El proceso destituyente de la monarquía franquista es ya incuestionable. Nuestra obligación es redoblar la movilización y la unidad popular
El sector más reaccionario de la jerarquía de la iglesia católica, representado por el Arzobispo de Madrid, mano a mano con la monarquía borbónica y la derecha franquista, nos amenazan con una nueva guerra contra el Pueblo como la de 1936, si nos empeñamos en seguir por el camino de la lucha por la democracia y la justicia social.
Lo síntomas indican que la situación del Régimen es de un deterioro
irreversible y sin estrategias mínimamente presentables, desde el punto
de vista social, para salir de esa situación terminal.
Sólo en ese contexto se pueden enmarcar declaraciones tan brutales como la del cardenal Rouco Varela, agitando la amenaza de una nueva guerra en un “acto de Estado”, como ellos dicen, en el que estaba especialmente arropado por los Borbones.
Sólo en ese contexto se puede enmarcar la visita del Ministro del Interior a la Comisaría General de Moratalaz, para comunicar a las U.I.P. el pleno apoyo de la monarquía y del Gobierno a ese cuerpo, especialmente concebido para la represión política. Pero en el que se empiezan a percibir algunas fisuras.
La anunciada próxima aparición de un libro de Pilar Urbano, en el que según parece, se describe la complicidad de Juan Carlos en el golpe de Estado del 23F y en la defenestración de Adolfo Suárez, así como de los enfrentamientos entre ambos, seguramente contribuirá a aclarar el autentico papel de la monarquía en esos episodios y por tanto a situarla en el lugar que se merece, el basurero de la historia.
El proceso destituyente de la monarquía franquista es ya incuestionable. Nuestra obligación es redoblar la movilización y la unidad popular para que ello ocurra en el menor tiempo posible.
Sólo en ese contexto se pueden enmarcar declaraciones tan brutales como la del cardenal Rouco Varela, agitando la amenaza de una nueva guerra en un “acto de Estado”, como ellos dicen, en el que estaba especialmente arropado por los Borbones.
Sólo en ese contexto se puede enmarcar la visita del Ministro del Interior a la Comisaría General de Moratalaz, para comunicar a las U.I.P. el pleno apoyo de la monarquía y del Gobierno a ese cuerpo, especialmente concebido para la represión política. Pero en el que se empiezan a percibir algunas fisuras.
La anunciada próxima aparición de un libro de Pilar Urbano, en el que según parece, se describe la complicidad de Juan Carlos en el golpe de Estado del 23F y en la defenestración de Adolfo Suárez, así como de los enfrentamientos entre ambos, seguramente contribuirá a aclarar el autentico papel de la monarquía en esos episodios y por tanto a situarla en el lugar que se merece, el basurero de la historia.
El proceso destituyente de la monarquía franquista es ya incuestionable. Nuestra obligación es redoblar la movilización y la unidad popular para que ello ocurra en el menor tiempo posible.
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