El Universo se expande a mayor velocidad cuanto más alejadas están entre sí las galaxias. La metáfora propuesta por el astrónomo Stephen Hawking del globo hinchado nos muestra muy gráficamente tal teoría.
La globalidad neoliberal de transformar en mercancía todos los bienes y servicios ha supuesto en la práctica que las desigualdades sociales aumenten progresivamente entre ricos y pobres y también entre los miembros de las denominadas clases medias.
Los datos del Índice de Desarrollo Humano (IDH) 2014 de la ONU son más que elocuentes:
- Las 85 personas más acaudaladas del mundo ganan 400.000 euros por minuto y tienen tanto como los 3.500 millones de personas más pobres.
- En España, la fortuna de las 20 personas más ricas equivale a los ingresos de las 14 millones de personas más pobres del país.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el número de desempleados en el mundo supera la cifra de 200 millones de trabajadores. Para 2018, la ONU estima que esta cantidad llegue a los 215 millones de parados.
Resulta evidente que las proyecciones oficiales auguran un mundo peor y más desigual todavía. Eso sí, se sigue exigiendo por parte del Banco Mundial, la OCDE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) un énfasis más pronunciado en políticas de recortes en salarios y prestaciones públicas que son las que provocan precisamente mayor paro, más bolsas de pobreza y extrema desigualdad en todos los países.
De los datos expuestos cabría suponer en buena lógica que los esfuerzos de los gobiernos tuvieran que ir encaminados a invertir en educación, sanidad y programas específicos laborales y sociales para intentar detener o paliar esta gravísima situación de deterioro generalizado. Pero no, las preferencias van por otros derroteros: incrementar el gasto militar bajo el eufemismo de seguridad nacional y defensa.
El Instituto IDS no deja lugar a dudas acerca de las prioridades de los gobiernos de los principales países del concierto internacional. EE.UU. copa el 40 por ciento de los gastos militares con un presupuesto de 745.000 millones de dólares para 2014, unos 2.300 dólares per cápita. El diminuto país Emirato Árabes Unidos lidera esta clasificación con 3.400 dólares por ciudadano; Israel se coloca tercero en el ránking bélico con 2.200 dólares por cabeza.
Por su parte, China y Rusia juntas, 1.500 millones de habitantes por 318 millones de EE.UU., asignan a tareas de Defensa recursos económicos que suponen la tercera parte del presupuesto total de Washington.
En conjunto, la OTAN acapara el 62 por ciento de la inversión militar mundial con 1 billón de dólares de presupuesto. España, según el estudio de IDS, figura en la 18 posición con 14.100 millones de dólares de gasto en el capítulo genérico de Defensa.
La estadística, de nuevo, avala la tesis de que los mercados, las clases propietarias y los dirigentes políticos tradicionales quieren afrontar la prolongada crisis b¡en pertrechados (de armas) contra los previsibles conflictos sociales que se avecinan en el futuro. Su opción es mantener a raya a los descontentos y a los pobres hasta que el temporal amaine.
La actual crisis del Ébola en África está dejando una imagen meridianamente clara de las distintas soluciones que implementan los países ricos, EE.UU., y otros, como Cuba, para abordar una emergencia humanitaria sistémica del capitalismo global. Mientras el gobierno estadounidense ha mandado 3.000 militares para controlar a las poblaciones más afectadas por el letal virus, Cuba ha enviado en varios contingentes unos 500 cooperantes sanitarios para ayudar in situ en labores médicas que intenten frenar la expansión del Ébola. Huelgan comentarios al respecto.
¿Continuará la expansión del neoliberalismo a la misma velocidad actual o surgirán movimientos sociales y políticos que le hagan frente con coherencia y eficacia? ¿Es el populismo de izquierdas una solución auténtica? Tiempo de graves preguntas que solicita reflexiones de urgencia.
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