También admitiría una consulta-referéndum, a propuesta de Rajoy, sobre si quiero que España sea un estado independiente de Alemania. Deseo votar, también, para que se destinen millones de euros a acabar con el virus del Évola y que se dejen de enviar armas desde Occidente al insurgente estado islamista.
Me apetecería votar por tantas cosas: para que no se recortaran los gastos de sanidad, educación y dependencia en Cataluña y en España y para que no se siguieran aplicando políticas de austeridad que están llevando a la miseria a los ciudadanos, y a Europa a la recesión.
Me gustaría que se abriera una consulta-referéndum para decidir sobre la conveniencia de las obras faraónicas e inútiles en las que se empeñan algunos políticos: los aeropuertos sin aviones, los polideportivos infrautilizados y los puentes sin río bajo ellos.
Quisiera que me consultaran sobre si prefiero que la reforma fiscal beneficie a las grandes fortunas o a los ciudadanos de a pie y sobre si la cultura ha de ser gravada con impuestos y la Iglesia exenta de ellos.
Exijo una consulta-referéndum sobre si los defraudadores han de ser amnistiados fiscalmente, los políticos corruptos indultados y los que no pueden pagar sus hipotecas desahuciados.
Quisiera que me dejaran votar tantas cosas que debe resultar imposible... Seguramente lo más plausible y sencillo es que me dejen votar sobre la independencia catalana, porque al final no pondría en cuestión todo lo demás sobre lo que me gustaría decidir.
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