Quienes acusan a Mariano Rajoy de ser tonto, decir
insensateces o “no haber tomado la medicación”, confunden conceptos con
tierna ingenuidad. Se puede ser mediocre, acumular muy escasa cultura y
curiosidad intelectual, poseer incluso poco criterio en asuntos
generales y tener muy claro el objetivo de sus esfuerzos.
Existen
numerosos ejemplos de este tipo de personalidad, en la historia de
España en particular. Mariano Rajoy sabe perfectamente lo que hace: lo
que se propuso, ha conseguido destruir el Estado social y el modelo de
convivencia que teníamos, en apenas dos años y medio. Un maestro con la
piqueta. Va quedando menos tiempo y como, a tenor de sus actuaciones, el
Parlamento le sobra, ha comenzado a esprintar.
En el último Consejo de Ministros, el 5 de Julio, el gobierno llegó al colmo del abuso del Decreto Ley al aprobar de golpe decenas de medidas sin pasar por el Congreso.
El Decreto Ley está previsto, según la Constitución, solo para casos de
“extraordinaria y urgente necesidad”. Ni siquiera existe en los países
con gran tradición democrática, y, cuando como Obama estos días se
utiliza, piden excusas. Pero el equipo de Rajoy lo ha usado con
profusión hasta llegar a este macropaquete de 172 páginas del BOE, como
si hubiéramos sufrido el impacto de un meteorito de monumentales
proporciones y hubiera que hacer frente a graves emergencias. Entre el
sinfín de medidas, hay algunas de tan extrema y perentoria necesidad
como privatizar el Registro Civil. Y de paso privatizar nuestros datos
para que el Libre Mercado, o quien sea, tenga una sólida base de
información. Y casi nadie se ha inmutado, eso es más alarmante aún.
Algunos sí, calificando los hechos de “ escándalo democrático”.
Lo es. Luego, a lo largo del martes, la oposición se plantó exigiendo
al gobierno que tramite esas leyes -26- por el procedimiento ordinario.
Veremos.
Curiosamente, mientras leía esta noticia, los
informativos irrumpieron con la vomitona propagandística de Rajoy en
FAES que los medios compraban sin rechistar. Vivimos, con su gestión, en
el mejor de los mundos. La sanidad es hoy más universal que nunca. No
ha acabado con el Estado del Bienestar, sino que lo ha potenciado. Más
aún, en España, gracias a él, disponemos de uno como no lo tiene casi nadie en el mundo.
A Rajoy no le importa pasar ni por tonto ni por mentiroso -lo revierte
a su favor-, sabe a quién dirige sus palabras. Con asegurar los votos
precisos para ganar, el resto no cuenta. Nada, ni nadie cuentan, solo
sus fines y los de los suyos. Y eso lo viene cumpliendo con la máxima
eficacia. Inigualable.
La demolición del sistema social en el que vivíamos ha
sido sistemática, programada e inapelable. La primera gran andanada se
produjo en febrero de 2012, apenas iniciada la gestión, con la
Reforma Laboral. Un año después 691.700 personas habían engrosado el
paro y se habían destruido 850.500 puestos de trabajo, según la Encuesta de Población Activa (EPA). El número de personas ocupadas se había precipitado a mínimos, al nivel de 2002. Y así siguió.
Todavía padecemos hoy más paro que cuando Rajoy llegó al
poder, pero el gran objetivo se ha cumplido: todo el trabajo en España
se ha degradado y ya es “competitivo”, ya proporciona los beneficios
necesarios a quien los tiene que tener. Somos la mano de obra barata,
tirada, que ya ha descendido a rivalizar con la de los países en
desarrollo. Es suprimir derechos laborales, regalar el despido y rebajar
los sueldos como no suele tolerarse. Por mucho que quieran creer a
Rajoy, todos cuantos hoy cobran menos que hace 4 ó 5 años mantendrán
siquiera alguna duda. Un titular encantador resumía la paradoja: “Los salarios vuelven a bajar en el primer trimestre [2014] pese ala recuperación”. Sí, y los ricos son cada vez más ricos, sorprendente ¿eh?
Rajoy, de la mano de Fátima Báñez, ha convertido en basura el empleo en España. Hemos llegado a la profunda anormalidad de que los contratos indefinidos y a tiempo completo ya no sean mayoría, como lo eran. Temporales y por horas ¿quién organiza así su vida? Trabajar ya no da para vivir, ya no saca de la pobreza. Por
algo nos encontramos con la aberración de tener a un tercio de los
niños españoles con necesidades incluso alimenticias. Hablamos de
desnutrición (la de los niños) y de hambre (de los padres por quitárselo
ellos para dar de comer a sus hijos) ¿Cómo se atreve a presumir de nada
Rajoy? ¿Cómo se atreven a amparar los medios sus mentiras no aportando
los datos completos? Esa indiferencia ante el daño causado aumenta el
agravio.
El siguiente paso fue empezar a desmontar la sanidad y la educación públicas. Con enorme prisa, con decisión. No les tembló la mano,
no. Los prepuestos de 2013 -presentados en Abril de 2012 para no
perjudicarse en las elecciones andaluzas- les daban fuertes tajos a
ambos conceptos. Pero es que 6 días más tarde, añadieron 10.000 millones
de merma. 28.500 empleos ha perdido la sanidad española.
24.000 profesores en los colegios, 8.000 en las universidades públicas.
Cifras récord, desconocidas en España, y solo entendibles si nos
hubieran caído encima miles de obuses. Así ha sido. Rajoy dice mantener
en España un Estado del Bienestar como pocos. Siempre muy modesto,
solía situarse 6 o 7 puntos por debajo de la media europea, a años luz
de los países nórdicos, Francia o Alemania. Zapatero lo incrementó
ligeramente, ahora no quedan ni los restos y menos dejarán si pueden.
El copago en dependencia crece un 68%… desde la crisis,
nos vuelve a contar una noticia. No, todos los repagos parten de Ana
Mato, otra de las ejecutoras de Rajoy. Los mismos que han llevado a
pensionistas y parados a tener serios problemas para re-pagar medicamentos y por tanto se ven privados de elementos esenciales para su salud. Para dos años y medio de labor, no se puede pedir más.
El PP que comanda Rajoy reúne una explosiva amalgama:
derecha aguda e integrismo religioso, una falta de escrúpulos de dejar
atónitos, ultraliberales en lo económico y con acentuadas dosis de
populismo y manipulación. Son los perfectos representas del “padre
estricto”, autoritario y paternalista, que definía George Lakoff en “No
pienses en un elefante”. Él, ellos, saben lo que hacen. Reconstruir lo
devastado por Rajoy será muy costoso. Añadamos las privatizaciones y
ventas de saldo de cuanto era nuestro o el insostenible palo asestado a
la investigación, al futuro, al modelo de país. Épica labor… si llega la
ocasión. Porque ¿cuánto tardará en decir que la democracia ha alcanzado
con él la cota del ideal soñado? ¿Se atreverá a alguna “reforma” más
para que nadie, a través de “sorpresas” en las elecciones, tuerza la
misión que parece creer le ha reservado la Historia?
*Publicado en eldiario.es
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