
Que digo yo que hay muchos bocazas que se la pasan protestando de todo y
luego, cuando se necesitan firmas para defender una causa justa, no
tienen gracia ni para dar un click en internet, al objeto de sumar
firmas para intentar salvar la vida a una chavala musulmana a la que los
mierdas de machos de su localidad han sorprendido tomándose una cerveza
a escondidas.
Yo no sé si decir que es más hijo de puta el que va con el chivatazo a
las autoridades, el que levanta la mano para asestar 100 latigazos a esa
pobre chavala o el bocazas que se queja de todo pero no es capaz de
mover un dedo, uno cualquiera, para firmar una protesta de 200000
personas del mundo dirigida a las autoridades correspondientes para que
no cometan tamaña barbaridad.
Hablamos también del sangrante caso de las torturas y los torturados,
que por más que quieran muchos, ese es un capítulo abominable contra el
que todas las personas de buena fe deberíamos luchar en la medida de
nuestras fuerzas, aunque como digo bastaría con dar un click con un dedo
cualquiera cuando alguna asociación internacional se tome la molestia
de mover ese tema.
Amnistía Internacional ha denunciado durante estos días pasados que la
tortura sigue vigente en 141 países y que gobiernos de todas las
latitudes han incumplido sus promesas de evitar y castigar esa práctica
absolutamente inaceptable. En 1984 tuvo lugar la Convención Contra la
Tortura de la ONU. De poco ha servido. 30 años después la tortura está
ahí, utilizando 27 métodos diferentes. O sea, las posiciones en tensión,
las técnicas de privación del sueño o las descargas eléctricas en los
genitales, empleadas contra sospechosos de crímenes, disidentes o
rivales políticos, que es lo que dice el informe de la AI.
Este se centra en algunos países de manera especial. Por ejemplo en
México, donde a pesar de que su Gobierno declare que la tortura es la
excepción y no la norma, los abusos cometidos por la policía y las
fuerzas de seguridad están extendidos y quedan por lo general en la
impunidad. Los otros 5 países puestos como ejemplo de lo que no se debe
hacer son Marruecos, Sahara Occidental, Filipinas, Nigeria y Uzbekistán.
En muchas ocasiones los torturados acaban confesando su culpa para no
tener que seguir padeciendo torturas insoportables. Por supuesto, esto
incluye a los torturados inocentes. Claro que algún país teóricamente
civilizado que alardea de sus libertades, jamás ha dejado de practicar
la tortura, por ejemplo la tristemente célebre bañera, Waterboarding,
una técnica mejorada de interrogatorio a decir de las autoridades que
consienten e incluso animan a cometer estas barbaridades. Es de sobra
conocida esta por su utilización por el ejército estadounidense en Irak,
Afganistán o Guantánamo.
Lo dicho, que la tortura está ahí, que es una enorme lacra de la
humanidad, que el terrorismo lo emplean de una u otra forma 141
gobiernos en el mundo, que denuncias hay de sobra y que, en lugar de
quejarnos tanto de lo mal que está todo, podríamos empezar a colaborar,
por aquello de que nunca es tarde, con las organizaciones que trabajan
en el mundo, para que haya un poco más de justicia en el mundo. Que
mirar para otro lado, mientras se babea y se asegura con gesto de mala
leche que no hay nada que hacer y que todo va a seguir siempre igual, es
una feísima e insolidaria forma de echar una mano a nuestros
congéneres. O, mejor dicho, de no echarla.
Con un solo click que es gratis, basta, camaradas, que la comodidad de
no hacerlo a la larga nos va a costar muy cara. Al tiempo.
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