero en comprar un nuevo ordenador, lo que daría lugar a una cifra de ventas gigantesca para las empresas fabricantes.
Esa explicación económica no es la única, ni la más importante. Sobre el nuevo sistema operativo recaen múltiples sospechas de espionaje que son las que han obligado al gobierno asiático a rechazar el nuevo sistema operativo. La agencia oficial Xinhua reconoció que se trataba de una “medida para garantizar la seguridad”.
Desde que en todos los rincones del mundo hay -al menos- un ordenador y que todos ellos están conectados entre sí, la informática se ha convertido en la fuente de espionaje más importante. Los países vigilan cada dato que circula por internet y se vigilan entre sí. Además de los sistemas operativos, se han encontrado “puertas traseras” también en los propios ordenadores, móviles, tarjetas y otros dispositivos.
Cada una de las teclas que pulsamos de nuestro ordenador acaba en un base de datos de la CIA, de la ASN, del FBI o de cualquier otro organismo de espionaje. En agosto del pasado año el gobierno alemán calificó a Windows 8 como “un riesgo de seguridad y de espionaje” por la existencia de una “puerta trasera” que favorecía a las instituciones estadounidenses de inteligencia. Poco después, en diciembre, Putin afirmó públicamente en San Petersburgo que internet fue originalmente un “proyecto de la CIA” y que “sigue desarrollándose como tal”.
El espionaje no sólo procede de Microsoft y los equipos informáticos, sino también de conocidos servidores de internet, como Google o Facebook, hasta el punto de que se ha vuelto contra las multinacionales informáticas estadounidenses. Los gigantes de internet coparon el mercado gracias al apoyo del gobierno de Estados Unidos y, muy especialmente, del Pentágono y de los organismos de espionaje. Por el contrario, otras empresas estadounidenses que se negaron a entregarles los datos de los usuarios, como Lavasoft o Xmission, han sido censuradas y han tenido que cerrar o padecen persecuciones judiciales y económicas de todo tipo.
Ahora la complicidad amenaza con llevar a la ruina a los más grandes. Los gobiernos de todo el mundo huyen del espionaje al que han estado sometidos por Google, Microsoft, Facebook, Cisco y otras multinacionales informáticas. A marchas forzadas China y otros países, como Rusia, están implementando alternativas propias para escapar de la red que Estados Unidos ha tendido por todo el mundo. En 2008 Putin ordenó la adopción de Linux para los equipos informáticos gubernamentales y todo el sistema educativo público, un proyecto escalonado de migración que se prolongará hasta el año que viene. El decreto indica que en las escuelas el gobierno ruso no financiará la adquisición de ningún programa informático cerrado y sometido a las normas de la propiedad intelectual.
Frente a Facebook Rusia ha creado su propia red social: Weibo. También ha creado Baidu, su propio buscador en competencia con Google, ha desarrollado varios sistemas operativos de código abierto, especialmente los derivados del núcleo Linux, ha implementado su propio buscador, llamado Sputnik, y está en trance de fabricar sus propios microprocesadores (3).
Pero no sólo los gobiernos huyen de Windows, sino también empresas de todo el mundo que se han visto perjudicadas por la competencia ventajosa de las multinacionales estadounidenses. En una encuesta de 2009 casi la mitad de las empresas ya se habían pasado a sistemas operativos de código abierto, especialmente Linux, pero no sólo por razones de competencia y seguridad sino porque es mucho más barato. También aquí se ha producido un vuelco: las empresas empiezan a competir en mejores condiciones cuando instalan sistemas informáticos de código abierto en cajeros automáticos o señalización del tráfico.
Recientemente, en Cuba el periódico Juventud Rebelde animaba a huir de Windows para mantener en funcionamiento los ordenadores más viejos de la Isla. No sólo se ahorraban el coste del sistema operativo sino que no necesitan cambiar de ordenador. Junto con Venezuela, Cuba es el país del mundo en el que los sistemas operativos de código abierto estan más difundidos.
(1) Chine: les logiciels étrangers dans la tourmente, http://french.peopledaily.com.cn/Economie/n/2014/0701/c31355-8749321.html
(2) China announces ban on Microsoft’s Windows 8, South China Morning Post,http://www.scmp.com/news/china-insider/article/1516231/china-shuns-microsofts-windows-8-it-opens-bids-government-use
(3) Fabricantes de microprocesadores rusos quieren competir con Intel y AMD,http://es.rbth.com/cultura/technologias/2014/07/04/fabricantes_de_microprocesadores_rusos_quieren_competir__41483.html