Estos días que se
aproxima la Navidad los medios están ensalzando constantemente los
denominado Bancos de Alimentos, lo bien que funcionan, cómo han
aumentado las aportaciones, en fin, lo muestran como un éxito, y todo lo
aderezan con imágenes donde vemos señoras voluntarias sonrientes (que
gozan de una vida cómoda) trabajando para los pobres como hace años lo
hacían para los pobres chinitos. El objetivo es acostumbrar a la gente a
ver como algo natural lo que es una indignidad, pues su aparición se
debe a la existencia de un Sistema perverso que ha arrojado a la
exclusión social a millones de personas que apenas pueden alimentarse
con normalidad. Si son indignos por esas razones, esta noticia que les
ofrecemos demuestra su condición doblemente indigna.
Decenas de miles de
españoles no han podido hacer frente a sus hipotecas firmadas con las
cajas de ahorros, cuya gestión fraudulenta supuso el desahucio de muchas
familias.
Estas cajas de ahorros,
tras ser rescatadas con miles de millones de euros de dinero público,
han sido regaladas a la gran banca, junto con las viviendas hipotecadas,
cuya venta negocian con fondos de inversión que no cotizan en España.
La contribución de las
grandes empresas a la sostenibilidad de nuestros servicios públicos es
por lo demás mínima, gracias a su negociación secreta con el actual
presidente de la comisión europea Jean Claude Juncker, cuyo objetivo
declarado era evitar el pago impuestos en España y cotizar, con enormes
reducciones, en el paraíso fiscal de Luxemburgo.
Este desfalco a las
arcas públicas está en el origen de los recortes y del incremento del
paro, y de los copagos y el desmantelamiento y privatización de nuestro
sistema sanitario, nuestros servicios sociales y nuestro sistema
educativo.
Las familias
desahuciadas se ven forzadas a alimentase en comedores sociales,
atendidos por miles de voluntarios españoles, que sirven los productos
conseguidos gracias a la solidaridad de las personas que aún mantienen
su trabajo, cada vez más precarizado.
Esta colecta está
gestionada por el Banco de Alimentos, vinculado al gran capital y
controlado por La Fundación Lealtad, en manos de la misma gran banca y
de las grandes empresas que han arruinado las arcas públicas. Su
colaboración con estas ONG les permite incrementar, aún más, su
desgravación fiscal.
El patronato de la
fundación Lealtad lo forman la constructora OHL, el presidente de
Bankinter, el Banco Santander, Mutua Madrileña, Inditex, telefónica y
PWC y buena parte de los presidentes de los bancos de alimentos de
España están vinculados al Opus Dei, según la organización “Redes
Cristianas”.
En un solo año el Banco
mueve varios cientos de millones de euros en alimentos comprados por los
ciudadanos, sobre todo en hipermercados y grandes superficies, que de
esta forma no necesitan costear la destrucción de sus excedentes.
Actualmente el Banco solicita preferentemente comida precocinada,
demasiado rica en grasa saturadas, hipercalórica y escasamente
nutritiva, para dar salida a estos productos poco saludables,
especialmente para los niños, y cada vez más denostados.
La oligarquía española
ya nos ha quitado casi todo. Ahora ha descubierto el negocio de las ONG,
que además de gestionar nuestra solidaridad a base de voluntariado sin
sueldo, permite desgravar impuestos y sembrar su ideología.
Solo la población podrá recuperar los derechos de la ciudadanía, donde los de siempre promueven caridad rentable y casposa.
nuevatribuna.es
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