Hasta esa fecha las Plataformas antidesahucio lograron articularse con el movimiento 15M frente
a la pretensión de las entidades de proceder a la apropiación de las
viviendas de centenares de miles de personas incapaces de hacer frente a
la hipotecas.
Todo indica que la desarticulación progresiva del 15M privó a las movilizaciones ciudadanas
contra las expropiaciones bancarias de un apoyo esencial. Este
movimiento ciudadano, con todas sus contracciones e insuficiencias, tuvo
la virtud de aglutinar a los sectores sociales más avanzados en los
barrios de las grandes ciudades españolas. Sin embargo, su incapacidad
para dotarse de una estructura organizativa que convirtiera en eficaces
sus movilizaciones, dándoles continuidad y coherencia, terminó
ahogándolo en una encrucijada de difícil salida.
Como era previsible, ese vacío no podía ser ocupado ni por las
organizaciones sindicales ni por los partidos políticos de izquierda,
anquilosados por el burocratismo e incapaces de conectar con la sociedad.
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