Un
cóctel molotov estalla delante de una dotación de los Mossos
d’Esquadra, anoche, durante los enfrentamientos en el barrio barcelonés
de Sants (Barcelona). / Toni Garriga (Efe)
Mientras los bomberos sofocaban las decenas de contenedores de basura ardiendo dispersos en la carretera de Sants, algunos vecinos han mostrado su opinión con sonoras caceroladas desde los balcones, en protesta por las intervenciones policiales. Bajo la persistente lluvia, los manifestantes han protagonizado una batalla de escaramuzas por las estrechas calles del barrio, con sedes bancarias afectadas. A falta de evaluar los daños de esta madrugada, los desperfectos en mobiliario de los dos primeros días de la semana alcanzan los 100.000 euros, según el Ayuntamiento .
Las protestas brotaron el lunes, cuando un viejo almacén en desuso propiedad de la sociedad pública que gestiona el metro de Barcelona (TMB), Can Vies, fue desalojado por decisión del juez después de 17 años de ser utilizado por grupos de jóvenes como local social. Durante la noche del lunes ya se produjeron los primeros enfrentamientos, que se saldaron con dos detenidos y la quema de hasta 25 contenedores de basura. También una unidad móvil de TV-3 resultó totalmente calcinada, mientras que la Brigada Móvil (Brimo) de la policía autonómica (Mossos d’Esquadra) rompió los cristales del semanario crítico Directa.
Una unidad móvil de TV3 fue quemada el lunes durante la primera jornada de incidentes en Sants. / Alejandro García (Efe)
El martes, el colectivo okupa ya anunció que seguirían las movilizaciones. De forma simultánea, y sin conexión aparente, el director general de los Mossos, Manel Prat, presentó su dimisión por motivos personales. La decisión de Prat se produjo horas antes de una interpelación de ICV en el Parlamento catalán para pedir que abandonara el cargo. Durante la sesión de control parlamentaria de ayer, el consejero de Interior de la Generalitat, Ramon Espadaler, defendió la gestión de Prat, que ha sufrido un enorme desgaste por la utilización de pelotas de goma que causaron la pérdida de un ojo a Ester Quintana durante una manifestación celebrada en 2012.
Los altercados se reprodujeron durante la noche del martes con la inutilización de la excavadora que había iniciado el derribo de las instalaciones de Can Vies y más de 25 contenedores quemados. Los manifestantes ampliaron el abanico de afectados, y una docena de sedes de CDC, el partido que lidera el presidente de la Generalitat, Artur Mas, sufrieron ataques.
Las reacciones políticas se multiplicaron ayer. El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, i Ramon Espadaler coincidieron en advertir que no se toleraran los actos violentos y en anunciar que se reabrirá el diálogo con las asociaciones instaladas en el centro cívico. Por su parte, el concejal del distrito de Sants-Montjuic, Jordi Martí, explicó a TV-3 que los vecinos han acumulado “centenares de denuncias” durante los últimos años por actos incívicos.
La extensión de la protesta
Las manifestaciones de apoyo y solidaridad proliferaron durante la tarde de ayer miércoles en otras provincias catalanas, con 50 convocatorias en Lleida, Tarragona y Girona, con una participación de varios cientos de personas. En Barcelona, la concentración pacífica aglutinó entre 1.500 y 7.000 personas, según las versiones de los Mossos y de los organizadores de la protesta. Ya por la noche, los disturbios se iniciaron al acabar la manifestación.
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