¿Cifuentes, por qué retienes a Miguel e Isma sin pruebas?
La historia de la detención de Miguel durante la Marcha de la
Dignidad el 22M es tan absolutamente injustificada que desafía lo más
elementales parámetros democráticos de transparencia y justicia.
Miguel, un joven de Carabanchel, fue
detenido cuando regresaba de las Marchas de la Dignidad del 22M, a las
10 de la noche.
Ya hacía bastante que estas habían acabado y las injustificadas cargas en Recoletos en las que me vi envuelto se habían llenado de disparos indiscriminados de la policía a los manifestantes pacíficos entre los que había bebes y ancianos.
La detención de Miguel es cuando menos
confusa e injustificada. Asaltado por la policía cuando volvía a su casa
tranquilamente, es acusado por un “secreta” de haber gritado junto a él
una hora antes “Voy todo de subidón porque en las cargas de Recoletos
fuimos capaces de rodear a un policía y yo le tiré una piedra en la
cabeza cuando estaba en el suelo. Mañana lo veréis en las noticias,
quedó inconsciente, se lo tuvieron que llevar arrastrao” (declaraciones que suenan tan auténticas como las pruebas que se inventó la policía para criminalizar a los detenidos del 22M
y que tuvo que negar después como de otro día). Curiosamente, cuando el
“secreta” escucha estas extrañas declaraciones a voz en grito (según
él, claro), no detiene a ningún otro testigo de las mismas y sólo
permanece su palabra contra la de Miguel. ¿No es extraño que si alguien
va contándole a todo el mundo que ha agredido a un policía y eres
“secreta” no te tomes la precaución de tomar testimonio a otras personas
que confirmes lo que sólo tú dices?
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