lunes, 12 de mayo de 2014

China el despertar del sindicalismo




Geoffrey Crothall
El mayor minorista del mundo, Walmart, tuvo una desagradable sorpresa este año cuando intentó cerrar una tienda pequeña, de bajo rendimiento, en la ciudad china de Changde.
La compañía ya había cerrado varias de esas tiendas en China sin demasiados incidentes y no esperaba ningún incidente cuando el 4 de marzo informó a los 143 empleados de la tienda numero 2024 que perderían su puesto de trabajo en el plazo de dos semanas.
En esta ocasión, sin embargo, los trabajadores decidieron plantarse. Bloquearon la tienda y desplegaron pancartas en protesta. Y a la cabeza del piquete se situó el pequeño pero formidable presidente del sindicato de la tienda, Huang Xingguo.
Huang es un héroe accidental. Hasta hace poco tiempo, la oficial Federación Nacional de Sindicatos de China (ACFTU) se ha situado en gran medida al margen del creciente movimiento obrero chino y los dirigentes sindicales han fracasado especialmente a la hora de dar a los trabajadores el apoyo que necesitan. De hecho, la apatía institucional del sindicato oficial y su enfoque de evitar conflictos con los gestores de las empresas ha sido la única razón por la que Walmart, cuya política antisindical es notoria, consintió la sindicalización de sus tiendas en China.
Por eso, cuando Huang, un ex cajero que fue elegido presidente del sindicato de la tienda de Changde el año pasado, tomó la medida sin precedentes de desafiar el plan de cierre de Walmart y exigió negociaciones con la dirección sobre la indemnización por despido, no sólo provocó una reacción en cadena entre los gestores de Walmart, sino que supuso una bofetada para los dirigentes de la ACFTU sentados en sus oficinas con aire acondicionado en Beijing.
Los dirigentes sindicales de otras empresas en China han tomado nota de lo que está sucediendo en Changde, provincia de Hunan, y están comenzando a darse cuenta de que es posible representar efectivamente a sus miembros y no simplemente asentir a lo que quieren los gestores de las empresas, como la gran mayoría de ellos han hecho en el pasado. Y si más respresentantes sindicales en las empresas chinas se vuelven más activos, la ACFTU en Beijing tendrá que tomar una decisión importante, ya sea para subir al carro o arriesgarse a desafiar abiertamente al movimiento obrero en China.
El creciente activismo de los trabajadores de China, y ahora de algunos sindicalistas, claramente representa un desafío para las multinacionales que han estado haciendo negocios en el país sin obstáculos en los tres últimos decenios.
Muchas empresas internacionales, al igual que Walmart, están reestructurando o “racionalizando” sus negocios en China. Han tratado de vender, fusionar o cerrar empresas y abrir otras nuevas, pero en ningún momento de este proceso se han tomado la molestia de consultar a los trabajadores. En la gran mayoría de los casos, al igual que Walmart, la patronal simplemente ha dicho: “Este es el trato: lo tomas o lo dejas”.
Los trabajadores, sin embargo, se niegan a recibir órdenes. Están exigiendo una compensación adecuada por su contribución a sus empresas, y no sólo el salario de un mes por cada año de trabajo establecido por la ley.
Cuando IBM, por ejemplo, anunció a principios de este año que estaba vendiendo su negocio de servidores al fabricante de computadoras chino Lenovo, los más de 1.000 empleados de su fábrica en Shenzhen se declararon en huelga, exigiendo más compensación que la ofrecida por IBM.
En esta ocasión, el sindicato de la empresa no apoyó a los trabajadores y fueron despedidos unos 20 líderes de la huelga, la mayoría de los empleados se echó atrás y aceptó la oferta inicial de la empresa. Es alentador, sin embargo, que la Federación sindical municipal del comercio de Shenzhen se comprometiese a ayudar a los trabajadores despedidos presentando una demanda de arbitraje contra IBM por despido improcedente.
Los trabajadores de toda China han demostrado en numerosas ocasiones que se pueden organizar y obligar a su empleador a hacer concesiones, incluso a corporaciones importantes como Yue Yuen Industrial. La huelga masiva en el complejo de la fábrica de zapatos Yue Yuen en Dongguan el mes pasado fue una prueba de lo efectiva que puede ser la actividad sindical de los trabajadores. Una protesta sobre el pago de las contribuciones a la seguridad social que comenzó con unos pocos cientos de empleados se convirtió en una bola de nieve que provocó una huelga de 40.000 trabajadores. Incluso después de que la dirección de la empresa acordase desembolsar las contribuciones sociales de los trabajadores y aumentar los subsidios mensuales de subsistencia, los trabajadores continuaron en huelga, presionando para obtener más concesiones.
En otras huelgas, ha sido suficiente hacer concesiones rápidamente para resolver el conflicto. Cuando más de 1.000 empleados de un proveedor de Samsung, Shanmukang, en Dongguan, se declararon en huelga en marzo en protesta por un recorte salarial, la compañía acordó enseguida aumentar las pagas por horas extraordinarias y los subsidios mensuales, y los trabajadores se reincorporaron al trabajo.
Se ha producido un notable incremento del número de huelgas y protestas de los trabajadores en todos los sectores de la industria y en todas las regiones de China en los últimos dos años. Las huelgas son básicamente ahora un hecho cotidiano, e incluso a veces reciben el apoyo del sindicato.
Sin embargo, tienen sus riesgos. Las protestas pueden acabar en enfrentamientos con la policía local y muchos trabajadores han sido golpeados y detenidos. Algunos incluso han sido procesados. El trabajador emigrante Wu Guijun, por ejemplo, ha pasado casi un año en prisión tras participar en una protesta masiva de trabajadores por la negativa de su empleador, un capitalista de Hong Kong propietario de una fábrica de muebles en Shenzhen, para negociar una compensación por el traslado de la fábrica a la cercana Huizhou.
Casualmente, Wu es también originario de Changde; es de la misma edad que Huang Xingguo y, al igual que Huang, ahora se ha convertido en una especie de héroe popular: un héroe no sólo para sus compañeros, sino de todos los trabajadores y activistas sindicales de China.
Estos dos trabajadores representan la nueva cara del activismo obrero en China; están decididos, convencidos y saben como actuar. Creen que los trabajadores merecen respeto y que los empleados tienen el derecho de negociar colectivamente sus condiciones de empleo, y no simplemente aceptar los términos impuestos por la dirección de las empresas.
Es esencial para garantizar el desarrollo equilibrado y estable de China que el sindicato oficial y los empresarios lo reconozcan y se adaptan a la nueva realidad en los lugares de trabajo.
Geoffrey Crothall es Director de Comunicaciones del China Labour Bulletin (CLB)

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