Los candidatos de todos los partidos están preocupados por el
resultado de la convocatoria electoral europea del 25 de mayo, pero no por su
resultado particular, sino por el del conjunto de convocantes a las urnas.
Los principales partidos reciben encuestas todos los días
sobre las hipótesis que se manejan y sobre sus resultados y los de sus adversarios y estas encuestas
parecen indicar que la desafección que se va a producir en esta convocatoria
electoral va a ser apoteósica, tanto es así que desde Felipe González a Mariano
Rajoy, hablan ya de una gran coalición entre el PSOE y el PP en el futuro,
dicen que por el bien de España, aunque los ciudadanos de este país sabemos que más bien es por su perpetuación en
el poder.
Las declaraciones de Jáuregui, proponiendo una nueva
Constitución Federal y que en el 2015 se abra un periodo de Libertad
Constituyente, son indicativas de que no hay ninguna posibilidad de que los
grandes partidos encaucen la cuestión electoral en el futuro. Las declaraciones
de González Pons, alegando que si gana la abstención los “sacrificios” habrán
sido en balde, son la mejor expresión del voto del miedo inducido entre
aquellos que piensan que una democracia requiere elegir partidos en las urnas,
cuando mucho mejor sería que los partidos eligieran de una vez la democracia, y
se dejaran de utilizar las urnas como legitimación de sus desmadres.
¿Qué es lo que puede acontecer dependiendo del nivel de
abstención que se produzca?
En primer lugar, las abstenciones en esta convocatoria van a
sumar más que todos los votos que recojan los partidos. Esto quiere decir que
más de un 50 % de los convocados no acudirán, esto ya ha ocurrido en otras
ocasiones, hasta un 55 % de absentismo se produjo en alguna convocatoria
electoral. Sólo recordar que el Estatut
de Cataluña se aprobó, con un 35 % de participantes de todos los convocados, y
posiblemente esto ha ocasionado la atorrante campaña por la independencia de
algunos partidos catalanes, porque hay un 65 % de catalanes que pasan de
aquellos que promovían la aprobación del Estatut, y hay que recordar que
estaban todos menos el PP y Ciutadans. Se trata, por tanto, de legitimar desde
entonces un resultado como sea, que no representa a la mayoría de los
catalanes, la coacción está servida.
Pero en esta convocatoria electoral europea, se espera
todavía una mayor abstención, más del 55 % será con seguridad, es muy probable
que supere el 60 % y no es imposible que alcance el 70 %.
En la encuesta realizada por Celeste Tel para diario.es, se
espera que la abstención alcance los 22 millones de españoles (60,1 %), La
Sexta había llegado hasta el 57.6 % en una encuesta realizada a últimos de año,
y desde entonces acá las cosas no han mejorado. Es necesario recordar qen en las elecciones
europeas de 2009 la abstención alcanzó el 55,1 % y ni de lejos se vivía un
clima de crispación como el actual con los partidos políticos.
Dos datos importantes son que el 83 % de los españoles
consideran qué los partidos políticos son las instituciones más corruptas (y la
corrupción el segundo problema, tras el paro que más preocupa a los
encuestados) y que prácticamente la misma cifra no sabía hace una semana, exactamente
en qué fecha se celebrarían las elecciones.
La cifra más probable de absentismo, a la vista de las
conductas histriónicas de todos los partidos y el apoyo mediático que han
recibido las nuevas formaciones políticas, algo inconcebible en otras
convocatorias, se situará entre un 65 %-70 %, por tanto, alrededor de un tercio
de los convocados acudirán a las urnas y dos tercios se quedarán en sus casas o
se irán a pasear si hace buen día.
Está claro que en esta ocasión se votará con retrovisor,
porque los ciudadanos de este país se han dado cuenta de que acudir a las
urnas, no sólo es una propuesta de confianza en el futuro, sino un apoyo a lo
que se ha hecho en el pasado. Desde luego, lo que han hecho los partidos
políticos durante los últimos cinco años, no puede recibir ni el apoyo del
tercio de españoles más desinformados.
La política de como si no hubiera pasado nada, habiendo
endeudado este país en 600.000 millones de euros, desfalcado las Cajas de
Ahorros, para que los españoles pagaran el pufo; habiendo alcanzado los seis
millones de parados, habiendo reducido el poder adquisitivo de los españoles en
un 30 % en los últimos diez años, incrementando la desigualdad, creando
tensiones territoriales, institucionales y vitales, no puede recibir el parabién
del Consejo de Administración de esta empresa que se llama España que pagamos
entre todos y de la que todos vivimos, mientras los que la dirigen se han
instalado en la soberbia, la corrupción y la estupidez, sin reconocer siquiera
que se han equivocado en algo. Tanta contumacia no puede pasar desapercibida,
tanta hipocresía no puede ser renovada de forma indulgente por los ciudadanos, si en algo se respetan a sí mismos.
El 25 M, algunos van
a brindar con las copa tan vacías como las urnas, en la fiesta de la
demagogia a la que sólo los que viven del chollo se siguen atreviendo a
denominar democracia. La democracia puede superar un fracaso de los
partidos políticos, pero los partidos políticos no pueden superar un
fracaso en la democracia, porque dejan de tener algún sentido diferente
que el expolio al que someten los elegidos a los electores.
Enrique Suárez
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