El hombre que conocía las cloacas del Estado como si fueran las galerías de su propia casa
Por MÁXIMO RELTI - CANARIAS SEMANAL .- Según opiniones bien intencionadas, Alfredo Rubalcaba no utilizará ninguna puerta giratoria
para pasar directamente a prestar sus servicios a la gran empresa
privada. Dicen, en cambio, fuentes bien acreditadas, que este mismo
curso se incorporará a su plaza de profesor de Química Orgánica en la Universidad Complutense de Madrid.
La verdad es que a estas alturas de la película la decisión de este
alquimista de la Corte no es precisamente un mérito. Después de que a lo
largo de las tres últimas décadas una legión de sociatas neoliberales concluyeran sus vidas profesionales "asesorando" y formando parte de Consejos de Administración de firmas multimillonarias, no debe resultar extraño que Rubalcaba, - "la conciencia maquiavélica de la monarquía española" - haya rehusado la posibilidad de provocar un escándalo justamente cuando se está consumando su biografía política y personal.
Pero la verdad es que ni este gesto tardíamente "humilde" lo va a librar del escarnio y el repudio estudiantil. Un grupo juvenil de comunistas universitarios - el Colectivo de Jóvenes Comunistas - ha anunciado intensas y ruidosas protestas para el día en el que Rubalcaba se decida a incorporarse a los recintos del Alma Mater.
Los jóvenes comunistas argumentan que el papel jugado por Rubalcaba durante los diferentes gabinetes socialdemócratas no fue baladí, ni tampoco de segunda línea. Según los CJC, el ex Ministro del Interior participó de manera muy relevante en los gobiernos de Felipe González que protagonizaron la guerra sucia contra ETA, la cal viva y el Cuartel de Inchaurrondo. Arguyen los jóvenes revolucionarios que Pérez Rubalcaba contribuyó
también, de manera decisiva, a la elaboración de los planes educativos
que han llevado a la educación española a ocupar un puesto de cola en
el mundo de acuerdo a los datos aportados por el Informe Pisa.
También le reprochan al hoy flamante profesor de Química Orgánica de la
Complutense el haber participado en los laboratorios secretos del
Estado, en comandita con sus colegas del PP, para cocinar la ratificación parlamentaria de la monarquía después de la abdicación del ex monarca heredero de la dictadura.
¿QUIÉN ES REALMENTE RUBALCABA?
Pero, independientemente de las opiniones que puedan tener estos jóvenes
comunistas, ¿quién es realmente este hábil, sinuoso, implacable y frío
personaje? Parece oportuno recordar a la multitud de desmemoriados
que todavía circulan por nuestro país que hasta hace bien poco el ex
ministro Rubalcaba ha sido la conciencia maquiavélica del Estado monárquico.
Por su larga trayectoria política y por los cargos que ha ocupado ha
tenido la posibilidad de conocer en profundidad los entresijos más
oscuros y laberínticos del aparato del Estado heredado del franquismo.
Este conocimiento permitió que, ocupara el puesto que ocupara en los
diferentes gabinetes socialdemócratas, Pérez Rubalcaba tuviera
siempre entre sus cometidos la importante función de tejer y destejer
los numerosos entuertos y obstáculos que entorpecían la consolidación
del Estado inaugurado con la Constitución del 78.
Para las diferentes dirigencias del PSOE estaba claro que tener cerca al fontanero Rubalcaba
era una garantía de que los problemas que se presentaran iban a tener
arreglo. A nadie parecía importarle los procedimientos que este mañoso
plumber utilizara para solventarlos, pero sabían que en manos de "Alfredo" el problema desaparecería discretamente y sin ruidos.
"Si
contabas con el favor o la simpatía de Alfredo, podías tener siempre la
seguridad de que él tenía en sus manos la capacidad y los recursos para
acabar con las complicaciones provocadas por tus propias torpezas”- han comentado en privado sus innumerables ex compañeros de Gabinete. Pero estas habilidades no eran producto del azar. Rubalcaba
es un hombre que ha dedicado una parte importante de su vida a navegar a
través de las pestilentes cloacas del Sistema. Inició esta tenebrosa
singladura a principios de los turbulentos años 90, cuando fue nombrado
Ministro de la Presidencia y de Relaciones en las Cortes por Felipe González.
Desde ese puesto de responsabilidad se encargó de desmentir una y otra
vez, a los cuatro vientos, las evidentes relaciones entre el Gabinete al
que pertenecía y el grupo de terrorismo de Estado inspirado por su
Presidente, el Sr X.
Los próximos tiempos pueden ser, ciertamente, muy peligrosos para este
taumaturgo de los bajos fondos del Estado. Ya se sabe que cuando todo se
derrumba quienes en el pasado fueron tus fieles y leales colaboradores
terminan convirtiéndose en engorrosos testigos de cargo. Por eso la
nueva singladura que emprende ahora Alfredo Pérez Rubalcaba
aparece repleta de incertidumbres. El Estado que él contribuyó
laboriosamente a construir se desvencija por momentos. La institución
monárquica, la judicatura, el bipartidismo, los sindicatos y los
partidos del Sistema hacen agua por los cuatro costados. El conjunto de
las instituciones que con habilidad maquiavélica él mismo se encargó de
idear se encuentran en una situación ruinosa. Pésimo momento para
retornar a los cuarteles de invierno. Ni sus mismísimos nietos
terminarán teniendo un buen recuerdo de su abuelo.
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