Con
respecto a las campañas que llaman a la "abstención activa", tengo que
oponer objeciones. Hasta donde llega mi conocimiento, la abstención es
una opción política, y quien la toma está diciendo que considera
irrelevante el peso de su voto a la hora de oponerse o de afirmar los
actos de un Gobierno, y que no considera útil para sus intereses
apoyarlo. Por lo tanto la abstención es siempre activa, y consciente.
Y
manda un mensaje: “no me gusta ninguno de ustedes; no me gustan las
elecciones; prefiero usar mi tiempo a mi manera”.
Luego
lo que haga cada cual, dormir la siesta, manifestarse, repartir sopa en
el comedor, o ir a la huelga, son cuestiones que no tienen nada que ver
con votar o no votar, y que deberían separarse nítidamente. Es que si
hay “abstención activa”, deberíamos hablar también de “voto activo”.
Pero no se habla de “voto activo”, porque Rajoy vote y esté todo el día
luego trajinando enjuagues, por ejemplo, en comparación con el “voto
pasivo” de Manolito el de los cupones, que se pasa el día en su esquina
pregonando premios. No.
Quienes
hablan de la “abstención pasiva”, lo hacen para desacreditar la
abstención, y mostrarla como algo de vagos no comprometidos. Bueno, ahí
tenéis a millones de votantes comprometidos con el sistema, dando su
aval al gobierno de turno. ¿No es eso grotesco? Por eso, a mí lo que me
parece, es que los que llaman a votar, no están pidiendo que la gente
participe, no. Lo que están diciendo es que lo correcto sería que
votasen a su opción política. Pero en el momento que alguien vota al
partido incorrecto… Eso ya les gusta menos. No solo vota, si no que se
equivoca.
Hay
gente que piensa que es correcto votar en determinadas circunstancias,
por ejemplo, para evitar que se construya una central nuclear, o para
quitar al alcalde del Ayuntamiento, que lleva treinta años con
chanchullos. Pero en esos casos, si con el voto se consigue desplazar al
cacique, o se paraliza la constructora, lo que se demuestra es que hay
un estado de opinión colectiva favorable a un cambio. Y en mi opinión,
llevar a cabo ese cambio mediante el procedimiento establecido, es dar
valor al sistema electoral, pues se demuestra que sirve para cuestiones
útiles y puntuales. De acuerdo, y entonces… ¿No sería mejor que vote el
que crea en gobiernos, alcaldes y diputaciones? ¿No es otra opción, el
intentar canalizar los deseos colectivos de forma que la gente se una y
participe activamente en la vida política, de forma directa y no
votando?
Se
dirá que una cosa no quita la otra… Pero ojo, da la impresión de que
sí. Doscientos años de democracia liberal, parecen demostrar que donde
hay mucho voto, hay poca participación. Lo que es de uno es de todos, lo
que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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