Miles de familias en
España no tienen hoy una tumba a la que llevar flores para honrar a sus
seres queridos porque casi 39 años después de la muerte de Franco más de
114.200 desaparecidos durante la Guerra Civil y la dictadura siguen
enterrados en fosas y cunetas.
Ascensión Mendieta, por
ejemplo, no puede visitar hoy la tumba de su padre, Timoteo. El próximo
29 de noviembre celebrará su 89 cumpleaños. Los 88 los cumplió en un
avión rumbo a Buenos Aires. Un viaje de 10.000 kilómetros y un inmenso
esfuerzo que hizo solo para pedirle a la juez argentina que investiga
los crímenes del franquismo, María Servini de Cubría, que la ayudara a
recuperar los restos de su padre, fusilado en 1939 con otros 16 hombres y
arrojado a una fosa común en Guadalajara. La magistrada argentina envió
un exhorto hace ocho meses a España para que el juzgado correspondiente
abriera la fosa común. "Pero el juzgado nos remite al Ministerio de
Justicia y en el ministerio nos dan largas (...)
Esta semana, la
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha
celebrado el 14 aniversario de su fundación, que coincidió con la
exhumación en Priaranza del bierzo (León) de 13 fusilados en octubre de
1936, entre ellos, Emilio Silva Faba, abuelo de Emilio Silva Barrera,
presidente de la ARMH. Aquella fue la primera exhumación llevada a cabo
por arqueólogos y antropólogos profesionales y Faba el primer fusilado
del franquismo identificado por ADN. Por aquel entonces, su nieto
pensaba que estaba resolviendo un problema familiar: recuperando los
restos de su abuelo para poder enterrarlos con los de su abuela, en un
lugar digno, con una lápida, su nombre y sus apellidos. Pero hasta
aquella fosa empezaron a acercarse muchas personas con una historia
similar. Y a su teléfono empezaron a llamar decenas de hijos y nietos de
fusilados que querían hacer lo mismo que él. Así nació la Asociación
para la Recuperación de la Memoria Histórica, que desde el año 2000 ha
realizado más de 150 exhumaciones de fosas del franquismo.
Hasta el año 2006 lo
hicieron sin ayudas económicas, gracias al trabajo de un ejército de
voluntarios que dedicaban sus vacaciones a ayudar a otros a recuperar
los restos de sus familiares en fosas y cunetas. Algunos de esos
voluntarios llegaron desde Colombia, Chile, Argentina, EEUU o incluso
Japón. Toru Arakawa, un profesor de inglés jubilado, dedicó varios
veranos a ayudar a desenterrar una historia con la que nada tenía que
ver. Al regresar a su aldea nipona organizaba charlas para vecinos y
amigos y les mostraba las fotos de las exhumaciones en las que había
participado en España. "Siempre me preguntan lo mismo: '¿Por qué hay
tantos? ¿Por qué tienes que ir tú a desenterrarlos? ¿Por qué siguen en
fosas comunes tantos años después de la muerte de Franco?
En 2007 se aprobó la ley
de memoria histórica y se concedieron subvenciones para la apertura de
fosas. Pero en 2011, con la llegada al Gobierno del PP, se cortaron las
ayudas, pese a que en un principio, el Ejecutivo había dicho que el
recorte en la partida presupuestaria para la memoria histórica no
afectaría a las exhumaciones ya que todo el dinero se destinaría a ese
fin, en lugar de a trabajos, estudios o conferencias relacionadas con la
Guerra Civil. La realidad es que la ley de memoria está hoy derogada de
facto
Por todo esto, la
Agrupación de Familiares de las personas asesinadas en el monte de La
Pedraja (Burgos) celebra como un gran triunfo el poder entregar hoy a
sus descendientes los restos exhumados en una gran fosa común en 2010 y
en 2011. En dos sucesivos veranos, un equipo de arqueólogos dejó al aire
una cordillera de cuerpos que habían sido sepultados 70 años antes con
orden y método, porque quienes enterraron los primeros cadáveres sabían
que iban a llevar muchos más. Hasta 135. Los familiares han decidido
volver a enterrarlos a todos juntos hoy, pero en un cementerio, el de
Villafranca Montes de Oca, y bajo un panteón en el que ahora sí,
figurarán sus nombres y apellidos y en el que podrán dejar flores cada 1
de noviembre.
"El panteón cuesta
14.000 euros que no tenemos. Hemos decidido hacerlo de todas formas y
contraer la deuda porque los familiares directos de los fusilados son
muy mayores y si no lo hacíamos ahora muchos se iban a morir sin poder
asistir a un entierro digno de sus seres queridos asesinados", explica
Miguel Ángel Martínez, representante de la Agrupación (...)
Hoy ellos son una
excepción porque por primera vez podrán llevar flores a la tumba de sus
padres. Otros muchos (...). morirán sin poder sacar a sus familiares de
las cunetas.
El País
Otros más
fueron enterrados, por ejemplo, en cal viva o abandonados en la morgue
de algún hospital francés, años o meses después de desaparecer, tras ser
torturados y asesinados por la "democracia". Les hablamos de la
Transición que aún no terminó porque lo que nunca empezó, nunca puede
terminar, nota de blog.
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