domingo, 20 de julio de 2014

Un Referéndum Para Respaldar la Monarquía

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El burro nunca tropieza dos veces con la misma piedra, pero a los seres humanos les ocurre lo contrario: no escarmientan, no aprenden de sus errores y están condenados a repetirlos.

En 1986 el PSOE convocó un referéndum que algunos creímos que era para salir de la OTAN, pero luego resultó que fue para mantenernos en ella, y me temo que el referéndum por la monarquía sea más de lo mismo.
Aquí y ahora un referéndum plantea varios asuntos que quizá sirvan (por enésima vez) para explicar la transición a todos aquellos que aún preguntan por ella y se esfuerzan por entenderla… a pesar de que la mayor parte se esfuerza por lo contrario, por ocultarla, a causa de algo que me parece evidente: el olvido es la única manera de hacernos tropezar siempre en las mismas piedras. Es la esencia misma de la desmemoria histórica.
La primera pregunta que se me ocurre es la siguiente: si no hubo ningún referéndum para imponernos la monarquía, ¿por qué hay que convocarlo para lograr la república? Si no hubo ningún referéndum para entrar en la OTAN, ¿por qué hay que convocarlo para salir de ella? Dicho de otra manera: si tanto la monarquía como la OTAN se nos impusieron a la fuerza, ¿no será que la república y la salida de la OTAN se deben lograr de la misma manera, o sea, por la fuerza?
Ya se que es una pregunta retórica y que la respuesta sólo puede ser afirmativa: la república y la salida de la OTAN no llegarán como consecuencia de las normas vigentes sino contra esas mismas normas, o sea, de una auténtica revolución que es lo que la situación demanda y de lo que casi nadie quiere hablar.
Pero los tropiezos no sólo están ahí, lo mismo que los silencios, y eso me sirve para adelantarme a otro entuerto que a algún lector se le está ocurriendo ahora mismo: resulta que mi propuesta puede parecer antidemocrática porque, en cualquier caso, la entrada en la OTAN está validada por un referéndum y lo que yo propongo es contradecir eso que llaman “la voluntad popular”.
Pero eso es consecuencia de otro silencio de la memoria histórica, del lavado de cerebro o, como dicen los informáticos, del reseteo del sistema que nos han impuesto a todos y que nadie quiere replantear, porque resulta que nos metieron en la OTAN con una serie de condiciones:
1. España jamás se podría incorporar a la estructura militar
2. Quedó prohibido instalar, almacenar o introducir armas nucleares
3. Se reducirían las bases militares norteamericanas en España
Leamos lo que al respecto dice la Wikipedia:
“Cabe destacar que, ya en 1997, durante el mandato de José María Aznar, España se incorporó a la estructura militar integrada de la OTAN (incumpliéndose el primer condicionante del acuerdo). El segundo precepto fue enmendado, introduciéndose una cláusula por la que Estados Unidos puede instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español, previa autorización del Gobierno de España. Además, desde 1986 no se ha procedido a la reducción progresiva de la presencia militar de Estados Unidos en España, sino que ha ido aumentándose paulatinamente, con lo que se puede considerar el tercer precepto también incumplido”.
Más claro: agua. Por lo tanto, quien incumple “la voluntad popular” una vez más es este Estado, su legalidad y todas y cada una de sus instituciones. Ahora bien, si un Estado incumple “la voluntad popular” y su propia legalidad, ¿por qué se empeñan algunos en sostenerlo, es decir, en participar en algo que se está burlando de “la voluntad popular”? ¿No será que para que realmente se cumpla la voluntad popular hay que destruir a este Estado, o sea, hacer una revolución? (Es otra pregunta retórica).
Si tenemos la experiencia de que este Estado (y la clase social a la que representa) no ha respetado un referéndum, ¿qué garantías tenemos de que ese mismo Estado vaya a respetar el resultado de un referéndum sobre la república? ¿No se habrá habituado ya a engañarnos, a reirse de nosotros?
Pero todo eso son bagatelas. Lo importante es que un referéndum, lo mismo que cualquier otro tipo de consulta, sólo se puede celebrar y sólo es válido en condiciones de libertad. De libertad de reunión, de asociación, de manifiestación y de expresión, ninguna de las cuales existe en este país.
Para los que opinan de otra manera, y para todos aquellos que hacen apología de un Estado que se burla de nosotros, recordaré el largo listado de personas condenadas por la Audiencia Nacional, un tribunal franquista, por el delito de injurias al rey. ¿Nos están proponiendo acaso participar en un referérendum sobre la monarquía sin que sea posible criticar a la monarquía? ¿Nos están proponiendo engolfarnos en un referéndum bajo el chantaje de la nueva “ley mordaza”? ¿Bajo la tutela del delegado del gobierno? ¿De los antidisturbios? ¿De la intoxicación televisiva?
Si no es así, ¿qué es lo que nos están proponiendo exactamente?

  Juan Manuel Olarieta

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