domingo, 20 de julio de 2014

Con motivo del aniversario del golpe fascista…


Nadie discutirá hoy la gran relevancia que tuvieron, para el movimiento antifascista, los miles de revolucionarios y revolucionarias que entregaron sus vidas en la lucha contra el fascismo. Sobre todo, si hablamos del período de guerra y post-guerra (hasta finales de los años setenta). Hasta aquí no sucede duda alguna sobre la historia y sus protagonistas, sobre la sangre derramada y el sello del puñal que logra derramarla.

Pero, y resulta paradójico con la información que podemos disponer hoy en día, sucede un fenómeno -con su explicación correspondiente- que ‘acompleja’ a la izquierda. Se trata pues, de señalar a los y las protagonistas del movimiento antifascista a partir de la década de los setenta hasta nuestros días. ¿El por qué de este tabú? Su respuesta no está en interminables y pomposos comunicados atiborrados de diversas explicaciones -y justificaciones en el peor de los casos-; la verdad resulta más sencilla que todo eso.
La respuesta recae sobre la izquierda y su permanencia en la legalidad -y por ende, la aceptación de las leyes decretadas por quienes nos arrebataron con plomo la época más libre que hayan conocido los pueblos y naciones del Estado español-, eso sí, a un elevado coste que sufragan los principios y la dignidad; o por el contrario, conservar los principios y la dignidad a cambio de su persecución política al elegir esta senda. ¿Donde está pues lo democrático? Pues en la ‘libre’ opción de optar por un camino u otro. Por supuesto, tampoco podemos olvidar, esa gran variedad de tonos “grises“, que entre el blanco sin principios y el negro de la lucha, vacilan mientras pueden sin mostrar sus verdaderas intenciones; sin demarcarse por unas consecuencias u otras, o lo que es lo mismo, sin definir como meta final la lucha por la reforma del régimen o la lucha por la ruptura total con el régimen, con su praxis completa (teoría y práctica de esa lucha escogida).
Hoy, con motivo del aniversario del golpe fascista, todos los colectivos y organizaciones hacen mención a la ‘resistencia antifascista’. Se percibe el sentimiento, se transmite el folclore e incluso se palpa con gran notoriedad, el anhelo de ruptura con el régimen monarco-fascista y la aplicación directa de la justicia popular. Sin embargo, y aunque dichas palabras enorgullezcan la lucha, no pueden ser vistas más allá de la retórica sentimental y lingüística si en su nombramiento y recuerdo acallan como cobardes el protagonismo esencial de un Partido revolucionario y de una guerrilla antifascista –e internacionalista- que entregó toda su capacidad política y militar, respectivamente, en una lucha sin tregua contra el fascismo, y que a día de hoy, continúa su lucha contra el mismo en la resistencia, tanto dentro como fuera de sus mazmorras.
Sirvan pues, mis breves palabras, como el homenaje al reconocimiento de la lucha antifascista, a la resistencia del movimiento obrero organizado, desde julio de 1936 hasta nuestros días.

Esteban S.

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