La primera fuente de beneficios de la izquierda es
el Estado, pues a través de él se enriquecen mayoritariamente, quedando la
banca privada en segundo, aunque muy destacado lugar. Un estudio publicado,
incompleto, al estar esta materia protegida por el secreto estadístico (una
prueba añadida del carácter totalitario del actual régimen), sobre los aspectos
cuantitativos de la partitocracia sitúa en 145.000 personas las que viven y se
enriquecen hoy con la política institucional de manera legal y censada. Sólo
concejales hay 60.000, de los que una porción, es cierto, no perciben sueldo
pero sí dietas.
Existen los organismos dependientes de la Unión
Europea, de los que no está asequible ningún estudio fiable sobre la materia
que nos ocupa, pero de los que sabemos que sostienen a miles, si no a decenas
de miles, de partitócratas (una parte de ellos de la izquierda), la casta más
la neo-casta. Se suman a ellos los del gobierno central, las 17 autonomías, las
50 diputaciones, un gran número de mancomunidades o similares y los 8.100
ayuntamientos.
Cada uno de estos niveles funcionariales son un
hervidero de fundaciones, empresas estatales (al parecer, son unas 4.000 en la
estructura central y autonómica más otras 7.000 en la municipal), organismos
autónomos, sociedades mercantiles, asociaciones culturales, cooperativas de variada
naturaleza, agencias estatales, etc. Todo ello en el plano legal, que se
combina con el extralegal, no menos exuberante y fructífero.
De todo ese conglomerado surgen iniciativas
empresariales semi-privadas o privadas, avaladas por las instituciones, en
general a escala pequeña o mediana pero que tienen importancia por lo numerosas
que son. Suelen pedir créditos a la banca, sobre todo a las cajas de ahorro, a
menudo controladas por su propio partido, que se los conceden con generosidad, a
menudo sin demandar avales solventes, de manera que la partitocracia, la de
derecha y la de izquierda, genera nuevos ricos, nuevos empresarios, una parte
de los cuales, cuando han amasado una fortuna mayor o menor, se suelen retirar
de la vida política y partidista.
Un caso paradigmático es el de Felipe González y su
familia con las empresas Indra y Oyauri Investment, asunto opaco donde los haya,
pero que ha llegado a ser conocido por la relevancia de aquél, mientras que un
gran número de operaciones similares, efectuadas por los otros jefes de la
izquierda, permanecen en la oscuridad. Quien es el antecedente y modelo de
Pablo Iglesias no se contenta con las citadas “minucias”, pues ha sido durante
años consejero de Gas Natural Fenosa, con unos emolumentos de 126.000 euros.
Contratas de muy diversos tipos, equipos de
asesoramiento, empresas de recogida de basuras, cooperativas de viviendas, actividades
culturales y artísticas de pega, cooperativas agrícolas, sociedades dedicadas a
tareas asistenciales, grupos medioambientales profesionalizados, entidades neo-racistas
de “ayuda” a la inmigración, colectividades feminicidas, entes deportivos, consultorías,
etc., etc., etc. forman parte del botín que cada año se reparte la partitocracia.
El plano local es el que origina más negocios y más beneficios, por eso la
lucha por el control de los ayuntamientos es feroz. Es asombroso que un buen
número de los ayuntamientos dediquen hasta el 70% de su presupuesto, a veces incluso
más, a pagar a sus funcionarios, cuando los gastos de personal nunca deberían
exceder el 25%.
Además está el conocido expolio de las cajas de
ahorro, una de las grandes fuentes de numerario de los partidos políticos y
sindicatos. De ahí han sido extraídos, por lo que parece, miles de millones de
euros, uniéndose la derecha y la izquierda en el saqueo, habiendo alcanzado el
rescate de las cajas 61.000 millones. En Caja Madrid (hoy Bankia) la función
desempeñada por la izquierda, en particular por IU, fue destacada, con 13
representantes en la asamblea general de aquélla, además de los 18 de CCOO.
Finalmente, ha sido inculpado Miguel Blesa y su
grupo pero según algunos conocedores del tema, quien lo planificó fue José
Antonio Moral Santín, jefe del PCE-IU e integrante del consejo de
administración de dicha caja durante años[1].
Véase: un “anticapitalista” convertido en capitalista, en banquero de lo más usurero,
rapaz y explotador. Y una formación “anticapitalista”, IU, bien representad en
los órganos de dirección del capital financiero.
El procedimiento, parece ser, consiste en que lo
expoliado se reparte entre los autores y el partido en que estén afiliados. El
caso probablemente modélico en esto del despojo o desfalco fue Caja Castilla-La
Mancha, realizado por la izquierda toda. Su estudio imparcial suministrará
datos precisos de cómo se hacen estas operaciones. Una treta, muy común pero no
la más importante, era y es otorgar hipotecas a los jefes y cuadros de la
izquierda, para adquirir viviendas, que luego no son reclamadas, quedando “olvidadas”.
La participación de la izquierda institucional en la
dirección de las cajas de ahorro, con cientos o miles de sus jefes y cuadros instalados
en las poltronas de los consejos de administración de esas entidades financieras,
muestra que la izquierda no sólo está financiada por el capitalismo sino que es
ella misma parte del capitalismo, o capitalismo sin más. Sobre todo
estatocapitalismo, o capitalismo de Estado.
(Continuará)
[1] El significativo olvido en que ha caído este
sujeto, un marxista teorético con varios libros publicados, se explica por el
trato de favor de que disfruta la izquierda en estas actividades. Dado que ésta
llega con su discurso a sectores sociales inquietos y potencialmente peligrosos
para orden vigente, lo que nunca logra la derecha, el poder constituido tiene
cuidado en no perjudicar en exceso a esa izquierda, que suele salir bien
librada de sus extralimitaciones dinerarias. Moral Santín ha tenido la misma buena
suerte que Santiago Carrillo, dirigente del PCE durante decenios y maestro de
los actuales jefes de IU. Carrillo, en la guerra civil, destacó en actividades
criminales y genocidas, como dirigente del estalinista, o fascista de
izquierda, PCE. Llegada la Transición del franquismo al parlamentarismo,
1974-1978, y debido a que para el capitalismo español era vital contar con una
fuerza política que controlara y apaciguase a las masas, Carrillo y el PCE
quedaron libres de culpa, siendo parte esencial del entramado institucional,
hasta hoy. Sus matanzas y atrocidades resultaron así olvidadas. Consultar “El zorro rojo. La vida de Santiago
Carrillo”, Paul Preston. Fue un impresionante ejercicio de realismo
político el ofrecido por el “todo Madrid” mediático, empresarial, funcionarial
e intelectual, el 16-3-2005, reunido para rendir homenaje a aquél en su 90
cumpleaños. Era la forma de agradecer a Carrillo, a él y a su partido en la
Transición, el PCE, que hubiera hecho contribuciones decisivas a primero pacificar
y luego desintegrar a la sociedad civil en ese tiempo, proporcionando al
capitalismo y al Estado 40 años de prosperidad. Si entonces la izquierda,
personificada en Felipe González y Santiago Carrillo, fue el fundamental instrumento
político de que se sirvió la clase empresarial para superar una situación
difícil, hoy esa tarea la ha de desempeñar asimismo la izquierda, con Pablo
Iglesias y Alberto Garzón de jefes.
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