En la imagen Gary Webb
Estos días se proyecta en los cines del estado español la película
"Matar al Mensajero" basada en la vida del periodista Gary Webb.
Gary Webb desenmascaró, como ningún periodista lo hizo antes, las
oscuras maquinaciones de la CIA en el mundo de la droga y reveló a los
norteamericanos cómo barrios negros del país fueron inundados de crack,
con un increíble cinismo, en medio de un tráfico destinado a abastecer
de dinero y armas la Contra nicaragüense.
Denunció al narcoterrorista Luis Posada Carriles y a sus cómplices cubanoamericanos involucrados en este criminal negocio.
Dicho periodista fue encontrado muerto en su domicilio con dos balas en
la cabeza. Un suicidio dijeron las autoridades judiciales yanquis
pero más que probablemente fue asesinado por los servicios de inteligencia de EEUU.
Webb, un periodista que ostentaba el premio Pullitzer, reveló las
operaciones de tráfico de drogas de la CIA en una serie de artículos y
reportajes para la publicación San José Mercury News.
Webb denuncio que los traficantes de drogas nicaragüenses habían
comercializado toneladas de crack en Los Angeles y con ello habían
enviado millones de dólares como beneficio a los contras nicaragüenses
apoyados por la CIA durante los años 1980
para derrumbar al Gobierno sandinista en Nicaragua.
Sus revelaciones fueron publicadas por todos los diarios de la cadena
Knight-Ridder. Todos... salvo el Miami Herald, el diario vinculado a la
mafia narcoterrorista cubanoamericana.
En su libro Whiteout: the CIA, Drugs and the Press, los periodistas
Alexander Cockburn y Jeffrey St.Clair, del conocido sitio web
Counterpunch.com, cuentan detalladamente cómo Webb fue víctima de una
verdadera campaña destinada a destruir su reputación.
El Washington Post, el New York Times y el Los Angeles Times se distinguieron en este trabajo sucio.
Publicó en 1999 un libro titulado Dark Alliance: The CIA, the Contras,
and the Crack Cocaine Explosion (Alianza oscura: La CIA, los contras y
la explosión de la cocaína crack), que tuvo un fuerte impacto.
Entre las revelaciones más interesantes, se encuentra el caso de Luis Posada Carriles.
En Dark Alliance..., Webb fue quien reveló a partir de documentos
desclasificados de la CIA que, en enero de 1974, la Agencia rechazó una
solicitud de Posada para proveer a un socio suyo «un pasaporte
venezolano» porque, escribía sin reírse el autor de la nota, «no se
puede permitir que un agente controlado se involucre en tráfico de
drogas».
Ese mismo año, la CIA fue avisada por la Drug Enforcement Agency (DEA)
de que Posada estuvo intercambiando armas por cocaína con una persona
«involucrada en asesinatos políticos», una referencia a Félix Rodríguez
Mendigutía, el agente de la CIA que ordenó el asesinato del Che.
Como un elemento secreto de la invasión de Playa Girón (Bahía de
Cochinos) la CIA organizó la Operación 40 en la cual participaron Posada
y decenas de mercenarios cubanoamericanos junto a sicarios de la mafia
ítalo-americana.
La red de esta organización fue usada en operaciones de terrorismo
contra Cuba hasta 1970 cuando se cae uno de sus aviones en el Sur de
California con una enorme cantidad de heroína y cocaína a bordo. Ese
mismo año, el FBI capturó a 150 sospechosos «en la operación antidroga
más grande de la historia de la Policía Federal».
El procurador General, John Mitchell, señaló entonces que la red
controlaba 30% de todo el comercio de la heroína en el país y de 70 a
80% de las ventas de cocaína. Pero no mencionó el hecho de que varios de
los arrestados pertenecían a la pandilla de Juan Restoy, ex político
batistiano, «alumno» destacado de la Operación 40 vinculado al capo
Santos Trafficante.
Dos de los sicarios de más confianza de Restoy eran... Ignacio y
Guillermo Novo, «militantes» del Movimiento Nacionalista Cubano, un
grupo terrorista con núcleos en Miami y Union City, New Jersey. Estos
dos asesinos regresaron recientemente a los Estados Unidos, con la
bendición de la CIA y del FBI de Miami, después de cuatro años de
detención en Panamá, junto con Posada.
Guillermo Novo, también con Posada, participó en junio de 1976 en la
creación de la CORU terrorista, conformando una tropa que se sumara, con
Félix Rodríguez, Frank Castro y demás delincuentes, a las operaciones
de narcotráfico autorizadas por la Administración de Reagan, en apoyo a
la Contra nicaragüense, que Gary Webb denunciara.
Frank Castro será inculpado por la importación de 500 toneladas de
marihuana «hasta que la acusación despareció por arte de magia cuando
estableció un campo de entrenamiento de los Contras en 1983». Más
afortunado, Rodríguez terminará en la oficina de George Bush padre,
quien celebrara su «talento». Y Posada, indultado ilegalmente por la
presidenta miamense de Panamá, Mireya Moscoso, ha preferido
«desaparecer», con las «protecciones» que le quedan.
Los hermanos Novo, después del asesinato del ex canciller Orlando
Letelier, terminaron de «relacionistas» con la Fundación Nacional
Cubano-Americana, mientras el «Chairman» vitalicio de esta organización,
Jorge Mas Canosa, pagaba los 26 000 dólares que compraban la
«liberación» de Posada, preso en Venezuela después de la explosión en
pleno vuelo de una aeronave de Cubana de Aviación, con un saldo de 73
muertos.
La serie de Webb en el San José Mercury News explicó
detalladamente cómo la red de la CIA vendió toneladas de cocaína a
pandillas criminales, demostrando cómo el fanatismo anticomunista de la
Casa Blanca la llevó a involucrarse en la propagación de la más infernal
epidemia de droga de los tiempos modernos.
La comunidad negra norteamericana se escandalizó con las informaciones difundidas por los textos de Webb.
Su papel en revelar el siniestro complot de la CIA hizo de Webb un personaje muy celebrado en la comunidad negra.
Cuando, por fin, después de un informe del Inspector General de la CIA
acerca del tráfico de droga realizado por la Agencia, la Cámara de
Representantes acepta estudiar el tema, Porter Goss, quien dirigía el
Comité de Inteligencia desde el año anterior, determina, en una hora de
audiencia, que las alegaciones eran «falsas».
Por supuesto, la investigación relámpago de Goss descartó hasta la investigación de Gary Webb.
Goss, un ex agente de la CIA que participó en las operaciones de la
estación JM/WAVE de Miami en 1972, realizando operaciones terroristas
contra Cuba, acaba de ser nombrado director de la CIA por George W.
Bush.
Ricky Ross, una de las fuentes más confiables de Gary Webb, habló con él
unos días antes de su muerte. Webb le señaló entonces que había visto a
hombres examinando la tubería fuera de su casa y que, de manera
evidente, no eran ladrones sino «gente del Gobierno». Añadió que había
recibido amenazas de muerte y que era regularmente seguido.
Se sabía que Gary Webb trabajaba en una nueva investigación sobre el mismo tema de la CIA y del narcotráfico.
El 10 de diciembre de 2004, el cadáver de Webb fue descubierto en su
domicilio de Carmichael. Tenía la cara destruida por dos proyectiles de
revólver calibre 38.
El Coroner Robert Lyons fue el oficial de justicia que realizó la
investigación. Emitió rápidamente su conclusión: Gary Webb se suicidó,
afirmó.
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