La pesadilla de Darwin es un
documental que narra las consecuencias sociales y medioambientales que
trajo la introducción en el lago Victoria de Tanzania de la perca del
Nilo. Este pez llegó a causar la extinción de cientos de especies
autóctonas y trajo la ruina a su sociedad. El largometraje (de 2004)
obtuvo numerosos premios, entre ellos el del Festival de Venecia.
No dejo de pensar en este documental, en la perca del
Nilo, al contemplar la deriva adoptada por el PSOE con y desde el
nombramiento de Pedro Sánchez como secretario general. Visto lo visto
ya, a este señor lo eligieron los militantes por su aspecto físico, dado
que no otra cosa destaca en su enorme vacuidad. Su egolatría, quizás,
que no aparca el “yo” de su discurso. Fue ese perfil el buscado por los
votantes. Y la constatación ha llegado por la cadena de despropósitos
que jalonan su corta andadura.
Acudir a Sálvame –como parte de un
periplo de lanzamiento personal que no hace ascos a lo más casposo de la
televisión- no es una anécdota. Las cadenas comerciales pueden (dentro
de su estrategia de negocio) ofrecer programas como éste, pero la
audiencia, y mucho más un político, debe conocer el nivel de basura que
se trabaja en Sálvame, al punto de desbordar la
pantalla. Un político –en mi opinión también un medio de comunicación-
debe estimular la dignidad de las personas, no su embrutecimiento.
Aunque obtenga réditos de ello.
Tras una búsqueda de directrices de comunicación que
revelan un desconcierto mayúsculo, el PSOE ha recalado en quien El Mundo
califica de “experta en humanizar políticos”. Autora, dicen, del lanzamiento del Albert Rivera de Ciutadans. De esta guisa.
Y todo esto es lo que lleva a pensar en la perca del Nilo (como
símbolo, por supuesto). En una especie exógena que altera el ecosistema,
y no en errores subsanables.
Pretenden colar que es el marketing político “moderno”,
norteamericano, y que Obama también lo hace –han llegado a mentar a
Kennedy y compararlo con Sánchez-. Ni muerto iría el actual presidente
norteamericano a un programa como Sálvame, pero
sobre todo olvidan un factor esencial: ese marketing no vende solo la
fachada de un producto sino, fundamentalmente, lo que contiene su
cabeza. Toros, no; toros, sí. Pactos: con el PP sí, si fuese necesario por el bien de España,
con Podemos jamás. Más pactos, ahora para preservar derechos sociales.
Pena que los invalide el artículo 135 de la Constitución, firmado por su
partido y que no piensa intentar derogar. Y como principal problema, la
unidad de España atacada por la deriva soberanista catalana.
¿La unidad de España principal problema de una sociedad empobrecida en
un partido de izquierdas? El inconveniente de Sánchez –como lo fue el de
Rajoy en su día- es que calladitos “entraban” mejor, les conocíamos
menos y escucharles hablar es un dolor.
Antes, los políticos buscaban votantes para poder
aplicar unas ideas; ahora, ideas para conseguir votantes que te
mantengan en el cargo. Una mutación que se adueña del hábitat en el que
recala. La Pesadilla de Darwin. Ese es el cambio cualitativo en las
prioridades, de enorme envergadura.
La perca del Nilo campa ya por el PSOE y por gran parte
de la política española, bien es verdad. El periplo de Pedro Sánchez por
la basura televisiva y lo que en las cadenas privadas y públicas
españolas entienden por entretenimiento, se ha convertido en un nuevo
objeto de “debate”, al modo que se usa hoy en esta sociedad: unos a
favor, otros en contra, y que siga el espectáculo. Y no vale todo. Todas
las ideas no son respetables ni muchísimo menos. La dignidad de las
personas (que la tienen como tales) ofrece distintos grados según sus
apuestas personales. Pero cuela, porque sigue y ahonda la tradición que
tan cara nos ha costado: España (con su fecundo trabajo en fomentar el
analfabetismo funcional y eludir el pensamiento crítico) ha sido
tradicionalmente el único país del mundo –que sepamos- en donde se
presume de la ignorancia.
Las especies invasoras se han hecho dueñas del Lago
Derrota de la política y de una parte de la sociedad, crecida en su
estulticia. Es más que una degradación, es la invasión de los inanes.
Tenemos en el poder a un PP buscando los intereses comerciales de su
Corporación, con unos ejemplares al mando dignos del circo de los
horrores. Un PSOE, desesperado, se apunta –por elección de la mayoría de
sus miembros frente a otras opciones- a este otro desvarío. Obcecados
ambos con Podemos, aunque con cierto grado mayor de inteligencia en el
PP.
Un partido como el PSOE, con más de un siglo de historia,
no merece este esperpento político. Por los muchos militantes que se
dejaron la piel en el camino, al menos. Y menos cuando la sociedad
española está siendo objeto de una especie de razia a cargo del PP.
Suecia acaba de regresar a la socialdemocracia porque una sociedad,
educada y con profundo sentido cívico, prefiere pagar más impuestos
para que cesen las privatizaciones que han degradado los servicios de
todos. Stefan Löfven,
soldador en su día, sindicalista y de izquierdas, ni siquiera es
“guapo” como lo son muchos de sus compatriotas –dios, tener que hablar
de esto-. Es auténtico. Esa es la apuesta sueca para el gobierno.
Francia acarrea su propio caos. Aunque nunca es lo mismo. En ninguna parte, lo es. Leo que la televisión (privada) TF1 se asombra de que la vuelta al cole “cuesta
seis veces más en España que en Francia donde la educación infantil y
los libros son gratuitos” y los jóvenes pueden estudiar una carrera por
300 euros y con ayudas al alojamiento. Claro que de eso no hablan en el Sálvame, ni en otros programas.
Cuando algunas personas muy realistas dicen que hay que
volver a la casilla 1 para empezar otro recorrido, que no vale ya ni la
casilla 5, limpiar y repoblar, pueden estar en lo cierto. Se intenta
desde Podemos, desde los Ganemos varios, contra muchas fuerzas en
contra, políticas y mediáticas. Ojalá acierten. Han nacido fruto de la
necesidad: Ya apenas quedan peces de verdad en el Lago Victoria.
*Publicado en eldiario.es
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